Gullit Peña: La historia jamás contada

  • Alberto Pacheco Márquez
Un momento en que se tensaban las negociaciones.

Eran los inicios de 2019, por todos los medios buscábamos consolidar el Proyecto MexPol Sports, tras haber sido parte de algunos fichajes previos, destacando el de Enrique el Paleta Esqueda y que a la postre se convirtió en el primer mexicano en la liga premier polaca y el primero en anotar un gol, lo cual quedará para la posteridad, independientemente de todos los errores que la inexperiencia en la negociación de jugadores nos había generado.

En ese momento, teníamos a 3 jugadores “amateur”, 2 poblanos y un de Morelos, los tres brillantes, habilidosos y con muchas ilusiones, realizando pruebas para poder firmar un contrato profesional.

Aunado a lo anterior, esperábamos firmar unos contratos de patrocinio, que facilitaran la contratación de los talentosos jóvenes y que desafortunadamente, para el equipo, resultaba lo más importante, más allá de que nuestros connacionales, eran de lejos, mejores que muchos jugadores del primer equipo, aunque en otra entrega ahondaré sobre esa historia.

Repentinamente, apareció sobre la mesa la posibilidad de poder promover al Gullit Peña, con quien, hasta ese momento, solo alguna vez, habíamos compartido mensajes para saber qué condiciones aceptaría, por si en el futuro se presentara alguna oportunidad.

Y así comenzamos a platicar con diversos equipos de la liga premier polaca, los cuales en su mayoría rechazaban el ofrecimiento, debido a los antecedentes que la prensa mexicana había hecho públicos sobre Carlos Gullit Peña, su supuesta adicción al alcohol y sus indisciplinas.

Sin embargo, había un equipo que junto con el Legia Varsovia, es el más ganador de la historia de la liga polaca y es el Wisla Kraków que, en ese momento, se encontraba en su peor crisis administrativa y económica.

Sin dinero para hacer fichajes, ni pagar sueldos competitivos, buscaba afanosamente oportunidades de mercado, siendo en primera instancia, el regreso del hijo prodigo Jakub Błaszczykowski, lo que daba esperanza tanto a la afición como a quienes habían tomado las riendas del club en tan penosa situación.

Por lo que, aprovechando una serie de conexiones, logramos iniciar pláticas serias para lograr el fichaje de Gullit Peña con el Wisla y conformar el dúo más talentoso y mediático del fútbol polaco en ese momento.

Las pláticas avanzaban entre propuestas de uno y otro lado, el equipo ofrecía pagar el sueldo del jugador mediante el uso de la marca para ser comercializado de forma externa o bien, ofreciendo los derechos del nombre del Estadio, para también ser negociados por nuestra parte y cubrir el sueldo del jugador.

La prensa polaca estaba eufórica, teniendo a un jugador tan popular a un paso de firmar en su liga, todos los días corrían ríos de tinta especulando sobre las condiciones del contrato, presionando para que el equipo concretara la contratación, eran las notas más leídas y mi teléfono no dejaba de sonar, pidiéndome información privilegiada.

En un momento en que se tensaban las negociaciones, debido a como siempre, la injerencia de terceros (agentes) con quienes los directivos tienen sus negocios, se decide gracias al impulso de la prensa y aficionados del club, que Carlos Peña viajara a Polonia para finalizar las negociaciones.

Parecía que llegaríamos a buen puerto, un jugador mexicano, en el equipo más histórico de Polonia, haciendo dupla con la leyenda e hijo pródigo del club.

Pero el sueño duró muy poco y de un momento a otro, los directivos cerraron la puerta del club y parecía que todo había llegado a su fin, sin embargo, apareció el equipo del ascenso, que a la postre y bajo condiciones muy injustas para el jugador, finalmente lo firmó.

Convirtiéndose así, en el jugador con más alto valor de mercado de todo el ascenso polaco y por supuesto, en la máxima estrella jamás fichado por el equipo GKS Tychy (Se pronuncia Tege) y quien puso todos los ojos de la prensa deportiva en el ascenso, a espera que Gullit los deleitara con su enorme talento.

Al final ni siquiera debutó y no porque él así lo quisiera, sino porque nuevamente, fuimos sorprendidos con un contrato leonino y del cual siempre hemos asumido plena responsabilidad, porque, en definitiva, es algo que no debió haber sucedido y que en ningún momento fue culpa de Gullit.

