Reflexionemos sobre la violencia de nuestra sociedad

  • Roxana Luna Porquillo
Si queremos heredar un espacio libre de violencia tenemos que cimentar el camino un mejor destino

De manera semejante a lo que ocurre a nivel nacional, en nuestra entidad la escalada de violencia no deja de incrementarse. Agresiones físicas, enfrentamientos armados, aumento en la delincuencia, aumento de la inseguridad en carreteras y asesinatos, han sido las tónicas recurrentes que hacen de Puebla hoy un estado donde se han encendido las alarmas incluso para el sector empresarial, quienes han solicitado a las autoridades se trabaje de manera coordinada para enfrentar esta circunstancia que podrían afectar las inversiones en el estado.

En los últimos meses la violencia e inseguridad han ido ganando terreno, y mientras las bardas se pintan de propaganda política, las calles se han comenzado a llenar de sangre y miedo ante la falta de una estrategia que combata este malestar o busque mejorar las condiciones para fomentar una convivencia sana de las familias poblanas en el espacio público. Si bien, las condiciones no han desembocado en un fenómeno que obligue a las y los ciudadanos a recluirse en sus hogares, la presencia del temor y la desconfianza se han comenzado a sentir cuando se camina por las calles.

La normalización de la violencia por parte de la ciudadanía y la administración de la violencia por parte de las autoridades públicas son las dos caras de una moneda que hoy coexisten en nuestra Puebla. Por una parte, la violencia explícita a la que hemos estado expuestos en los medios de comunicación las últimas décadas ha comenzado a formar una sociedad menos sensible, por lo que, un homicidio suele ser tomado como algo cotidiano. O cualquier agresión se ha tornado un espectáculo susceptible de ser grabado con un celular. De ahí que la violencia se haya mimetizado con nuestra vida cotidiana.

Por otra parte, todo parece indicar que las autoridades también juegan su rol en la forma como se desarrolla la violencia, dejando espacios abiertos para el crimen y cerrando otros para expulsar toda forma de criminalidad. Y es que, en muchas ocasiones la violencia surge desde las mismas instituciones de gobierno al no garantizan los derechos humanos, no escuchar las demandas de la ciudadanía, no generar estrategias efectivas de combate contra la delincuencia o por la corrupción que ha permitido la negligencia de autoridades que crecen al amparo del poder político mientras una parte de la sociedad se continúa sumergiendo en la lucha del día a día para subsistir.  

La sociedad somos todos, por eso depende del gobierno, organismos de la sociedad civil, el sector empresarial y la ciudadanía comenzar a establecer un diálogo que permita construir una ruta para disminuir los índices de violencia e inseguridad antes de que una realidad divergente nos alcance. Debemos volver a fortalecer la unidad, la confianza y el tejido social para dar vuelta a esta etapa en la que vivimos dominada por un exagerado individualismo. Recordemos que quienes somos los protagonistas del tiempo que estamos viviendo trazaremos la sociedad en la que vivirán las próximas generaciones, por eso es pertinente preguntarnos: ¿qué lugar queremos heredar a nuestros, hijos, nietos? Uno con violencia o uno libre de violencia, si es lo segundo, tenemos que comenzar a cimentar el camino hacia un mejor destino.        

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Roxana Luna Porquillo

Abogada y política poblana, militante del PRD. Nacida el 24 de marzo, fue Diputada Federal por Puebla y candidata a la gubernatura de Puebla en 2016