Ser mujer ahora

  • María Teresa Galicia Cordero
Nueva York 1857. Igualdad salarial: 1908. Copenhague 1910. "Sin igualdad no hay libertad".

El pasado 8 de marzo, fue un aniversario más de la  protesta realizada en  1857, en donde   un grupo de obreras textiles salió a las calles de Nueva York  denunciando  las condiciones miserables en las que trabajaban. A partir de esa fecha se han realizado diferentes movimientos, como los de  marzo de 1908, donde un grupo de mujeres reclamaba igualdad salarial en una huelga, en donde pedían la disminución de la jornada laboral a 10 horas y tiempo para dar de comer a sus hijos. Un incendio en la fábrica en la que se realizaba la huelga, produjo la muerte de  un centenar de mujeres trabajadoras.

En 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras celebrada en Copenhague (Dinamarca) más de 100 mujeres aprobaron declarar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Relacionado con lo anterior, la Plataforma de Acción de Beijing cumple 20 años, en la que se proclamaron  los derechos de las mujeres y de las niñas como derechos humanos, porque las mujeres y las niñas tienen derecho al disfrute pleno y en condiciones de igualdad.

Por tanto, lo que es importante destacar por el día de la mujer, el cual a pesar de la información disponible viene pasando desapercibido para muchos mexicanos quienes lo festejan como un día instituido para felicitarse, mandar flores y mensajes, quizás porque ya no recuerdan que hubo un tiempo en el que se nos negó el decidir, estudiar, trabajar y  ejercer nuestro voto.

Ser mujer a lo largo de la historia,  tiene que ver con todas las formas de  discriminación en contra, aún ahora no se participa en las mismas condiciones y siguen habiendo diversas formas de violencia verbal y física en contra de muchas. A pesar de ello, han existido y viven mujeres extraordinarias que son unas  guerreras, en un mundo en donde su valor  se cuestiona  porque todavía nuestra sociedad sigue siendo patriarcal.

Actualmente, la publicidad y el consumismo han logrado que muchas niñas quieran ser las princesas de Disney, que buscan casarse  con un príncipe azul y en donde piensan que su belleza exterior les abrirá las puertas del amor y del éxito.

El énfasis que se ha puesto en las diferencias entre hombres y mujeres ha sido específicamente  social, como lo expresó en su momento Simone de Beauvoir: “es importante que las mujeres sean las que queden embarazadas y tengan hijos y no lo hombres, esa es una gran diferencia, pero no es la base para la diferencia de estatus, opresión o la explotación a la que está sometida. Es un pretexto en torno al cual se construye la condición femenina, pero no es lo que determina esta condición”. Ser mujer por tanto,  tiene que ver más con una condición social, ante la cual la condición biológica ha sido utilizada a través de los tiempos para que no existan condiciones de igualdad.

En su gran mayoría  las leyes, los reglamentos, los estatutos, las normas han sido redactadas  por hombres, lo que ha significado enormes esfuerzos para cambiarlos, especialmente en el ámbito profesional. Aún ahora existen diferencias de trato, de salario y de condiciones para una gran cantidad de mujeres, aun cuando en la legislación se marque lo contrario.

Hay países que se han distinguido por seguir encabezando movimientos muy grandes  el 8 de marzo de cada año como la denominada   “Huelga Feminista   en las Ciudades”, jornada a la  que los españoles en este 2018  han calificado como  “histórica”, organizada  para  la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Madrid, Barcelona, Valencia, Pamplona, Santa Cruz de Tenerife realizaron paros a los que se fueron sumando las principales empresas de la industria, los servicios y las administraciones públicas bajo el lema “sin igualdad no hay libertad”.

Cuando nacimos y crecimos en hogares en donde se dio preferencia desde niños a los hombres, condicionando nuestros intereses, necesidades y aspiraciones, entendemos muy bien lo que implica ser una mujer ahora y los caminos  que hay que emprender para salir adelante. Así entonces, sigamos promoviendo no solamente el 8 de marzo, que la injusticia para las niñas y mujeres se termine, que existan verdaderas condiciones de equidad y de igualdad caminando junto a los hombres,  en esa búsqueda de espacios de inclusión para todos,  para  nuestras hijas, hijos, nietas y nietos. 

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María Teresa Galicia Cordero

Doctora en Educación. Consultora internacional en proyectos formativos, investigadora social, formadora de docentes e impulsora permanente de procesos de construcción de ciudadanía con organizaciones sociales. Diseñadora y asesora de cursos, talleres y diplomados presenciales y en línea. Articulista en diferentes medios.