Los saldos del debate presidencial

  • Carlos Figueroa Ibarra
Las encuestas siguen su marcha. AMLO no se enganchó. Se les fue vivo a sus adversarios.

A dos meses de las elecciones presidenciales en México, Andrés Manuel López Obrador  continúa con ventaja considerable en las preferencias electorales. Este es el contexto en el cual se dio el primer debate presidencial el pasado domingo 22 de abril. Es comprensible entonces que por razones tácticas y motivos ideológicos, se haya convertido en el centro de las críticas de los restantes candidatos en dicho debate. Algunos recuentos que he podido ver, muestran que recibió más de 50 ataques en las dos horas que duró dicho debate. La derecha neoliberal en su conjunto espera que los tres debates, de los cuales se ha celebrado ya el primero, sirvan para mediante este golpeteo y un eventual traspiés de López Obrador,  le haga perder puntos a éste  en las preferencias electorales. Le escuché decir en un debate a un connotado publicista, conocido por su animadversión al candidato de Morena, que un mal debate hacía perder 4 puntos porcentuales de preferencias electorales a un candidato.

Así las cosas, los saldos del debate del domingo pasado no pueden ser sino favorables para Andrés Manuel López Obrador. Su táctica consistió en no engancharse en responder a los embates de sus oponentes (el recuento referido indica que solamente en dos o tres ocasiones respondió a los mismos) sino en reiterar los que han sido sus temas de campaña. Y al menos dos de estos temas de campaña fueron constantemente reiterados por sus oponentes: la amnistía para un sector de los que hayan cometido delitos y la revocación de mandato para el presidente de la república. Dolosamente, los oponentes de López Obrador dijeron que éste piensa liberar a los narcotraficantes y con ello originar una situación de inseguridad, aun peor de la que ya existe en el país. El tema de la amnistía en efecto es complejo y amerita presentar una propuesta fundamentada. Sobre todo para los miles de campesinos y jóvenes en  situación de riesgo a los que el neoliberalismo  ha colocado en  condición  de gran vulnerabilidad y en medio de la cual, han cedido a la tentación de cultivar amapola y marihuana o ser sus agentes. El narcotráfico es también un problema derivado de las  condiciones sociales que ha generado el modelo económico imperante en el país desde hace más de tres décadas. La revocación de mandato es una manera de profundizar la democracia con mecanismos de democracia participativa y resultaría muy saludable como rendimiento de cuentas de los gobernantes.

En el debate vimos a un Ricardo Anaya (Frente por México) sin la elocuencia necesaria como para revertir las tendencias electorales como lo hiciera Diego Fernández de Cevallos en 1994. Un José Antonio Meade (Todos por México) reiterando el script que le dieron e insistiendo absurdamente en tres departamentos que supuestamente  pertenecen a Andrés Manuel y que es de sobra conocido que no es cierto. Jaime Rodríguez “El Bronco”, cumplió su papel de ser ariete contra el puntero electoral, mientras Margarita Zavala no fue precisamente brillante en sus intervenciones. Además,  le pesa ser la cónyuge del presidente que inició el baño de sangre en el país y que no fue muestra fehaciente de todo lo que ella ahora fervientemente propone para cambiar al país.

Así las cosas, a pesar de que Andrés Manuel López Obrador se caracteriza como él mismo lo dice “por no hablar de corrido”, de no tener la contundencia polémica de un Porfirio Muñoz Ledo, el hecho cierto es que con su estilo reposado logró hacerle frente a la estrategia de sus oponentes y por lo menos en esta ocasión, se les fue vivo.

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Carlos Figueroa Ibarra

Sociólogo, profesor investigador de la BUAP, especializado en sociología de la violencia y política. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Fue integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena (2015-2022).