Un solo mundo pero no un mundo solo: virtual-real

  • Manuel Antonio Silva de la Rosa
No hay dos mundos, es uno sólo, donde nos relacionamos con este mundo donde habitamos

Manuel Antonio Silva de la Rosa*

 

Tengo la sospecha de que existe un imaginario colectivo que ha potencializado la creencia de que la tecnología digital ha tenido la facultad de crear diferentes mundos: lo virtual y lo real. Este imaginario piensa que a cada uno se le puede comprender por separado. A mi juicio, no existen dos mundos. Es un sólo mundo, en donde habitamos y nos relacionamos. Lo que llamamos frecuentemente como mundo virtual, es una manera de relacionarnos con este mundo donde habitamos.

 

Ahora bien, la palabra virtual, si nos vamos a su raíz etimológica, en latín quiere decir virtus, este concepto pone el énfasis en la fuerza, ese impulso que tiene algo que llega a ser lo que es, este verbo significa hacer crecer. En suma, es la tierra fértil que tenemos para poder engendrar. Esta palabra, con el paso del tiempo se denominó virtud. Sin embargo, en nuestro tiempo, es usual que la palabra tecnología digital esté relacionado con lo virtual. Este último concepto, está actualmente asociado a todo lo que tiene existencia aparente, es decir, es lo opuesto a lo real o a lo físico.

 

Hemos pensado que podemos separar el mundo real con el mundo virtual. El pensar de esta manera supone un dualismo. Como si existieran dos mundos que pueden dinamizarse aisladamente. Es un error pensar en la escisión de dos mundos, cada uno por separado, cada uno puro y sin mezcla. Si dejamos atrás este dualismo, alcanzamos a ver que lo virtual pertenece ya a lo real. Y, que, en lo real, está lo virtual. Así, si pretendemos realizar una valoración crítica a la tecnología-científica digital, el problema no radicaría en que el mundo real quede suprimido por el mundo virtual.

 

En la inmanencia de la vida no hay dos mundos. Hay uno. Lo que, en muchas ocasiones, llamamos mundo virtual, ese mundo que está configurado a través de los medios tecnológicos digitales e informáticos, es también un mundo real. Dicho de otra manera, la tecnología digital es una expresión de nuestra visión del mundo y esta mirada, a la vez, me afecta y me modifica en cierta manera.

 

No existe una sola manera de percibir el mundo. Somos sujetos sensibles con capacidad de captar la realidad de múltiples formas. Nuestros sentidos son la tecnología más brillante que tenemos para poder comprender el mundo, la sede de esta comprensión no está en el cerebro, sino en la apertura que tenemos ante la vida para poder acoger de diferente manera el mundo sensible. Esta apertura hace que nos obliguemos a fijar nuestra mirada de cierta manera, atendemos la vida desde un punto de captación, desde una perspectiva.

 

En estos tiempos, donde la pandemia nos a horilla a captar la vida desde lo digital en la mayor parte del tiempo de nuestro día, conviene preguntarnos qué nos está pasando con esa manera de captar la realidad. Creo que debemos de tener cuidado de acoger esta captación desde la sensación temporal de control y seguridad, donde nos informan de situaciones complejas que existen en nuestro mundo, pero como dice Hartmut Rosas “los ejes de resonancia entre sí mismo y el mundo permanecen mudos”.

 

Cuando se somete nuestra vida desde la captación tecnológica digital como control y seguridad, más que acercarnos a construir una relación con el mundo y tomar posición ante él, nos va alejando la capacidad de irnos apropiando de ese mundo que habitamos. Nos dejamos llevar por el bombardeo de información, los clics que damos en los dispositivos nos van anestesiando del mundo. No sabemos hacia dónde vamos, ni para qué vamos, el chiste es subirnos a un barco, dejarnos llevar por las olas, dando respuestas y soluciones inmediatas todo el tiempo, engañándonos que tenemos el control remoto de nuestra vida. En este sentido, cabe preguntarnos ¿Con qué intención se fabrican estos dispositivos? ¿Cuáles son sus intereses? ¿Qué efectos de resonancia y vinculación voy forjando al momento de prender el dispositivo electrónico?

 

 

El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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Manuel Antonio Silva de la Rosa

Licenciado y Maestro en Filosofía y Ciencias Sociales; e Ingeniero en Electrónica. Se desempeña como Coordinador del Programa Universitario Ignaciano en la Ibero Puebla y es profesor de cursos vinculados con Filosofía. Entre sus líneas de investigación se encuentran la Filosofía contemporánea, y de la Educación.