La educación que imparte el Estado en el nivel básico y medio superior es muy importante para un país, región o ciudad. Es una de las formas más adecuadas para transformar a una sociedad en su propio beneficio, creando condiciones o modificando hábitos para mejorar comportamientos sociales y de convivencia sana.

En México se ha reducido a una mera transmisión de información olvidando su esencia: transformar personas para vivir en armonía en su comunidad, nada más necesario en los tiempos que estamos viviendo.

Esto se observa en las actitudes de muchas personas principalmente en los jóvenes que asumen condiciones riesgosas durante los desplazamientos que realizan por diferentes motivos: la escuela, el deporte, la convivencia y recreación etc. Estos desplazamientos los torna vulnerables a los hechos de tránsito; sin embargo, ninguna autoridad de los distintos niveles de gobierno ha puesto la mirada en considerarlos como una condición riesgosa.

Efectivamente, en cuanto ciudadanos nos movemos en un espacio que es social. Nuestro transitar ocurre en un tiempo y un espacio en el que también se mueven otros y nuestro andar influye en (y es influido por) el desplazamiento de los demás ciudadanos.

Este movimiento (de uno, de otros, de muchos) es constitutivo del espacio público; es parte de la vida de las sociedades y en este sentido puede analizarse, caracterizarse y comprenderse, indagando en los elementos antropológicos, geográficos, sociológicos, y/o tecnológicos de cada comunidad, en un momento histórico definido.

Podemos decir que la forma en que nos conducimos por el espacio público es una construcción cultural; que en tanto pauta de interacción social se transmite de generación en generación y, por ello mismo, puede modificarse. Y este punto es esencial para transformar al ciudadano, es una oportunidad para que nos comportemos y autorregulemos en todos los espacios para una convivencia sana y sobre todo segura.

Para ello es necesaria la intervención de las autoridades competentes en materia de movilidad urbana, pero, sobre todo, de educación, y esta ha sido mi propuesta desde hace mucho tiempo porque estoy convencido que nuestro comportamiento puede transformarse para mejorar y convertir a nuestro entorno urbano en un espacio seguro y de una mejor convivencia social.

Para ello, es necesario crear el marco normativo y pautas para el diseño e implementación de una política de Educación Vial, a partir de reafirmar la importancia de incluirla en todos los niveles de enseñanza y la necesidad de crear especializaciones a nivel terciario y universitario para capacitar en temáticas relacionadas al hecho y contribuir al cumplimiento de los objetivos.

Necesitamos mejorar y hacer eficiente nuestra movilidad en todos los ámbitos de la vida cotidiana para tener una alta calidad de vida que nos permita el disfrute seguro de nuestro entorno y beneficie el medio ambiente, así mismo, contribuya a incrementar la seguridad en las ciudades.

A todos los amables lectores les deseo que el año 2022 sea mejor y que cumplan las metas que cada uno se haya propuesto, sobre todo, que conserven la salud en estos tiempos de pandemia.

Abrazo a la distancia.

Los invito a ver los videos de 30 segundos acerca de los dispositivos para el control de tránsito en calles y carreteras, con motivo de un proyecto de Educación Vial propuesto por quien esto escribe e impulsado por el Dr. Román Sánchez Zamora del ICGDE de la BUAP; los encontrarán en esta dirección:

https://www.youtube.com/results?search_query=Romyn+ciudadano

En Twitter: #romynciudadano

Correo de contacto: eduardolibreros@hotmail.com