El TLCAN: presente y futuro

  • Laura Carreto Tirado
La nueva administración que está por iniciar parece tender mejores puentes.

La relación entre Estados Unidos y México tiene varias aristas, una que tiene que ver con la parte diplomática y otra con el tema comercial. Dentro de la diplomacia, el gobierno de nuestro país ha salido mal librado por las respuestas sumisas ante los ataques de Donald Trump, quien desde su campaña tuvo un discurso de confrontación y xenófobo en contra de los mexicanos, además amenazaba constantemente con la construcción del muro, ya en últimas fechas ha suavizado sus palabras, y hasta ha elogiado al presidente electo: AMLO; pero el papel desempeñado por el secretario Luis Videgaray y la Secretaria de Relaciones Exteriores en este aspecto dejó mucho que desear; también ha fallado en la defensa de los derechos humanos de nuestros connacionales como en el caso reciente de los niños separados de sus padres como parte de la política “Tolerancia cero” en Estados Unidos.

En días recientes el gobierno saliente de Enrique Peña Nieto tuvo que sortear una serie de discusiones sobre la renegociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), una hazaña de la que salió bien librada la administración priísta, pues incluso a principios de este año la prensa estadunidense comunicaba la posibilidad de que no se llegara a ningún acuerdo, el “empujón” tuvo que ver en buena parte con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, quien a pesar de que los pronósticos diagnosticaban lo contrario, estabilizó los mercados, por otro lado la imagen de cordialidad entre ambos gobiernos, el entrante y saliente, fue positivo hacia el exterior.

El TLCAN siempre ha tenido sus altas y bajas, como por ejemplo la relación entre México y Canadá quienes compiten por ser el socio número uno de Estados Unidos, que es el mayor importador de mercancías y servicios en el mundo; tanto Canadá como México se benefician de la  cercanía geográfica y la relación comercial con este país, aunque cabe destacar que México es de los tres, el socio con mayor índice de desigualdad económica y menor desarrollo social. Ambos países tienen algo en común, dependen del mercado estadunidense. México tiene como principal destino de exportación a Estados Unidos, con un 80% de sus exportaciones, a pesar de tener 12 tratados con 46 países (El Universal, 2017). Igualmente Canadá, 80% de sus exportaciones van hacia Estados Unidos y en mucho menor medida a China, Reino Unido, Japón (Banco Santander, 2018).

Canadá es el principal proveedor de petróleo a Estados Unidos, también le exporta vehículos, oro y minerales (BBC, 2017).  Para que no quede duda de la competencia: el año pasado, México duplicó sus exportaciones de vehículos a Estados Unidos a comparación de Canadá (Aristegui Noticias, 2018).

Actualmente las negociaciones del TLCAN han llegado a un acuerdo entre México y Estados Unidos, aunque todavía falta que los congresos de los respectivos países lo firmen, Canadá aún no ha cedido al tratado, le restan menos de treinta días para tomar una decisión, (el tiempo que falta para que se discuta y firme en el congreso de EE.UU). Las negociaciones han sido ríspidas, al igual que con México, sin embargo la delegación mexicana tuvo cinco semanas para discutir varios puntos mientras su contraparte canadiense sólo algunos días. Si no se llegara a un acuerdo los tratados serían bilaterales entre los tres países.

Canadá tiene la posibilidad de firmar el TPP11, (El Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico) un Tratado Comercial en el área Asia y Pacífico, conformado por: Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam (El Economista, 2018). Sin embargo sólo México y Japón lo han ratificado, pues es un acuerdo reciente, en abril pasado nuestro país fue el primer firmante. Esta es otra posibilidad comercial de la que Canadá puede sacar provecho.  

Uno de los capítulos más polémicos de la discusión sobre el TLCAN entre Estados Unidos y México fue la parte energética, en una reunión entre las partes representantes, el jefe negociador del TLCAN, propuesto por el presidente electo, AMLO: Jesús Seade y Robert Lightizer: representante de la Casa Blanca, finalmente llegaron a un acuerdo que evita que las empresas estadunidenses en el sector energético demanden al estado mexicano en caso de que se les anule algún contrato, con esto queda asegurada la posibilidad de nuevas políticas energéticas que prometen cerrarle las puertas a los inversionistas extranjeros como parte de la estrategia nacionalista de la nueva administración federal.

También una de las intenciones de Estados Unidos era fijar cuotas temporales a las frutas y hortalizas mexicanas sin embargo se logró un acuerdo intacto, libre de cuotas (Expansión, 2018).

La prensa nacional resalta el papel que ha tenido Jesús Seade, negociador propuesto de última hora por AMLO y quien aportó mucho sobre todo a la parte energética y estableció las bases nacionalistas del próximo gobierno. Si bien Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores e Ildefonso Guajardo: secretario de Economía tuvieron un papel preponderante no se puede negar que el diálogo se enriqueció gracias a Seade, quien seguramente tendrá un buen papel de asesor en relación con los temas de Asia, ya que es un destacado economista y académico que ha vivido por muchos años en Hong Kong.

Ahora falta saber qué decidirá Canadá en los últimos días y cómo saldrán los últimos detalles de la negociación trilateral. México por lo tanto ya aseguró sus intereses primordiales, claro que Canadá enriquecería el tratado y para México tendría un impacto favorable, pero por encima de todos sus intereses está la relación con Estados Unidos, incluso para la nueva administración de López Obrador, que promete ser más nacionalista, y quien después de su victoria se reunió con los representantes del gobierno federal de Estados Unidos con el fin de estrechar lazos diplomáticos.

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Laura Carreto Tirado

Licenciada en Relaciones Internacionales, Maestra en Ciencias Políticas ambos grados por la BUAP. Especializada en temas migratorios y en la Relación México-Estados Unidos. Ha investigado y escrito al respecto en libros y revistas