¿De quién es la culpa?

  • María de la Fe Torres Parada
¿No será nuestra por no demostrar con los hechos que el bien común es tarea de todos?

Hoy a mis alumnos de comunicación les tocó el tema de comunicación política y al empezar a platicar con ellos y preguntarles que era lo primero que se les venía a la mete cuando escuchaban este término me dijeron que la palabra política les desagradaba e incluso les molestaba, que al escucharla pensaban en corrupción, mediocridad, delincuencia, ineptitud, falta de capacidad profesional, pragmatismo, negocios chuecos, etc.

Hasta que les pregunté si no les venía a la mete nada bueno fue que uno me dijo: pues se supone que se hace política por procurar el bien de todos y hay casos en que algún político lo ha intentado, pero no sé si lo logró y la mayoría lo que busca es el bien para él y sus amigos…

Cuando un grupo de universitarios dice esto es difícil convencerlos de que la razón de ser de la política no es esa, y mucho más el hecho de convencerlos de la importancia que tiene la participación de ellos en la política.

Primero les expliqué que esto no se reduce a elecciones y partidos, y entré a más profundidad en el tema,  pero vaya que no me fue sencillo el explicarles de lo delicado que es que deleguen a otros por hartazgo, flojera o apatía sus responsabilidades cívico-políticas, ¿para qué? ¿Qué sentido tiene? Si estoy o no, no pasa nada, son muchos trámites para ningún resultado, hablo y hablo pero siempre me ignoran, mi tío es líder sindical, secretario, candidato, etc., etc. y no quiero ser, es transa, cínico… y contra todo eso ahí me tienen intentando cambiarles tan deprimentes paradigmas.

Pero ¿de quién es la culpa? ¿Quién tiene la culpa de su desencanto? ¿Quién es el culpable de su falta de interés o incluso de su rencor? ¿Son ellos por comodinos que no se ponen buscar el lado bueno? ¿Son ellos porque aferrándose a  su inmadurez, son incapaces de analizar con profundidad su entorno? ¿Son ellos porque eligen el camino fácil y siempre es más sencillo hablar mal que bien de las personas y las organizaciones?

¿No será que esa culpa es más de otras personas? Tal vez de los políticos que haciendo gala de sus habilidades “mágicas” desaparecen de la noche a la mañana millones de pesos con más maestría que el mismísimo  Houdini. ¿No será de esos candidatos que con tal de llegar al poder con capaces de contratar bailarinas exóticas para que “den show” en camellones y cruceros? ¿No tendrán la culpa todos esos empleados de dependencias gubernamentales que se la viven “haciendo como que hacen” pero no hacen nada? ¿O no la tendremos usted y yo? Sí, usted y yo que optamos por alejarnos de esos temas porque “no nos gustan” pero tampoco hacemos nada para cambiarlos, ¿no podrá ser acaso nuestra culpa por no demostrar con los hechos que el bien común es tarea de todos y no solo de  unos cuantos? ¿La culpa no será suya y también mía al pasármela quejándome de todo aquello que considero que está mal pero no me la paso buscando cómo hacer escuchar mi voz para proponer un cambio real?  ¿No tendremos usted y yo la culpa porque  en muchas ocasiones compartir el mismo asiento de espectador desde donde cómodamente se critica  y no ser lo suficienmente valientes como para saltar a la cancha y dar en ella la vida con tal de jugárnosla por el bien común?

 

Ya lo dijo con mucho tino el papa Pio XI: “La política es una de las formas más elevadas del amor, de la caridad”;  la cosa no es fácil, hay que empezar por cambiar nuestro propio chip para con hechos poder modificar el de los demás y así poder compartir la experiencia de transformar el entorno de manera trascendente y no tener que estar en un futuro preguntándonos de nuevo: ¿de quién es la culpa? 

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María de la Fe Torres Parada

Docente universitaria egresada de la licenciatura en Ciencias y técnicas de la comunicación por la UNIVA y maestra en Gestión del talento humano por la  Universidad Panamericana, docente diversas materias en el área de comunicación, con experiencia en periodismo y comunicación organizacional y gubernamental. Crítica, directa, aficionada a la fotografía, fiel creyente de que se puede hacer de México un mejor país y del mundo un mejor lugar para vivir