Formar para el liderazgo, emprendimiento e innovación

  • María Guadalupe López Molina
Promocionar el desarrollo de las cualidades personales relacionadas a la creatividad.

Ante la situación económica que estamos viviendo, se ha vuelto necesario impulsar, de manera más eficiente, el dinamismo empresarial. Es decir, se necesitan más negocios nuevos y prósperos que quieran beneficiarse de la apertura del mercado y promover empresas creativas o innovadoras.

Es evidente que la tríada: liderazgo, emprendimiento e innovación ha llegado a ser un eje estratégico en el cual se debe trabajar para crear empleo, mejorar la competitividad y lograr el crecimiento económico de la sociedad. En los últimos tiempos esta tríada, fomentada desde la educación universitaria, se ha puesto de moda en muchos países iberoamericanos. Pero se debe tomar en cuenta, por un lado, la necesidad de apostar por un modelo de aprendizaje estable y exitoso a largo plazo, y por otro, la urgencia de conectar el sistema educativo con el mercado laboral, apostando por una formación más práctica y ligada a la realidad empresarial.

Esta situación debería lleva a las instituciones educativas a asumir el reto de desarrollar programas centrados en el liderazgo, el emprendimiento y la innovación. En particular, sería fundamental lograr los objetivos siguientes: promocionar el desarrollo de las cualidades personales relacionadas a la creatividad, la capacidad de tomar riesgos y la responsabilidad; fomentar la capacidad de resolver problemas, a través de saber planear, tomar decisiones y comunicarse, asumir responsabilidades, cooperar, trabajar colaborativamente, aprender a asumir nuevos roles, entre otros; desarrollar la confianza en sí mismos, aprender a pensar de modo crítico e independiente y, en particular, adquirir la voluntad y la capacidad de aprender de forma autónoma y la motivación por actuar; adquirir un afán de creatividad, proactividad e iniciativa personal, así como estar preparados para enfrentarse a riesgos al ejecutar sus ideas; y, sobre todo, adquirir las habilidades empresariales necesarias para poner en marcha una nueva empresa.

Todos estos elementos señalan que es necesario formar a personas que pueden liderar procesos emprendedores, que sean capaces de diseñar y poner en marcha nuevos negocios o de dirigir iniciativas de intra-emprendizaje dentro de las empresas.

Para ello son imprescindibles competencias como el trabajo en equipo, la resolución de problemas, la toma de decisiones, la cooperación, el liderazgo, la innovación o la comunicación efectiva en el perfil de formación de este tipo de profesionales.

Los más recientes cambios en la concepción y diseño del proceso enseñanza-aprendizaje dejan entrever que es necesaria una mayor autonomía por parte del estudiante, una autogestión que le lleve a ser responsable de su aprendizaje y consecuente con sus acciones, un proceso de acompañamiento por parte del profesor y un acercamiento cada vez mayor a las necesidades reales de conocimiento y aptitud que el mercado demanda. El modelo de educación y aún la forma de interacción entre el estudiante y la institución de educación superior debe cambiar en esta línea y sugerir alternativas novedosas y efectivas que aseguren una adecuación del graduado al perfil profesional demandado.

Resulta fundamental fomentar la tríada: liderazgo, emprendimiento e innovación dentro de la sociedad para dinamizar el tejido empresarial, buscando no sólo la creación de empleo y riqueza sino también la incorporación de nuevas actividades de valor que a medio plazo puedan contribuir a la adaptación y modernización de la estructura industrial.

Dentro de las líneas principales de actuación de un programa de liderazgo, emprendimiento e innovación sería necesario:

Extender la cultura emprendedora en toda la sociedad poblana. La creación de una sociedad emprendedora requiere, como punto de partida, que el conjunto de actores que constituyen la sociedad poblana tengan una conciencia positiva hacia la actitud del emprendedor. Por ello, esta línea de actuación está orientada al desarrollo de un entorno cultural y social favorable tanto al emprendedor como a la figura del empresario.

Impulsar la formación emprendedora. Esta línea se dirige a generar una actitud emprendedora, a través del sistema educativo y del desarrollo de una oferta formativa que acompañe al emprendedor en la puesta en marcha del proyecto.

Apoyar la creación de empresas. Esta línea se refiere a la optimización de los servicios de apoyo a la creación de empresas, buscando una mejor coordinación entre las instituciones públicas y privadas que trabajan en el ámbito de la promoción de la actividad emprendedora.

Gestionar el programa de liderazgo, emprendimiento e innovación. Son diversos los factores que inciden sobre la actividad emprendedora (grado de competencia de los mercados, por ejemplo). Por otro lado, en este ámbito, existen numerosos agentes implicados que hacen imprescindible establecer instrumentos de gestión y coordinación. Por ello, es importante definir y asignar claramente la responsabilidad del programa de apoyo a este tipo de actividad, de forma que se garantice la promoción, coordinación y gestión de las actuaciones incluidas en el mismo.

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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María Guadalupe López Molina

Ingeniera en Sistemas Computacionales UDLAP, Maestra en Ciencias de la Computación UNAM.  Cuenta con Doctorado en Planeación Estratégica UPAEP. Participa en proyectos de investigación y desarrollo tecnológico