Estigmatizar el movimiento feminista

  • Marisol Calva
Las mujeres nos hemos encontrado y tenemos razones para no soltarnos

Aunque los recortes presupuestales a programas en favor de las mujeres y el discurso presidencial estigmatice al movimiento como conservador e infiltrado, hoy estamos frente al florecimiento de la primavera feminista mexicana.  

La historia de México hoy se escribe con la participación activa y protagónica de las mujeres. Sí es cierto que hoy ocupan más espacios de toma de decisiones y poder. Hoy tenemos más magistradas, diputadas, senadoras y hasta presidentas municipales que nunca antes en la historia, y si bien su participación en la vida pública es un referente y muchas (no todas) tienen conciencia de género y se encuentra impulsando agendas a favor de todas las mujeres, hoy la lucha por los derechos de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, por los derechos sexuales y reproductivos, por el derecho a decidir sobre su propio cuerpo, se vive en las calles, en el activismo apartidista, en las colectivas, en las mujeres que buscan impulsar condiciones de libertad, igualdad y seguridad para todas en un país como México. 

Y este activismo feminista, se da en medio de un embate en dos vías. Primero uno presupuestal: de recortes a organismos y programas que buscan abatir la violencia contra las mujeres e impulsar la igualdad de género justo en medio de una grave crisis de violencia de género, porque  como bien dicen, el amor se ve en el presupuesto, y con este gobierno, para las mujeres ni amor, ni presupuesto.

Aquí unos ejemplos: Inmujeres recibirá un recorte de -3.4% contra lo recibido en 2019, el recurso para la operación de la alerta de género recibirá un recorte de 11 millones de pesos, los refugios para atender a mujeres víctimas de violencia tendrán un recorte de -12% y la CNDH recibirá un recorte de -13%. Dice el Gobierno Federal que como se necesita recurso para atender la crisis provocada por COVID, por eso se explican los recortes, pero la pregunta es: ¿por qué siempre los programas de atención a las mujeres son los que tienen que sufrir los recortes, aun cuando la estadística nos dice que es urgente atenderla ante su alarmante crecimiento? 

Y por otro lado, tenemos un segundo embate, ese es mucho más perverso, es uno que se gesta en la comunicación institucional, en el discurso presidencial y finalmente en acciones que buscan estigmatizar al movimiento feminista. Primero el presidente acusó al movimiento de conservador, en su mañanera del 7 de Septiembre, cuando lo cuestionaron por la toma de la CNDH por integrantes de colectivas feministas que protestaban ante la inacción de la comisión para atender casos de desaparecidas y violencia contra mujeres, él aseguró que se trataba de acciones de grupos conservadores. ¿Qué de conservador tiene el movimiento feminista en México si está pugnando por el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, solo por poner un ejemplo? El presidente desestimó una acción que evidencia la carencia de perspectiva de género en su gobierno y no solo la minimizó como en otras ocasiones, sino que fue frontal, “el movimiento feminista es conservador por haber tomado la CNDH”, lo que dice el presidente, permea en medios, en redes, y la narrativa que genera en torno al movimiento se replica todos los días.

Después, el 29 de septiembre usó de nuevo los reflectores de la mañanera para asegurar que hay infiltrados en el movimiento y que son abiertos opositores suyos que usan la causa para desestabilizar su gobierno, ¿Es enserio que no está viendo las cifras récords de mujeres asesinadas diariamente en el país que gobierna? ¿Realmente cree que necesita que “alguien” un “infiltrado” aliente a las mujeres a organizarse y protestar en medio de tanta violencia feminicida?  El presidente piensa que todos quieren desestabilizar su gobierno y como el Quijote, ve gigantes que quieren atacarlo cuando solo son molinos de viento. Así mismo ve al movimiento feminista, porque no lo entiende, porque no lo escucha, porque no se sensibiliza con sus causas, porque parece que la cultura patriarcal en la que creció no lo dejó construir su proyecto de recuperación de país con perspectiva de género, porque por más etiquetas  feministas que quiera ponerle a su proyecto, todas las acciones implementadas, van en el sentido opuesto.

La gota que derramó el vaso ocurrió este 28 de septiembre, en el marco del día por la acción global para que el aborto legal, seguro y gratuito sea un derecho para las mujeres, hubo movilizaciones en todo el país, y justo en la de la Ciudad de México, se congregaron miles de mujeres, en México la libre manifestación es un derecho plasmado en la constitución, y el pasado lunes vimos uno de los episodios más repudiables y vergonzosos en contra de este derecho, la Jefa de Gobierno, una autollamada feminista, mandó a los cuerpos policiales a bloquear y literal chocar contra las manifestantes, al más viejo y rancio estilo del cuerpo de granaderos, pero con una variante que si es perversa, poniendo a las mujeres policías en primera línea, ¿Por qué? Porque así se construye la estigmatización del movimiento feminista, etiquetándolas de  conservadoras, de infiltradas, de vándalas, de agresoras de las mujeres policías, porque la confrontación entre mujeres vende, recordemos el “no hay peor enemigo de una mujer que otra mujer” o “mujeres juntas ni difuntas”, lo que vimos el pasado lunes es la versión 4T de esas misóginas máximas que además ha llevado muchos años deconstruir. Y claro que es una acción perversa, porque detrás de cada cuerpo policiaco hay una línea de mando, y la alineación de las mujeres policías se planeó con esa finalidad, tener mujeres atacando mujeres.

¿Qué ocurrió en medios? ¿Qué ocurrió en redes sociales? Lo mismo que ocurre cada vez que el presidente y su gobierno tiran línea, se polarizó, se atacó, se linchó, se estigmatizó a las mujeres que se manifestaban por sus derechos como las malas del cuento. Diluyendo los pronunciamientos, las consignas y las demandas.

Lo que menos necesitamos en México es eso, porque las mujeres ya vivimos mucha violencia en las calles, en las casas, en el trabajo, en el transporte público, en las redes sociales, no necesitamos un gobierno que en lugar de sensibilizar y atender, confronte y aliente la violencia contra un movimiento feminista que crece y seguirá creciendo, porque al final es como la hidra, a cada acción que pretende cortarle la cabeza, se le responde con más acciones de reforzamiento en el centro y en la periferia, lo que antes solo se veía en la ciudad de México, hoy se ve de Mérida a Tijuana. 

Algunas editoriales llamaron a las fotos tomadas el 8 de marzo donde miles de mujeres tomamos las calles y las pintamos de morado como la primavera feminista, y así es, hoy vivimos justo eso, el florecimiento de una primavera permanente, porque las mujeres nos hemos encontrado, y cada vez tenemos más razones para no soltarnos.

Marisol Calva

@Marisol_Calva 

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Marisol Calva

Politóloga, Maestra en Gobierno y Administración Pública, Secretaria de la Comisión Nacional de Redes Sociales de Movimiento Ciudadano. Ex candidata a Diputada Local