México y Estados Unidos: ¿el acuerdo anhelado?

  • Laura Carreto Tirado
El gobierno federal tiene como objetivo, defender los derechos de los migrantes

Hace unos días un momento de tensión entre México y Estados Unidos, llegó a un punto máximo. Al presidente de EE.UU le ha molestado que el gobierno mexicano haya tenido en los últimos meses, según él, “poco control de la entrada de los migrantes” que desde octubre pasado han llegado a nuestro país; las “Caravanas Migrantes” han traído consigo una serie de complicaciones, miles de personas (no sólo centroamericanos, también africanos y cubanos)  han arribado constantemente durante meses; las fronteras de Guatemala y Tijuana presentan mayor saturación, las estaciones migratorias en el sur se han visto sobre pasadas. Se ha incrementado en los últimos meses el tráfico ilegal de personas, que viajan en tráilers y camiones. Los pseudo líderes migrantes se han aprovechado de la situación de los centroamericanos que huyen de la violencia y pobreza.

El gobierno federal tiene como objetivo, a diferencia de la pasada administración, defender los derechos humanos de los migrantes, pero hay que tomar en cuenta que la situación estaba fuera de control. La desesperación de miles de migrantes hizo que derribaran vallas e irrumpieran violentamente en el país.

La posición tan dura de Donald Trump respecto al tema migratorio lo llevó a amenazar recientemente a nuestro país con la imposición de aranceles sino controlaba la entrada de migrantes. Ante la presión de Estados Unidos, el gobierno de México acató la sugerencia, ante el peligro de nuestra economía. Se puede estar en contra de las políticas de Trump, pero en lo que no se equivoca es respecto a la dependencia tan grande que nuestro país mantiene con Estados Unidos: 80% de las exportaciones de México van para esta nación; y es que los gobiernos anteriores que no supieron diversificar el comercio exterior y el tema del TLCAN puso mayor énfasis en hacer negocios con este país.

El acuerdo de hace unos días en una reunión entre los principales actores diplomáticos de ambas naciones, Marcelo Ebrard secretario de Relaciones Exteriores y Mike Pompeo, secretario de Estado de EE.UU: se llegaron a los siguientes acuerdos: 1) México detendrá la migración centroamericana a cambio de que no se subirán los aranceles, la propuesta de Estados Unidos fue el despliegue de los 6 mil elementos de la recién creada Guardia Nacional en la frontera sur; 2) México seguirá resguardando a quienes soliciten asilo en Estados Unidos; y 3) A su vez este país aceptó el plan de México para el desarrollo económico y social de los países centroamericanos. 

Esto ha traído consigo grandes críticas que señalan la ambigüedad del gobierno federal en materia migratoria, pues la secretaria de gobernación: Olga Sánchez Cordero y el presidente de la República: AMLO, prometieron la protección de los derechos humanos de los migrantes a principio de este año y actualmente aceptan el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur. Desde mi perspectiva estos dos temas no se contraponen, pues los servidores de la recién creada GN tienen la capacitación suficiente para respetar los derechos humanos de los migrantes. Por el otro lado el aceptar la llegada masiva de los migrantes también los pone en riesgo, los “líderes migrantes” son los principales beneficiarios por el tráfico humano; los centroamericanos son los más perjudicados al llegar a un país como el nuestro, con situaciones inciertas y llenas de peligro.

El tema de los asilados, pone en dificultades al gobierno de México, si es que no organiza bien las estructuras necesarias. 1) Por un lado están los solicitantes de asilo en nuestro propio país; 2) aunado a los que solicitan esta calidad migratoria en Estados Unidos, quienes desde hace unos meses esperan respuesta desde México (aproximadamente 8 mil personas) y de acuerdo a esta resolución seguirán haciéndolo quienes procedan a este trámite y 3) Todo parece indicar que México aceptó la condición de tercer país seguro, lo cual significa que si los solicitantes de asilo en Estados Unidos no son aceptados en este país: México tendría que aceptarlos forzosamente, como una medida de ayuda humanitaria. Tomando en cuenta que el gobierno EE.UU rechaza 80% o más de las solicitudes de asilo.

No hay certeza si existe la solvencia económica y administrativa para este gran reto que involucra a miles de personas. Tampoco existen las condiciones de seguridad en el país para los que piden asilo permanezcan en el territorio con las garantías que requieren.

Desde hace mucho los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador debieron poner orden dentro de sus territorios. La propagación de los grupos delictivos como “Los maras” ha hecho que la gente huya de estos países, donde no existe la impartición de justicia, ni orden social. Al exterior los gobiernos de México y EE.UU se han comprometido con el desarrollo de estas naciones, no como una medida de intromisión sino de cooperación internacional. Sin duda los presidentes de los estos países son parte importante para la solución de los conflictos, quienes han omitido que su población está en riesgo constante dentro y fuera de sus fronteras.

El acuerdo entre ambas partes fue desigual, sobre todo para nuestro país, que tendrá que poner un gran presupuesto y organización para resolver el tema de los asilados y del despliegue de la Guardia Nacional. El lado positivo es que esto también protege a los migrantes centroamericanos, pues su entrada poco controlada los ponía en riesgo. La imposición de aranceles colocaba en peligro nuestra estabilidad económica. Definitivamente vienen retos importantes para el gobierno que tendrá que enfrentarlos con una estructura bien organizada.

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Laura Carreto Tirado

Licenciada en Relaciones Internacionales, Maestra en Ciencias Políticas ambos grados por la BUAP. Especializada en temas migratorios y en la Relación México-Estados Unidos. Ha investigado y escrito al respecto en libros y revistas