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“11 de octubre: Día Internacional de la Niña”

  • Laura Carreto Tirado
En la India, las madres abortan cuando saben que están esperando a una niña

El pasado 11 de octubre se celebró como cada año el día internacional de la niña, este día fue pensado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde el 2009 y a partir de 2012 se conmemora a nivel mundial con el objetivo de visibilizar los derechos de las niñas, sobre todo en los países menos desarrollados. Reflexionemos en el objetivo de este día, ya que esta población se encuentra vulnerable pues en muchas ocasiones no están en la misma situación que los niños.

Por ejemplo: en la India, las madres abortan cuando saben que están esperando a una niña, se le conoce como aborto selectivo, por cada mil varones de hasta 6 años hay solo 914 niñas. Esta tendencia no es nueva: inició en los años ochenta con la popularización de las ecografías. Esto a pesar de que el gobierno implementó la medida de prohibirle a los doctores anunciar el sexo del bebé. Las familias prefieren a los niños, pues las mujeres en general son vistas como una carga, pues se tienen que educar y alimentar, para después irse con el marido, cuidar su honor y encima pagar una dote. Un hijo es preferible en este país para “mantener el linaje” (El País, 2011) Esto es una de las formas más terribles de discriminación contra la mujer.

Otra forma de discriminación y violencia hacia las niñas y mujeres es la mutilación genital, pues se puede realizar a temprana edad hasta siendo jóvenes. Actualmente hay de 200 millones mujeres que han sido sometidas a esta práctica en 29 países de África; India, Indonesia, Malasia Pakistán, Sri Lanka, Emiratos Árabes Unidos, Yemen Palestina, Israel e Irak, además de Perú, Colombia y Ecuador. Existen cuatro tipos de mutilación genital, pero son dos las más comunes: “clitoridectomía”: resección parcial o total del clítoris y “escisión”: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores. Esto conlleva a un riesgo de salud, pues en muchas ocasiones esto se hace sin medidas higiénicas y resulta muy peligroso; las complicaciones inmediatas son: dolor agudo, conmoción, hemorragia, tétanos o infección, retención de orina, ulceración de la zona genital y lesión del tejido adyacente, infección de la herida, infección de orina, fiebre y septicemia. Las consecuencias a largo plazo incluyen anemia, formación de quistes y abscesos, formación de tejido queloide, daño a la uretra que produce incontinencia urinaria, dispareunia (coito doloroso), disfunción sexual, hipersensibilidad de la zona genital, mayor riesgo de transmisión del VIH, complicaciones durante el parto y efectos psicológicos (UNFPA, 2019).

Otro tema que preocupa es el del matrimonio infantil, el cual es definido por la UNICEF como aquel que se realiza antes de los 18 años, e inquieta porque las niñas que se casan tienen menos posibilidades de seguir estudiando y de ser víctimas de violencia en el hogar. Actualmente 650 millones de niñas y mujeres se han casado antes de la edad mencionada. Las niñas adolescentes tienen más probabilidades de morir a causa de complicaciones por el embarazo, y que el bebé muera en el primer mes de vida. Las cifras nos muestran que 12 millones de niñas se casan anualmente, principalmente los matrimonios infantiles suceden en el África Subsahariana: Nigeria, República Centroafricana y Chad. En México a partir de 4 de junio de este año entró en vigor una ley que prohíbe el matrimonio infantil, es decir, menores de 18 años en los 31 Códigos Civiles estatales, a excepción de Baja California que conserva excepciones y dispensas en sus leyes estatales (Milenio, 2019).

Las tasas de fertilidad en adolescentes son muy altas en países que tienen pobreza y desigualdad, esto no sólo obstaculiza su desarrollo psicosocial sino también se asocia con resultados deficientes en la salud y mayor riesgo de muerte materna. Las niñas y adolescentes dejan de estudiar y tienen que trabajar para subsistir, es así que se limita su calidad de vida y las posibilidades de salir adelante. En América Latina y el Caribe es la región con la segunda tasa más alta en el mundo de embarazos adolescentes. La mortalidad materna es una de las principales causas de muerte en las adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años en la región de las Américas (UNFPA, 2019). Anualmente miles de niñas y adolescentes se practican abortos, lo cual también implica un riesgo, sobre todo en donde el aborto implica penas carcelarias tan sólo porque no existe una regulación sanitaria.

