Hablemos de feminicidios

  • Norma Angélica Cuéllar
En cuatro años se duplicaron los feminicidios en México.

¿Se ha preguntado usted quiénes son los asesinos de mujeres en México? Yo se lo voy a platicar. Los asesinos de mujeres casi siempre son los novios, los esposos o amigos de las asesinadas. Esto se debe a múltiples causas y peor aún, se trata de un fenómeno que está creciendo y que tiene ya tintes alarmantes.

Una de las razones de este aumento, es sin duda el clima de impunidad que prevalece en el país. Un estudio de la Universidad de las Américas de Puebla (UDLAP), reveló que el 99 por ciento de los delitos en México quedan en completa impunidad. Es decir que sólo se persigue y se castiga el 1 por ciento de los ilícitos. Ahí, como dirían mis colegas feministas, sí hay una responsabilidad del Estado.

La ausencia de castigo se convierte en un incentivo para los asesinos, quienes piensan que si dejan los cuerpos tirados en baldíos, se acusará al crimen organizado y no tendrán que pagar ante la justicia.

Pero el factor más terrible de todas estas historias, es el educativo. Tenemos que dejarnos de argumentos y afrontar que estamos formando de manera inadecuada a estas nuevas generaciones. No estoy diciendo que usted tiene en casa asesinos potenciales, desde luego que no, pero quiero llamar la atención sobre aspectos de la formación de nuestros hijos que estamos haciendo completamente mal.

 O cómo se explica que el hecho de que los asesinos sean chicos de preparatoria o universitarios. Con edades que van de los 15 a los 25 años. Esta misma semana, fue encontrado el cuerpo de una chiquilla de 15 años estudiante de la preparatoria de la Universidad de Chapingo, el responsable es el novio de su misma edad, compañero de la misma escuela. Según lo evidencian los videos y sus propias declaraciones.

No se saben los motivos aún, pero resulta que el noviecito la acuchilló y luego arrastró el cuerpo por el campo hasta dejarlo abandonado en una laguna donde se cultivan peces. Ni siquiera se tomó la molestia de esconderlo ni de huir, pensando, en lo que le dije,  que gozaría de impunidad.

Mire, en los últimos años. Desde que comenzó esta onda de tener tablets y celulares para todos los niños, los padres hemos relajado la educación de los hijos. Nos hemos vuelto tolerantes y laxos en muchos aspectos de su vida.

Los especialistas en este tema, le llaman Síndrome de niño emperador. Niños que se proclaman dueños del hogar.  Los roles de padres e hijos se invierten y se cede el mando a los niños. Se trata de un problema de gravedad, que conlleva conductas de maltrato psicológico y físico de los menores hacia su familia, con frecuentes gritos, insultos y hasta agresión física.

Los niños con Síndrome del emperador son intolerantes a un no, que emiten en escasas ocasiones sus padres, tampoco son empáticos, de manera que no saben ponerse en los zapatos de otra persona ni gestionar emociones. La actitud de los padres, frente a esto, es ser consentidores y tolerantes para evitar situaciones de tensión al interior de los hogares.

Y fíjese, este mal endémico no es exclusivo de capas altas. Es generalizado, lo mismo se presenta entre familias acomodadas que entre personas de recursos escasos y lo mismo en colegios públicos que privados y en niveles básicos que universitarios. Acepémoslo, no podemos con nuestros niños ni con nuestros jóvenes.

La conducta tiránica aparece desde la etapa preescolar, cuando los niños comienzan a ser intolerantes a la frustración y los padres colocan sus necesidades por encima de todos los demás. Los vemos haciendo berrinches en restaurantes o en el súper. Porque no tienen interiorizadas normas, límites y les damos todo lo que desean.

Hay factores que están incidiendo en esto, como el hecho de que ya hay menos niños en la casa o que sólo hay un hijo varón y que hay mucha más facilidad en términos económicos de compensar sus caprichos con aspectos materiales como tabletas, relojes o teléfonos celulares.

Y aquí van a brincar, pero se los tengo que decir, el Síndrome del emperador es más frecuente en los hijos varones que en las hijas porque hay regla general de inculcar a las niñas valores más relacionados con la empatía. Se les exige más arreglar su cuarto, ser aseadas o ayudar con las tareas domésticas.

Y la ausencia de límites en la edad adulta, se convierte en conductas agresivas y violentas contra los padres, los profesores, las novias o las esposas.

Los antídotos son decirle con frecuencia no. Así como alentar normas y límites desde temprana edad, asignar tareas sencillas y acordes a su edad, como poner la mesa y recogerla a la hora de comer todos días.  Y hay límites que deben ser innegociables, como nunca insultar. Tolerancia cero con la violencia, tanto psicológica como física.

Se calcula que entre 9 y 10 mujeres mueren asesinadas al día en México

Se calcula, que la cifra de mujeres asesinadas en México podría alcanzar las 3 mil 500 al año. Aunque no todos los asesinatos están tipificados como feminicidios por inconsistencias de las legislaciones. Dentro de estas estadísticas, los especialistas en el tema han comenzado a llamar la atención sobre el asesinato adolescente, que ilustra la indefensión de las mujeres aún más.

Y es que ¿no le resulta extraño que muchas de las mujeres asesinadas estaban embarazadas? En Puebla, la frecuencia de asesinatos contra embarazadas es terrorífico.

Aunque las estadísticas difieren, de una institución a otra, sí se puede demostrar que Puebla se encuentra entre las cinco entidades del país con la mayor tasa de feminicidios, sólo detrás de Veracruz, Estado de México, Nuevo León y la Ciudad de México.

El año 2019 Puebla ha tenido una tasa de seis feminicidios al mes. La propia Secretaría de Gobernación declaró la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) en 50 municipios del estado de Puebla incluida la capital. De enero a octubre de este año, en el estado de Puebla tuvo 68 feminicidios, es decir, seis asesinatos de mujeres por mes, de acuerdo al conteo del Observatorio Ciudadano de Derechos Sexuales y Reproductivos AC (Odesyr).

Más que hablar de cifras, tenemos que analizar el papel de las familias en todo esto y reconocer que algo estamos haciendo mal.

Si tiene algo qué contarme, póngase en contacto conmigo. Me interesa todo lo que me quiera contar. norcudi@gmail.com

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Norma Angélica Cuéllar

Periodista egresada de la UNAM, especializada en política, derechos humanos, religión y migración, con artículos publicados en revistas y diversos medios nacionales. Doctora en Sociología por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP.

 
 

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