El Segundo Debate

  • Alesandra Martin
Las estrategias de ataque y contrataque de Ricardo Anaya y AMLO.

El segundo debate que organizó el Instituto Nacional Electoral  para  los candidatos a presidente de la República, estuvo marcado por una ausencia de propuestas por parte de los contendientes y por un tono mucho más elevado en cuanto a confrontación y ataques. Tono  que incluso,  no sé si  como parte del formato previamente diseñado, o como parte de un contagio de  la efervescencia subjetiva, fue retomado por los moderadores.

El tema central en este debate, la política exterior de México. Y entonces, estimadísimo lector,  ahí tiene usted a un “Bronco” que confundía términos como economía proteccionista  con paternalismo o apertura del mercado con – no tengo idea con qué lo confundía porque respondía cualquier disparate- o bien, un José Antonio Meade cómodo con un tema que domina dada la experiencia en los cargos públicos que ha ocupado  como canciller y secretario de hacienda.

Y, aunque algunas encuestas básicamente en redes sociales realizadas inmediato al término del debate, medían como  vencedor al candidato Meade de la coalición “Todos por México” (PRI, PVEM y  Nueva Alianza) probablemente por la expertise que fue evidente en este segundo debate presidencial. Lo cierto es que  los punteros, Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya,  hicieron de las estrategias de comunicación emotiva, las herramientas más usadas durante sus intervenciones.

Iniciemos, estimadísimo lector, con el candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia” (MORENA, PES Y PT)  Andrés Manuel López Obrador:

-- A diferencia del debate anterior, se le vio mucho más cómodo en este formato

-- A diferencia del debate anterior, optó por responder a las descalificaciones (probablemente obligado por la medición post debate del primero)

-- Los mensajes que están en el imaginario colectivo del electorado, principalmente de su voto duro,  fueron mencionados repetitivamente: “la mafia del poder”, “El PRIAN”

-- A diferencia del debate anterior, optó por no ahondar en temas de propuestas y mensajes racionales –que no son su mejor carta- sino por mensajes que aluden a las emociones –que son sus mejores cartas-

-- A diferencia del debate anterior, en este sus ataques fueron mucho más enfocados a un solo objetivo, Ricardo Anaya, lo cual es una estrategia muy común en contiendas  que se cierran a dos punteros.

-- La sobrada confianza que fue evidente en el primer debate, al grado de que un AMLO que siempre responde a los ataques con su controversial pero eficaz estilo y al cuál no recurrió en el anterior; para este debate sí recurrió con resultados que en términos de emitir un mensaje al electorado lo consiguió de manera positiva.

-- Ejemplo claro de lo anterior: el gesto que físicamente hizo de esconder su cartera cuando Anaya se le acercó al cuestionarle en relación con la caída de inversión durante su paso por la jefatura de gobierno del otrora Distrito Federal. Él contesta una pregunta que exige una respuesta racional, con una respuesta totalmente emotiva y de contraataque.

-- Su estrategia funcionó para que, Ricardo Anaya no suba en puntos, tantos como lo hizo en el primer debate.

Continuemos, estimadísimo lector, con el candidato de la coalición “Por México al Frente” (PAN, PRD Y MC) Ricardo Anaya:

-- Aunque se le vio menos cómodo a diferencia del primer debate, mantuvo un correcto uso de apoyos visuales para que sus mensajes fueran más asertivos, manejo correctamente, como en el primero, sus tiempos de intervención. Incluso en el material visual de apoyo de la revista proceso donde tiene a Meade y a AMLO, ya no tenía tiempo para expresarse pero hábilmente entrenado únicamente alzó su material visual para que pudiera salir a cuadro.

-- Sin embargo, estimadísimo lector, el pero del siglo de esta elección; es que quiso aplicar la fórmula estratégica que fue exitosa en el primer debate pero no salió como esperaba. ¿Por qué? Porque omitió el integrante más importante… aludir a la incongruencia del mensaje discursivo de AMLO.

-- Veamos, en una anterior entrega le comenté a propósito del primer debate que Anaya principalmente hizo lo que ninguna otra estrategia de los candidatos pudo hacer, atacar al candidato de MORENA Andrés Manuel López Obrador, sin generar una animadversión entre el electorado. Me explico, este debate era crucial para poder atacar al puntero en las encuestas, AMLO, sin correr el riesgo de generar una percepción negativa en los ciudadanos y de sembrar el mensaje sin que éste fuera  asociado con las frases que López Obrador ha sabido emitir muy bien “me atacan porque son la mafia del poder”, por ejemplo.

-- En el primero lo logró, en el segundo no, porque en el primer debate la estrategia estaba centrada en de manera objetiva y clara “desenmascarar” la honestidad que predica AMLO refiriendo y comprobando la incongruencia del mismo.

-- En este segundo debate lo atacó y realizó contraataques que incluso lo percibimos como retador con actitudes como acercarse físicamente a López Obrador y eso fue un error de estrategia porque López Obrador lo llevo a su terreno y no al revés y ese terreno lo tiene muy claro en la manera de responder en correlación al  electorado que le respalda. Ejemplo claro: El abrazo de la cartera quedará por muchos días en el electorado.

-- No hay duda del temple de acero que Anaya tiene, se notó al no responder con insultos tan fuertes como los insultos y apodos sui generis que lanzó AMLO en su contra.

-- Quizá Anaya y no sólo Anaya sino Meade y el “Bronco” pensaron que bajo este formato podían presionar al punto que se demostrara la intolerancia de Andrés Manuel y aunque los que somos estudiosos del comportamiento social pudimos percibirlo en un par de ocasiones, no fue suficiente para que la gran mayoría de quienes estaban viendo el debate lo pudieran observar, así que esa puede contarse como estrategia fallida.

-- Si Anaya quiere repetir en aumento en encuestas del post debate, debe seguir manejando la estrategia de aludir la incongruencia de Andrés Manuel sin ser confortativo porque en ese terreno el electorado Lopezobradorista lo cubrirá como a un mártir.

El resultado con bolita de cristal: Anaya no crecerá en puntos por el post debate tanto como lo hizo la anterior ocasión, AMLO crecerá en puntos por el post debate como no lo hizo en el primero. Viéndolo así “quedan tablas” como se dice coloquialmente, pero la semilla que inició magistralmente Anaya Cortés en el primer debate al poder aludir a la incongruencia de Andrés Manuel sin generar animadversión, para mí, este segundo debate era el momento correcto para hacerla germinar.

 

Nota del autor:

Cuando iniciaba mi artículo, recordé una mesa de análisis que se llevó a cabo reciamente sobre “comunicación política y campañas negras” en la que estuvo el sesudo Rodolfo Ruiz y el experto Javier Sánchez Galicia este último dijo: “Hoy más que nunca la industria de la comunicación política es una industria del espectáculo” a mí hoy más que nunca, después de ver este segundo debate, me queda clarísimo lo que Javier afirmó.

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Alesandra Martin

Consultora en Comunicación Política e Imagen para candidatos a diversos cargos de elección popular. Master en Psicología Social. Ocupó cargos de dirección en comunicación social para Ayuntamientos y el Congreso de Puebla