La bomba de tiempo

  • Oscar Gómez Cruz

En México, de acuerdo a datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL 2018) y Oxfam de 2015 (Organización de la sociedad civil que busca acabar con la pobreza. El estudio estuvo a cargo del Dr. Gerardo Esquivel Hernández, actual subgobernador del Banxico), encontramos una realidad alarmante:

  1. 9 millones 310 mil 200 personas viven en pobreza extrema, lo que representa el 7.4 por ciento de la población nacional.

  2. 52 millones 425 mil 900 personas lo hacen en situación de pobreza, lo que equivale al 41.9 por ciento de la población nacional. 

  3. Tan sólo un millón de mexicanos concentran el 43 por ciento de la riqueza del país.

  4. La riqueza de los cuatro hombres más ricos del país (Germán Larrea, Alberto Baillères, Ricardo Salinas y Carlos Slim) representa el 9 por ciento del PIB del país. 

Y a nivel mundial los datos no son muy diferentes, con base en información del Banco Mundial y Oxfam:

  • De los 7 mil 300 millones de personas que habitamos el planeta, el 10 por ciento vive en pobreza extrema.

  • 734 millones de personas viven con menos de 1.90 dólares al día. 

  • Y tan sólo el 1 % de la población concentra el 82 % de la riqueza mundial.

He escrito sobre este tema con anterioridad, pero hoy más que nunca resulta importante comprender que la bomba está ahí, que tiene prendido el temporizador y que no sabemos a ciencia cierta cuándo y cómo va a explotar.

 Lo cierto es que en algún momento va a suceder.

La pandemia que tiene al mundo paralizado viene a recrudecer el panorama, ya que el cierre temporal de la economía en todo el mundo, está teniendo impactos en el empleo, consumo y en la posibilidad de recuperación económica en lo que resta del año 2020.

Las personas no consumen de la misma manera en sus casas, a pesar del incremento en el comercio electrónico, que si están en libertad de salir, viajar, acudir a un mercado o plaza.

El Fondo Monetario Internacional, con cifras a junio del presente año, indica que la economía mundial prevé un retroceso de menos (-) 4.9 por ciento, para potencias como Estados Unidos será de menos (-) 8 por ciento; China 1 por ciento; Reino Unido menos (-) 10.2 por ciento; Alemania menos (-) 7.8 por ciento; Francia menos (-) 12.5 por ciento y México de menos (-) 10.5 por ciento.  

Esto se traduce en menos empleos, menos ingreso y sí, más pobres.

Alemania anunció un paquete de rescate de 750 mil millones de euros, desde el principio de la pandemia, por ahí de marzo.

Francia de igual manera en ese mismo mes, anunció un rescate superior a los 345 mil millones de euros.

Estados Unidos por su parte, ha anunciado entre marzo y abril un rescate de 2.5 billones de dólares (2 billones de dólares en marzo y otro medio billón de dólares en abril).   

Reino Unido, en junio pasado, un total de 5 mil millones de libras esterlinas. 

China ha destinado más de 322 mil millones de euros para tales fines.

Eso sin contar estímulos fiscales a micro, pequeñas y hasta a las grandes empresas de sus economías, en el entendido de que cuando una empresa cierra, la pérdida la asumen los accionistas por supuesto, pero también aquellos que pierden su empleo y con ello su ingreso, en una economía que no tendrá espacio para ellos con facilidad en el corto plazo.

Hoy todos nos vemos afectados por el Coronavirus. Todos tenemos que permanecer en casa, extremar precauciones y asumir cambios radicales en nuestra vida, que tendrán repercusiones más allá de lo económico. Pero lo cierto es que los seres humanos debemos plantearnos la necesidad de nuevos mecanismos de distribución de la riqueza, que no caigan en el socialismo absurdo o en el comunismo utópico.

Pero tampoco podemos seguir aseverando que el mercado manda y se corrige solo, porque finalmente somos seres humanos detrás de cada decisión en ese "mercado abierto", y si algo nos caracteriza como humanidad, es la ambición, el deseo de poder y la corrupción.

Sí, no solo en México nos aqueja la corrupción rampante. El mundo corporativo mundial padece de ese mismo cáncer y las multinacionales se convierten en metagobiernos que parecen no comprender que solo tenemos un planeta, que somos una misma raza y que los beneficios financieros, de acaparamiento del mercado y de crecimiento, no podrán ser sostenibles, si los seres humanos nos morimos poco a poco, pero de manera sostenida, por una enfermedad incontrolable o si nos matamos entre personas por un pedazo de pan.

Urge un nuevo modelo económico post pandemia, que reconozca la fuerza y autoridad del Estado, la dirección de gobiernos "menos corruptos" (ya ni decir que desaparezca la corrupción porque se escucha utópico), y la corresponsabilidad real de las grandes empresas que manejan este planeta. 

Porque la bomba está activa y el temporizador, avanzando.

Oscar Gómez Cruz

https://www.facebook.com/GomezCruzOscar/

https://es-la.facebook.com/2Tres15/

https://www.instagram.com/2tres15/

https://twitter.com/DosTresQuince

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Oscar Gómez Cruz

Maestro en Asuntos Internacionales de Negocios Universidad de Columbia. Maestro en Administración Pública INAP. Egresado de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard. Es presidente de 2TRES15