Fueron casi 3 meses entre el proceso de buscar su fichaje con el Wisla y el desenlace con Tychy, 3 meses en el que no solo tuve la oportunidad de conocer al mito, al jugador, pero, sobre todo al ser humano, un hombre que me sorprendió como jamás lo hubiera imaginado.

De entrada, conocí a un hombre que pese a haber estado en lo más alto de un mundo ajeno a los mortales como yo y la mayoría, con salarios exorbitantes, lujos inconmensurables, trato de rey, entre muchos otros privilegios, es la representación perfecta de la humildad, de la inocencia reservada casi en exclusiva para los niños, porque es esa inocencia adornada con bondad.

Conocí a un hombre sensible y honesto, que lamentablemente, en ese trayecto superfluo al que las grandes estrellas como él se tienen que enfrentar, cayó en las garras de los oportunistas, de los periodistas sin ética, que sin importarles el daño emocional, psicológico y moral que pueden causar, construyeron una imagen completamente equivocada de lo que realmente es Carlos Alberto Gullit Peña.

Fue cosificado, lo convirtieron en un mero producto para vender, ya no su talento, sino por escándalos exacerbados y distorsionados que, en cualquier otro jugador hubieran pasado completamente desapercibidos.

Y son esos momentos de crisis, los que precisamente nos orillan a tomar decisiones que, con el juicio nublado, solo generan mayores problemas y me refiero al manejo de medios que le dieron a su supuesto problema de alcoholismo, internándolo en la clínica de Julio César Chávez.

Lo anterior no solo no dio una imagen de que estuviese arrepentido y quisiera reivindicarse, sino que le dio a la prensa sensacionalista, un motivo para seguir haciendo leña de un árbol caído, porque confirmaba, un problema que jamás existió.

Carlos Gullit Peña, jamás fue alcohólico, ni de cerca, porque un alcohólico requiere de mucho tiempo para salir a flote, un alcohólico no puede construir absolutamente nada y mucho menos un físico saludable y Gullit Peña, desde el primer día que fuimos a recogerlo al aeropuerto, lucía un físico descomunal, que solo un deportista de alto rendimiento y muy disciplinado puede tener.

Pasó duros exámenes médicos sin siquiera despeinarse, en un clima poco amigable, pues cuando él comenzó a entrenar, las temperaturas en el campo de juego eran de al menos -5 grados bajo cero.

Durante todo ese tiempo, Gullit no bebió una sola bebida alcohólica, incluso cuando muchas veces, quien esto escribe y mis colaboradores, bebíamos sin reparo alguno frente a él, algo que, para un alcohólico, sería impensable.

Gullit Peña viajaba sin objeciones en el transporte público, durmió sin queja alguna en hostales, comió en los lugares más modestos y siempre agradeciendo con una sonrisa honesta.

Porque eso es Gullit, un ser humano que jamás se ha olvidado de sus orígenes, que sabe adónde nació y bajo que circunstancias y que ni lo lujos ni él éxito han determinado jamás una conducta diferente.

Gullit no necesita recuperarse de ninguna adicción, solo necesita ser tratado nuevamente como un ser humano, necesita ser valorado y querido, necesitamos creer en él, para que el vuelva a ser el mismo que nos deslumbraba con su gran talento, aquel Gullit que nos regaló gran parte del boleto para el mundial de 2014.

Porque a tus 29 años querido Gullit, aún hay tiempo para eso que nos compartiste una noche bohemia entre amigos, bebiendo tu café estilo polaco que tanto disfrutabas “iré a Qatar 2020”.

Sé que así será, mucho éxito en esta nueva aventura en tu tierra, es lo que necesitabas, el amor de tu gente, volver a disfrutar como cuando niño, el patear la bola, no por un salario ni por la fama, que sin duda volverán, sino por demostrarte a ti mismo, que sigues ahí, ese Gigante que jamás se ha ido.

En México lamentablemente, damos por perdidas a tantas personas, lo hacemos de manera miserable, sin escrúpulos y lo único que hacemos es perdernos de los dones y talentos que harían mejor, mucho mejor nuestra existencia.

Porque en todo ser humano hay grandeza y en ti mi tocayo, la hay de sobra.

Nos vemos cuando nos leamos…

Alberto Pacheco

@AlbertoPacheco_

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Alberto Pacheco Márquez

Especialista en Desarrollo Regional y Gestión de Inversión Extranjera y Conferencista. Se desempeñó en el sector público y privado en México como en el extranjero. Dedicado a la vinculación entre México y Polonia