En países subdesarrollados, las tasas de analfabetismo son muy altas, pero afectan en mayor medida a las niñas, pues aún se piensa que el deber de las niñas es ser solamente esposas sin recibir la educación necesaria. Los países que están rezagados en esta área, por sus mismas condiciones económicas y sociales, son: Nigeria, Chad, Sudán del Sur y la República Centroafricana.

Otro tema que no debe pasar desapercibido es la violencia sexual, unas 15 millones de jóvenes entre 15 y 19 años han sido obligadas a mantener relaciones sexuales. El abuso infantil es un problema bastante serio y es considerado como una grave forma de violencia, va desde tocamientos, fotografías, poses y penetración. Lo más peligroso de esto, es que en la mayoría de los casos los agresores son del mismo círculo cercano a los infantes, como el padre, padrastro, tíos, hermanos, profesores, etc. Se aprovechan de la inocencia de los menores, es por eso la importancia de la educación sexual desde muy temprana edad, hacerles conscientes que nadie puede tocar sus órganos sexuales sin su consentimiento. La tasa de violación de niñas y niños en México es de 1,764 por cada 100 mil, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Además, cinco mil de cada 100 mil sufren tocamientos. De mil casos de abuso, solo se denuncian ante la justicia unos 100; de esos, solo 10 van a juicio; y de ahí, solo uno llega a condena. Es decir, la impunidad es de 99% y la cifra negra, aún mayor (Animal Político, 2019).

Otro tema indignante son las desapariciones, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto desaparecieron al menos 4,980 menores y adolescentes, de las cuales 3,067 fueron niñas (61.6 %), alertó a Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM). El Estado de México y Puebla son las entidades señaladas con el mayor número de casos; ambas acumulan 40.5 % de las desapariciones del país durante el último sexenio.

En México existen 3.6 millones de niños trabajadores entre 5 y 17 años; de ellos: 1.1 aún no ha cumplido la edad legal para trabajar que es a los 14 años. “La Convención sobre los Derechos del niño” condena el empleo infantil y establece que todo niño debe estar protegido contra la explotación económica y que desempeñen trabajos que puedan ser peligrosos o entorpecer su educación (Unicef México).

Es muy importante reafirmar que los derechos de las niñas y niños son entre otros: a la familia, al descanso y esparcimiento, a la seguridad jurídica y debido proceso, a la libertad de expresión, identidad, salud, agua, educación, alimentación y a la vida.

La conmemoración del 11 de octubre es para recordar que una niña no debe casarse, ni trabajar, mucho menos ser madre; que ser niña sólo implica jugar, educarse y estar rodeada del amor de su familia. Que la violencia sexual y en todas sus vertientes no debe ser solapada bajo ninguna circunstancia, y que los países deben comprometerse a la prevención de esta conducta y sobre todo al castigo severo a los agresores. También es intolerable la mutilación femenina, el casamiento forzado y todas las prácticas que se escudan bajo una tradición cultural y social. En los países en vías de desarrollo los derechos humanos de las niñas y mujeres corren mayor peligro, todas estas situaciones reflejan la ignorancia y los prejuicios que aún subsisten. El propio sistema capitalista, que es inequitativo favorece a que las niñas y mujeres tengan peores condiciones que los niños y hombres. Sin irnos más allá, en nuestra propia ciudad, vemos a diario, niñas y jovencitas, pidiendo limosna o haciendo algún malabar, que necesitan todo clase de apoyo, que incluye el no ser madres a temprana edad (sino es que ya lo son). Todas ellas son susceptibles de cualquier tipo de violencia; deberían seguir estudiando y tener todas las herramientas necesarias para seguir adelante, porque esas niñas y jóvenes son el futuro de nuestro país.

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Laura Carreto Tirado

Licenciada en Relaciones Internacionales, Maestra en Ciencias Políticas ambos grados por la BUAP. Especializada en temas migratorios y en la Relación México-Estados Unidos. Ha investigado y escrito al respecto en libros y revistas