Mitos, realidades y escenarios de las elecciones del Estado de México

  • Edel Cadena Vargas

Es frecuente escuchar, en los medios de comunicación, que la elección para gobernador del Estado de México de 2017 es una especie de antesala o adelanto de lo que sucederá en el país en 2018. Ello porque esta entidad tiene el padrón electoral más grande, es vecina de la capital y es la contienda más próxima a la presidencial. Aunado a ello, se vaticinan resultados en función de los candidatos, desarrollo de las campañas, encuestas practicadas, resultados anteriores, desempeño en los llamados debates y hasta declaraciones o gestos de los contendientes.

Sin embargo, más allá de lo que se difunde, es importante dilucidar la certeza de estos razonamientos, para de ahí vislumbrar un panorama más cercano a la realidad.

1) Las explicaciones científicas. Si analizamos la literatura científica alrededor del comportamiento electoral, encontraremos que hay básicamente dos estilos de explicación. El primero supone que el elector analiza racionalmente trayectorias, discursos, desempeños, programas y propuestas de partidos y candidatos, para emitir su voto. Un segundo estilo de explicación supone que son factores estructurales o grupales (educación, ingreso, tradición, religión u otros) lo que determina su decisión.

En ambos casos hay inconsistencias, ya que parece poco probable que el común de los ciudadanos analice documentos, campañas, propuestas, propaganda y/o debates, que en la mayor parte de los casos ni los militantes de los partidos practican. De igual forma, en una sociedad donde la movilidad social es escasa y las tradiciones son muy arraigadas, sería imposible que hubiese cambios en las preferencias electorales a lo largo del tiempo.

2) El voto duro. Otro factor que muchos dan por sentado, es el llamado “voto duro”. Los partidos políticos, unos más que otros, suponen que hay un conjunto de ciudadanos que siempre vota por ellos, sin importar ningún otro factor, y para ello esgrimen cifras a nivel de municipio o el estado. Sin embargo, esta categoría es insostenible.

En efecto, si el “voto duro” como tal existiera, significaría que en cada sección electoral  habría un porcentaje de ciudadanos que siempre vota por el mismo partido, sin importar el tipo de elección. Por ello, si consideramos “voto duro” a una variación menor a 10% en la votación de cada partido por sección, resulta que de 1994 a 2015, de las más de 6 mil secciones electorales en el Estado de México, el PAN sólo tiene 26, el PRI 94 y el PRD 14.

3) Las encuestas. En cada elección, se difunden profusamente encuestas que supuestamente vaticinan el triunfo de uno u otro partido. No obstante, la mayor parte de ellas no resisten el más mínimo análisis técnico. Su error muestral es muy amplio (de 2.5 a 5% según la empresa) no son representativas (sólo son aplicadas en alrededor de 100 secciones electorales, telefónicamente o por internet) o no son interpretadas correctamente (no aplican el error muestral en sus cálculos). Por tanto, es de suponer que prácticamente todas ellas son meros instrumentos de propaganda de los partidos que las encargan, esperando que, al difundirlas, sean “profecías que se cumplen a sí mismas”. Esto sin contar que ningún estudio por muestreo, así esté correctamente confeccionado, es una profecía o maldición a cumplirse. El caso de la elección de Donald Trump es la prueba más reciente de ello.

4) Las campañas. Muchos suponen que el desarrollo de las campañas (propaganda, “propuestas”, dádivas, debates, declaraciones o hasta forma de vestir y hablar) determinan el resultado de una elección. Sin embargo, se sabe con precisión que el ciudadano común y corriente no está mayormente interesado en cada uno de esos factores, y que, de estarlo, probablemente no votaría por ninguno de ellos. Ello por la pobreza discursiva mostrada, la simplicidad de los mensajes, o la puerilidad de su propaganda. Incluso, llama poderosamente la atención que los analistas repiten el lugar común de la importancia de las “propuestas”, porque es políticamente correcto decirlo, cuando en realidad todos los candidatos dicen prácticamente lo mismo.

Si todo lo anterior es cierto, ¿cuál es el posible resultado de las elecciones para gobernador en el estado de México en 2017?

No existe, hasta el momento, forma alguna de anticipar el resultado de una elección, ya que este fenómeno es como el suicidio. Si bien hay ciertas regularidades, cada evento es único y no sintetizable a fórmulas, recetas o profecías.

No obstante, el escenario que se observa es un estado que desde inicios del siglo XX ha estado gobernado por el PRI, y que de 1990 a 2015 ha pasado de tener poco más de 800 mil votos a poco menos de 1 millón 800 mil en 2015, con un pico de 3 millones en 2011. Además, en esta última elección, el PAN obtuvo cerca de 1 millón de votos, el PRD cerca de 900 mil y MORENA medio millón.

Significa lo anterior que, si bien el PRI ha sido el partido mayoritario en el último cuarto de siglo, en los últimos 6 años esta organización ha perdido más de 1 millón de votos, y la distancia con sus más cercanos contendientes es de 1 a 2 y de 1 a 3.

Pero también es vital destacar que los grandes sucesos nacionales influyen marcadamente en las elecciones del Estado de México, como se puede observar en los resultados de 2000 y 2006, así como en los inmediatos.

Por ello, factores actuales de gran repercusión nacional como los escándalos de corrupción de gobernadores, la inseguridad, los desaparecidos, el alza al precio de las gasolinas, la baja popularidad del Presidente y los escasos resultados de las llamadas “reformas estructurales”, posiblemente sean un factor determinante en las próximas elecciones del Estado de México.

De cualquier forma, es de suponer que el 4 de junio de 2017 habrá un nivel muy alto de abstención, competitividad, cuestionamientos y hasta acusaciones mutuas. Ello sin contar la incivilidad (ningún candidato perdedor felicita al ganador o un ganador agradece a sus contendientes), el papel de las redes sociales (donde se privilegia el rumor, la mentira, la infamia y la teoría de la conspiración) o la percepción popular, que se vislumbra en algunas respuestas de las encuestas publicadas, de que hoy supuestamente “las elecciones no se ganan con votos sino con bytes”.

Secciones ganadas y votos por partido en las elecciones del Estado de México 2015

Organización

Secciones ganadas

Porcentaje

 

Votos totales

Porcentaje

PRI

3,496

57.0

 

1,795,307

32.3

PAN

1,108

18.1

 

992,443

17.9

PRD

1,163

19.0

 

877,787

15.8

MORENA

132

2.2

 

504,349

9.1

MC

93

1.5

 

258,667

4.7

PT

48

0.8

 

192,491

3.5

NA

35

0.6

 

152,112

2.7

PES

32

0.5

 

227,149

4.1

Otros

16

0.3

 

78,678

1.4

Cand. Independiente

3

0.0

 

11,838

0.2

PH

2

0.0

 

124,792

2.2

PVEM

2

0.0

 

121,206

2.2

Nulos

4

0.1

 

217,253

3.9

Sin dato

42

 

 

 

 

Total

6,134

100.0

 

5,554,072

100.0

Fuente: elaboración propia a partir de IEEM Instituto Electoral del Estado de México, 2016: resultados electorales, México IEEM. Disponible en internet en http://www.ieem.org.mx/numeralia/result_elect.html

[El autor trabaja en la Universidad Autónoma del Estado de México, es Doctor en Sociología e Investigador Nacional nivel I. Correo: edelcadena@yahoo.com.mx]

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