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La crisis migratoria centroamericana

  • Laura Carreto Tirado
Estas caravanas estaban bien orquestadas y contaban con líderes

En octubre del año pasado marcó un parteaguas en la migración centroamericana, si ya de por si existía un constante arribo de migrantes que pasaban por México (con el objetivo en la mayoría de los casos de llegar a Estados Unidos) la situación se agravó con las “Caravanas Migrantes”, lo cual provocó una oleada masiva de personas, que, debido a su desesperación, muchas veces se iban contra los elementos policiacos, militares y funcionaros del Instituto Nacional de Migración. Estas caravanas estaban bien orquestadas y contaban con líderes que sacaban provecho económico de los más necesitados, no era un movimiento social espontáneo, como lo querían hacer aparecer.

El aumento de la llegada de los centroamericanos, hizo que el gobierno de Estados Unidos, tomara medidas extremas para su disuasión (violando los derechos humanos de adultos y niños) como la separación de las familias durante su detención al ingresar de manera ilegal al país y hasta quitarles la custodia de los niños; hasta la fecha aún hay padres que luchan, junto con algunas ONG´s para que les regresen a sus hijos. En la parte internacional, con México se logró un acuerdo importante, en parte gracias a la amenaza que impuso EE.UU con subir los aranceles a nuestro país, lo cual hubiera generado una grave crisis económica. Este comprende dos aspectos esencialemente:1) El despliegue de seis mil elementos de la recién creada Guardia Nacional para evitar que los centroamericanos u otros contingentes de migrantes ingresen de manera ilegal; 2) Se da al territorio mexicano la calidad de “tercer país seguro”, lo que significa que los centroamericanos que soliciten refugio en EE.UU tienen que esperar desde aquí la respuesta de su proceso burocrático. Cabe destacar que la mayoría de solicitudes de refugio: 80%, o más son rechazadas y las personas quedan totalmente en la incertidumbre, sin dinero y sin un lugar seguro donde refugiarse, además en una ciudad peligrosa como Tijuana, donde hay mayor concentración de candidatos a refugiados. Con la misma estrategia también a Guatemala le fue impuesto el título de “tercer país seguro”. El objetivo del país del norte es deshacerse de todos los migrantes, más aún los solicitantes de refugio.

Pero el tema de los refugiados también involucra a México, pues de ser considerado “un país de paso”, como se mencionó al principio se ha convertido en un receptor tanto de refugiados, como de inmigrantes, pues ante las medidas impuestas por EE.UU, las personas ven aquí una posibilidad de seguir adelante.

Las razones de migrar son muchas, van desde las económicas, sociales, de salud, libertad sexual etc. Sin duda la mayoría de las personas van huyendo de la pobreza y violencia que azota a sus países, especialmente Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua. El Salvador, por ejemplo, tuvo la cifra más alta de asesinatos a nivel mundial, 83 homicidios por cada 100, 000 habitantes (Common Dreams, 2019). También muchas veces se van creando redes, en las cuales existe ya un familiar en ese lugar y donde hay la facilidad de la obtención de empleo y vivienda.

Hay muchos factores que han originado la migración de los centroamericanos, en fechas recientes: la expansión de la “Mara Salvatrucha” y todas las ramificaciones que de ella provienen como “MS-13” que curiosamente no tienen su origen en Centroamérica sino en Estados Unidos, en Los Ángeles, originadas por los centroamericanos que migraron a este país entre los setenta y ochenta y después regresaron a sus países de origen.

En cuestiones políticas en la década de los ochenta: Estados Unidos apoyó a un gobierno militar en Honduras que torturó y asesinó a sus oponentes. La CIA utilizó este país como un campo de entrenamiento para los contras que respaldaba, quienes luchaban contra los sandinistas del otro lado de la frontera (Common Dreams, 2019). En 2009, en este mismo país hubo un golpe de estado por militares graduados de la Escuela de las Américas, donde durante décadas militares y policías latinoamericanos fueron entrenados en las formas de represión y tortura. A partir de este momento ha habido un incremento del tráfico de drogas y violencia.

En Guatemala, en1954 la CIA derrocó al gobierno electo guatemalteco de Jacobo Arbenz. En la década de 1960, las dictaduras florecerían en ese país (y en otras partes de la región) con el respaldo económico y militar de los Estados Unidos. EE.UU apoyó a regímenes genocidas que mataron a los indígenas mayas (Common Dreams, 2019).

El cambio climático, provocado en gran parte por EE.UU y su alta contribución a las emisiones de carbono, ha tenido como resultado la sequía en Guatemala, Nicaragua y El Salvador, la gente ha abandonado sus campos y migrado. En El Salvador mucha gente busca agua constantemente, viven con racionamiento, en algunas localidades sólo tienen el grifo del municipio.

En realidad siempre ha existido una constante migración de esta región hacia EE.UU como a México. Actualmente se determina como “crisis” por la atención que ha tenido por parte del gobierno estadunidense y su presión a los países vecinos para la disuasión de este fenómeno; sin embargo, este problema ha sido provocado por el mismo Estados Unidos, debido a que ha creado desigualdades económicas en el continente, ha emitido altos contaminantes, y ha tenido intervenciones políticas en toda la región latinoamericana. La retórica de Donald Trump ha propiciado un ambiente de hostilidad contra los latinos y sus políticas se han enfocado a perseguirlos, esto ante la indiferencia de otros países y de la ONU. De manera contrastante y pesar del discurso, Trump no ha sido el presidente que más ha deportado a los migrantes, sino Barack Obama quien expulsó a 409, 849 personas en 2012, Trump deportó casi a la mitad en 2018: 256, 086 (CNN, 2019).

Es muy positiva la estrategia de la Cancillería de México para ayudar económicamente a algunos países centroamericanos y evitar que sigan migrando, es un acierto el programa “Sembrando Vida”, sin embargo, no será suficiente si los presidentes de estas naciones no se comprometen al respecto y si dejan todo en manos internacionales, el mayor esfuerzo debe ser de parte de las autoridades para controlar la violencia y generar empleos.

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Laura Carreto Tirado

Licenciada en Relaciones Internacionales, Maestra en Ciencias Políticas ambos grados por la BUAP. Especializada en temas migratorios y en la Relación México-Estados Unidos. Ha investigado y escrito al respecto en libros y revistas