BORRACHERAS Y MÁS

  • José Ramón Eguibar Cuenca
Las borracheras de fin de semana pueden ser un inicio de un problema de adicción al alcohol.

No cabe duda que la idea de fiesta, celebración de eventos familiares o de reunión con los amigos se asocia a la disposición de grandes cantidades de alcohol. De tal forma que el beber tan solo dos vasos de vino o cerveza, llamadas bebidas de moderación por su contenido de alcohol (entre 5 y 14% del volumen ingerido), producen en el cerebro que se libere el neurotransmisor llamado dopamina, la cual genera una sensación de placer. Pero es frecuente que la celebración derive en parranda donde se toma alcohol hasta la fase en que deprime el cerebro, se duerme la borrachera y al otro día se tiene la denominada cruda. Si el ciclo se repite, es altamente probable que avance hacia un problema de adicción al alcohol, similar a la adicción a las drogas ilícitas (marihuana, cocaína, anfetaminas y opiodes). Actualmente existe un grave problema de ingestión excesiva de alcohol, el cual ya es responsable de una de cada diez muertes en adultos en edad de trabajar (25 a 60 años). Para ponerlo en perspectiva, en los Estados Unidos de América, son 88,000 muertos por año; ¡Caray! 241 muertos por borrachera al día.

Estos datos alertaron al sistema de salud y realizaron una encuesta nacional preguntando si se había tenido una parranda el último mes. Los resultados son escalofriantes ya que 66.7 millones de Norteamericanos reportaron haberse emborrachado, esto es el 21% (1 de cada 5 habitantes). En base a esto y a estudios de cambios cerebrales debido a la ingestión de alcohol, así como las enfermedades asociadas a la ingesta crónica de bebidas embriagantes como el síndrome metabólico, cirrosis hepática y cáncer es que la Asociación Médica Americana ha determinado que aquellos sujetos propensos a embriagarse solo el fin de semana, deben ser considerados ya como enfermos y ser sujetos de tratamiento, ya que su sistema de reconocimiento del placer en su cerebro está alterado. De hecho se ha determinado que los sujetos adictos a las borracheras tienen un efecto negativo durante la fase de abstinencia (esto es el resto de la semana) y en la cual otras actividades placenteras como el comer o la actividad sexual tienen un menor efecto placentero. Adicionalmente presentan una fase de preocupación-anticipación cuando se acerca el fin de semana, ya que la siguiente borrachera se asocia con el placer de beber alcohol, pero para lograrlo es necesario beber más o bien cambiar al consumo de bebidas con alto contenido de alcohol como vodka, whisky, etc. En esta fase los sistemas cerebrales que frenan nuestras conductas o que nos alertan de que son dañinas se inhiben y se activan las que promueven la búsqueda de un evento social que justifique la borrachera como eventos deportivos, el día del compadre o una fiesta familiar, cualquier pretexto es bueno. Prevengamos a nuestros hijos, familiares, amigos y además informarles que la simple borrachera es un camino a la adicción al alcohol.

[El autor es titular de la Dirección de investigación de la Vicerrectoría de Investigación y Estudios de Posgrado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla]

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José Ramón Eguibar Cuenca

Director General de Investigación de la Vicerrectoría de Investigación y estudios de Posgrado BUAP, médico de profesión y doctor en neurociencias. Es miembro del SNI y la Academia Nacional de Medicina