Este proceso electoral nos está demostrando que para muchos grupos de Morena en el estado de Puebla importa más defender los intereses personales que demostrar al electorado que su partido está unido (aunque sea mentira).

Y es que más allá de tratar de cumplir por lo menos alguna de las cosas que prometieron cuando arribaron al poder, parece que solo quieren imitar la conducta de AMLO, su líder por excelencia quien no fue un buen perdedor ni en 2006 contra Felipe Calderón ni en 2012 contra Peña Nieto.

Lo más irónico es que no se están peleando con otras fuerzas políticas, sino entre sus propios copartidarios, a quienes incluso han impugnado con tal de no cederles el lugar anhelado en las urnas este 6 de junio. Al puro estilo de Capitán América: Civil War donde los vengadores se pelearon entre ellos. Solo que en la cinta del 2016 sí se trataba de héroes y no de caprichos electorales.

Hay que reconocerlo, Morena tiene la culpa ya que el proceso de selección de candidatos tanto para elección popular como plurinominales fue muy opaco, lo que nos hace pensar que incluso si los malos perdedores hubieran sido elegidos, los hoy designados serían los inconformes.

Por mencionar algunos ejemplos, la diputada local Vianey García Romero impugnó la candidatura de Mauricio Toledo por la diputación federal del distrito 5 de San Martín Texmelucan. Asimismo, Tonantzin Fernández realizó la misma acción a Julio Lorenzini, candidato a alcalde de San Pedro Cholula. En ambos casos el procedimiento fue interpuesto en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Sin embargo, el caso más claro es el del diputado con licencia Gabriel Biestro, quien en cuanto se enteró que Claudia Rivera había sido elegida para buscar la reelección en el Ayuntamiento de Puebla por Morena, publicó en sus redes sociales su inconformidad y que impugnaría la decisión de su propio partido.

Casualmente horas antes de la designación varios morenistas simpatizantes de él y del gobernador Miguel Barbosa habían organizado una marcha contra la reelección de Rivera y contra otros personajes de la 4T como el líder estatal Édgar Garmendia y el senador Alejandro Armenta.

Por si fuera poco, desde el miércoles grupos afines a Gabriel se instalaron afuera del Instituto Electoral del Estado para cazar la llegada de Claudia Rivera e impedir que pueda registrarse ante el órgano electoral. Incluso fueron a una sede alternativa del partido y tuvieron un choque frontal con un grupo contrario a ellos. Enfrentamiento que fue minimizado por los mismos biestristas.

A eso se le debe sumar que desde hace tiempo hay una disputa por la dirigencia estatal entre Mario Bracamonte y el actual líder Édgar Garmendia. Conflicto que agranda la rivalidad entre el gobernador Miguel Barbosa y el senador Alejandro Armenta por ver quien tiene más influencia en el partido principal de la 4T en Puebla. Por cierto, rivalidad que va perdiendo y por goliza el gober, ya que sus gallos para las candidaturas nomás no la armaron.

Hasta el integrante del CEN del partido Carlos Figueroa Ibarra en una entrevista realizada por e-consulta reconoció que Armenta intenta controlar Morena Puebla con la bendición del también senador Ricardo Monreal con vistas al 2024 donde su intención es contender por la gubernatura poblana.

Con todo lo expuesto aquí yo les pregunto: ¿Votarían por un partido donde todos quieren imponer sus intereses en lugar de hacer un frente común buscando el bien de la ciudadanía? Porque del discurso del 2018 con el que ganó López Obrador donde decían que serían funcionarios más ciudadanos no queda nada.

Y ni qué decir del discurso con el que llegó a la gubernatura de Miguel Barbosa en 2019. En dicha campaña se cansó de decir que era la hora de la reconciliación y tenía razón: es hora de la reconciliación, pero entre los mismos integrantes de Morena que no pueden ni ponerse de acuerdo.

Todavía faltan dos meses para las elecciones intermedias y créanme, habrá mucho más material para alimentar y hacer más dramática la guerra civil que se vive en Morena del estado de Puebla.