Como las ratas de un barco, comienza huida de la Junta de Gobierno del INEE

  • Oscar Barrera Sánchez
La tercera consejera presidente de esta institución pasa sin pena ni gloria en la consolidación

Hoy termina el periodo de Teresa Bracho González al frente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). La tercera consejera presidente de esta institución pasa sin pena ni gloria en la consolidación de la “cultura de evaluación” que tanto se ha mencionado en los últimos años. Por el contrario, pasará a la historia reciente de la educación como la persona que comando una Junta de gobierno que no tuvo las evidencias, el trabajo y los productos de una institución que lejos de favorecer la enseñanza y el aprendizaje, se convirtió en una cueva de corrupción, concertaciones políticas “por debajo del agua” y mal uso de los resultados de evaluación. Pero no sólo ella concluye la dirección de la institución, sino que es muy probable que en los siguientes días se anuncie la renuncia de Sylvia Schmelkes y Patricia Vázquez del Mercado (ya sin apoyo de Rafael Moreno Valle) a la Junta de Gobierno del INEE. Tal y como dice la filosofía popular: “Cuando el barco se hunde, las ratas huyen”.

Aun cuando la ahora exconsejera presidente del INEE afirma que “[…] lamenta que las autoridades actuales intenten prescindir del INEE, sin considerar las aportaciones que han hecho en el desarrollo de la educación en México”, cabe preguntarse ¿qué beneficios trajo consigo destinar gran parte del presupuesto que destinó el Estado mexicano mantener un instituto que se coludió con una Secretaría de Educación Pública (SEP) que buscó denigrar la dignidad de los maestros del país, lesionando sus derechos laborales y sin ningún beneficio para los estudiantes, con la Reforma educativa neoliberal de Enrique Peña Nieto y Aurelio Nuño? ¿cuál fue la ganancia para docentes, alumnos y padres de familia la relación malsana del INEE con el ala más corrupta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)? ¿cuál fue el provecho para el pueblo de México mantener una instancia al servicio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)?

Y la propia Teresa Bracho expresa que “La función de este Instituto no ha sido plenamente comprendida ni valorada por lo que algunos piensan que pueden prescindir de él”, claro, eso ocurre cuando una instancia de evaluación “cucharea” los datos de las mediciones, las maneja en beneficio de las autoridades de un país, emite directrices (una por año) sin ningún efecto, manipulan la autonomía con el presupuesto de otras instancia para administrar la aplicación de las evaluaciones, trabaja a destajo para la SEP…, es decir, hace de todo menos lo que debió hacer.

Esto, sin contar, que el personal directivo del Instituto tomaba decisiones asegurando su futuro y no lo mejor para el país, como ocurrió con la Unidad de Evaluación del Sistema Educativo Nacional, donde se manipularon datos, no se publicaron evaluaciones como la de Habilidades para la convivencia, no se realizaron nuevos instrumentos de medición para asignaturas como Biología, Física, Química y Formación Cívica y Ética. El problema en este caso no fue la presión política ni la disminución de presupuesto, fue no emitir ninguna mala nota contra Enrique Peña. Estas evaluaciones que se sumarían a las de Lenguaje y comunicación y Pensamiento matemáticos, estaban establecidas para aplicarse y publicarse desde 2017 (según los cronogramas publicados por el propio INEE) y, ¿dónde están?

Estas situaciones fueron conocidas por las exconsejeras presidentes Sylvia Schmelkes y Teresa Bracho y, ¿qué hicieron? Nada. Curiosamente, ahora toman el estandarte de víctimas de un gobierno que quiere actuar a ciegas en educación, cuando ellas fueron el glaucoma inicial de este proceso. Lo que ellos llaman ver, para el país sólo era muestra de instrumentos punitivos, de represión y castigo.

Cabe señalar que el trabajo del INEE no ha sido de utilidad en la conformación de ninguna propuesta curricular. Desde 2006 hasta la fecha, los resultados de evaluación nunca fueron tomados en cuenta y, la participación de este instituto sólo sirvió para legitimar el Nuevo modelo educativo del sexenio pasado, pero sin el uso de los resultados de evaluación. Aunque Teresa Bracho afirme que durante su gestión al frente del INEE lo hizo, eso no lo intentaron nunca, incluso cuando fue parte de la Junta de gobierno.

Curiosamente, la expresidenta del INEE se despide de su mandato con tres reflexiones: 1) No es suficiente hacer bien el trabajo evaluativo. Debemos participar activamente en la construcción de acciones de mejora de la educación. Ahí es donde se toman las decisiones relevantes; 2) Las escuelas son espacios privilegiados del aprendizaje. Debemos llegar a las autoridades y escuelas; 3) Y recordar un principio ético fundamental de la evaluación: emitimos juicios acerca de hechos y procesos, pero nunca sobre las personas, ya que su dignidad está por encima de cualquier ejercicio humano de evaluación.

Pero, debemos aclarar que la evaluación realizada por el INEE no ha mejorado la educación de este país, por el contrario ha sido un gasto suntuoso para prácticamente nada; los resultados de las evaluaciones no llegaron a los docentes y padres de familia, el objetivo primordial de éstas eran para el uso político de los gobiernos y los empresarios, y; que desvergüenza hablar de ética y dignidad, cuando ella y sus compañeras que abandonarán el INEE y demás integrantes de la Junta de gobierno, entre otros directivos y trabajadores, se sumaron o callaron ante el maltrato, violación de derechos laborales y despidos a maestros y maestras de este país y, sobre a todos aquellos que levantaron la voz ante tales actos miserables. Tres reflexiones que parecen escupidas al cielo. Esperemos que la gravedad haga lo suyo.

El INEE se va y, al parecer algunos de sus roedores tripulantes lo abandonan, sin embargo, otros claman porque este gobierno los aloje en la nueva institución. Veremos que dignidad tiene el gobierno de Andrés Manuel López Obrador para aceptar a quienes causaron tanto daño a la educación de este país.

Picaporte

Nueva Reforma laboral. Esperemos que las decisiones políticas no sean nuevos arreglos de los corruptos líderes sindicales, ahora representantes populares y que los únicos beneficiados sean ellos…como siempre.

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Oscar Barrera Sánchez

Doctor en Ciencias Sociales y Políticas por la UIA. Comunicador y filósofo por la UNAM y teólogo por la UCLG.