La política migratoria de AMLO, entre el error y el caos

  • Norma Angélica Cuéllar
Fueron años de negociaciones con la que se implantó el ASPAN, la Iniciativa Mérida

Aunque el número de agresiones contra migrantes en el territorio mexicano disminuyó en este año, organizaciones de la sociedad civil han venido denunciando que la política migratoria del gobierno de Andrés Manuel López Obrador es más agresiva y deshumanizante que la de las administraciones pasadas, como resultado de la presión del presidente de EU, Donald Trump.

Mire, se lo voy a explicar lo más sencillo que puedo. Desde los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, cambió el paradigma de seguridad internacional. Estados Unidos se avocó a la tarea de diseñar diversos instrumentos con sus vecinos (Canadá y México) y con sus socios comerciales para establecer las denominadas fronteras inteligentes, registros biométricos, bases de datos y, sobre todo, plataformas interconectadas en tiempo real, para tener control de la movilidad de personas.

Fueron años de negociaciones con la que se implantó el ASPAN, la Iniciativa Mérida, el Plan Frontera Sur y algunos otros convenios que obligaron, en pocas palabras, a México a convertirse en una segunda frontera de Estados Unidos.

Los que saben de estos temas, reconocen que estos esquemas de securitización de las fronteras, no surgieron ni durante el gobierno de Enrique Peña Nieto y mucho menos, durante el gobierno de Andrés Manuel.

El error de AMLO, sin embargo, fue haber alentado los flujos migratorios irregulares provenientes del Triángulo Norte de Centroamérica (TNCA), diciendo que habría una política humanitaria y donde comen dos comen miles… no señor. No había mucho camino para donde hacerse. Y claro, los centroamericanos se dejaron venir en una modalidad de caravanas, también llegaron haitianos, cubanos y hasta africanos. Miles de personas con el sueño de que México les diera libre paso a Estados Unidos.

Y como es obvio, el flujo de personas caminando a plena luz del día por carreteras mexicanas, levantó la ira de Donald Trump, quien nos puso un ultimátum para cerrarles el paso, so pena de imponernos aranceles a todas nuestras importaciones.

La política migratoria pasó de humanitaria y solidaria a restrictiva y criminalizante en unos cuantos días. Fue el caos. Y hoy, tenemos fronteras llenas de personas inocentes, varadas, sin ninguna respuesta a sus peticiones. Priva el desorden tanto en la frontera norte, como en la frontera sur.

Sin embargo, me llaman mucho la atención las cifras ofrecidas por los integrantes de la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (Redodem), quienes presentaron el informe "Procesos migratorios en México: nuevos rostros mismas dinámicas", entre cuyas cifras se destaca que se redujo el número de agresiones contra migrantes. Que no la xenofobia ni el racismo.

El documento, que condensa información sobre las 36 mil personas que pasaron en 2018 por 23 casas, comedores, estancias, albergues y organizaciones que atienden migrantes, en 13 estados de la República, afiliadas a la Redodem, reporta que de esa cifra sólo 3 mil 777 personas reportaron haber sido víctimas de un delito. De ellas, 2 mil 829 fueron robos.

En 956 casos, el migrante que denunció solo identificó que lo atacaron una o dos personas. En 881 ocasiones, dijo que había sido un grupo delictivo, como una pandilla; y 542 veces ubicó como agresor a un agente del Estado, principalmente policías federales, seguido de policías municipales.

También hubo 214 reportes señalando como culpables a miembros de la seguridad privada de los trenes, a quienes también se acusa de lesionar migrantes y extorsionarlos.

Estas cifras, revelan una reducción importante en los delitos cometidos contra los migrantes en tránsito. Un escenario muy diferente al del asesinato de 72 personas en San Fernando, Tamaulipas, ocurrido en 2010. Así las cosas.

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Norma Angélica Cuéllar

Periodista egresada de la UNAM, especializada en política, derechos humanos, religión y migración, con artículos publicados en revistas y diversos medios nacionales. Doctora en Sociología por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP.

 
 

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