Insolencia e indolencia de la SEP

  • Oscar Barrera Sánchez

La política educativa en México ante la pandemia de SARS-CoV-2 ha sido un fracaso de principio a fin. Lejos de generar un modelo que tomara en cuenta todas las características cognitivas y emocionales de los distintos grupos de edad de niñas y niños, las socieconómicas, las nuevas dinámicas de trabajo en casa para las madres (principalmente) y padres de familia, el desempleo, los requerimientos de computadoras para más de un hijo y acceso a internet en los distintos lugares donde habitan los estudiantes, así como la desvergüenza de conceder a las televisoras la transmisión de la educación y, después de la publicidad gratis, pagarles 450 millones por hacerlo, de agosto a diciembre de este año, dejan ver el desastre de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) ante la situación.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México, en 2019, había 44.3% de hogares con computadora, 56.4 % de casas donde contaban con conexión a Internet, así mismo 92.5% de los hogares cuentan con televisión. La población mayor de seis años que usan una computadora representa el 43%, y 70.1% usa Internet, pero sólo 44.6% del total de usuarios de computadoras las utilizan como herramientas de apoyo escolar. El gasto promedio de un equipo de cómputo utilizado con fines escolares en México es de 9 mil 087 pesos y el gasto por contratación de Internet va de los $200 a $650 pesos mensuales. Debemos recordar que el salario mínimo que percibe un trabajador al mes es de 3,746 pesos y, que en caso de algunas trabajadoras del hogar.

Esto demuestra que las familias de los estudiantes no cuentan en su totalidad con las características que solicita la SEP para ejercer el derecho a la educación y, por lo tanto, los alumnos no tienen las herramientas y tecnologías de información y comunicación necesarias para lo que pretende el gobierno de este país. De nueva cuenta, las autoridades educativas son unas inconscientes o de plano no conocen las condiciones educativas en el país. No todos los estudiantes cuentan con al menos una computadora en casa y menos internet para este nuevo “modelo de educación” a distancia. Además, ¿qué pasa en los hogares donde hay una computadora, pero hay más de dos hijos, además del trabajo en casa que realizan los padres? Pero, entonces, ¿las familias deben pagar por la educación de sus hijos? ¿qué esto no es parte de la privatización de la educación del país? y, entonces, ¿qué pasó con el adiós al neoliberalismo? 

Por otra parte, uno de los principales problemas, además de la falta de tecnología que favorezca a la totalidad de los estudiantes de todos los niveles, es quién estará pendiente y trabajando con los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria en el hogar. Por citar algunas cifras, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres México señalan que las mujeres mexicanas trabajan 74.4 horas a la semana; 50 de éstas las destinan en trabajos no remunerados como el cuidado del hogar y de personas, lo cual afectará aún más la brecha de inequidad de género con estas tareas educativas en casa. Asimismo, el 43% de las mujeres que laboran fuera del hogar, tendrán que asumir, además de una doble jornada de trabajo, la educación formal de sus hijos. De nueva cuenta, las mujeres, principalmente, serán sacrificadas con políticas que no favorecen la igualdad y la equidad de género, además de violentar sus derechos.

Pero todavía más obsceno, es el pago de 450 millones del gobierno a Televisa y TV Azteca por la transmisión de contenidos educativos, cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene la facultad de utilizar estos medios de comunicación como un interés público y quitar la concesión de algunos canales a estas televisoras, las cuales no solo recibirán este pago, sino la publicidad implícita hacia sus canales y el consumo de sus contenidos posteriores a la transmisión de los contenidos educativos. La “caja idiota” repunta, ahora en un ejercicio gubernamental que los beneficia. Esteban Moctezuma Barragán dará buenos dividendos a su antiguo patrón, Ricardo Salinas Pliego. Pero, de nueva cuenta, ¿estos pagos no corresponden con un ejercicio de privatización de la educación en México?, ¿por qué no quitarles la concesión de canales a estas televisoras? No se puede servir a dos amos, el pueblo y la Mafia del Poder, y la 4T, lo está haciendo.

Además de la insolencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en pagos a las televisoras, también hay una muestra de indolencia e inconsciencia de las condiciones de la educación, el acceso y uso de las tecnologías de información y comunicación, así como del trabajo de las madres de familia y el gasto de las familias para que sus hijos se eduquen. Esto sólo mostrará el fracaso de tener a un neoliberal en la Secretaría de Educación Pública y la incapacidad de la misma para hacer frente al ejercicio del derecho humano a la educación ante una contingencia como la que vive el país en México.     

 Picaporte

La explotación laboral cada vez se recrudece más en el país. Los precios aumentan, pero los salarios no. Ejemplo de esta situación es el ínfimo salario de algunas trabajadoras del hogar quienes deberían recibir un salario de $90 pesos por hora, es decir, $360 pesos por cuatro horas, precio estimado para asear (sin preparar comida, ni lavar y planchar prendas) un departamento de 90 m2, mientras que, por una jornada de ocho horas, se debería recibir un salario de $668 pesos, además de todos los derechos de seguridad social y prestaciones.

No obstante, en el país, se les paga a estas trabajadoras un salario de $200 a $250 pesos por toda una jornada laboral y, en estos tiempos de Covid-19, se les baja el salario, se les “descansan” días o se les amenaza con quitarles el trabajo. ¿Por qué una distribución tan injusta de los salarios es permitida por el Estado?, ¿qué pasa por la cabeza de mujeres y hombres que no valoran realmente el trabajo? Hace falta más conciencia humana, de género, para darse cuenta de la explotación que se lleva a cabo diariamente contra estas mujeres. 

Mirilla

Pues seguimos pagándole el hospital a Lozoya, a ver hasta cuándo el enfermito se va a la cárcel… ¿se irá?

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Oscar Barrera Sánchez

Doctor en Ciencias Sociales y Políticas por la UIA. Comunicador y filósofo por la UNAM y teólogo por la UCLG.