El G20 y la ansiedad global

  • Jonathan R. Maza
El G20 y sus retos. La cuarta revolución industrial. Efectos económicos, políticos y culturales.

La incertidumbre financiera global ha llevado a la humanidad a la era de la ansiedad, donde los empleos mal pagados, el aumento de la inflación y los precios de los productos son la constante en la economía. En lo que respecta a la democracia, los efectos de la ansiedad colectiva han derivado en la pérdida de confianza en las instituciones políticas, y la democracia pierde cada vez más adeptos.

La actual coyuntura política y económica mundial presenta enormes retos para la gobernanza global: el estancamiento de las economías emergentes, el decrecimiento de las economías desarrolladas, el auge de nacionalismos autoritarios en Europa y Estados Unidos de América, el referéndum por el Brexit en Reino Unido y su efecto desestabilizador en la Unión Europea, las migraciones masivas, la creciente decepción por la democracia en distintas regiones como en Latinoamérica, la caída de los precios del petróleo, el alza de las deudas públicas nacionales, las divergencias en las políticas monetarias de los países desarrollados y los escándalos internacionales por corrupción de gobiernos y empresas como los “Panama Papers” y la impunidad que impera en estos casos.

Después de la crisis financiera de 2008, el modelo financiero de gobernanza global, surgido del Bretton Woods (1944) comenzó a ser cuestionado seriamente. La globalización, que por décadas fue anunciada como la vía más rápida para llevar prosperidad económica a las naciones, también comenzó a ser criticada, pues ni ha logrado sostener niveles de vida dignos para todos, ni ha reducido las brechas de desigualdad, al contrario, éstas han aumentado. En este contexto es que toma fuerza el denominado G20, como foro informal que reúne a los 20 países con las economías más grandes e importantes a nivel internacional, representando el 80% del comercio mundial y más del 86% del PIB.

El G20 se reúne de forma anual y es presidido por un periodo de un año de forma rotativa por uno de los países miembros, y este año es China quien preside las reuniones que se llevan a cabo los días 4 y 5 de septiembre en la ciudad de Hangzhou, provincia de Zhejiang. La agenda de esta cumbre internacional versa en temas como la regulación y nuevo diseño de una arquitectura financiera global que sea incluyente y que de mayor certidumbre a los mercados internacionales; también hablarán sobre la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la ONU, el cambio climático, la industrialización de África y en los países menos desarrollados, políticas laborales, seguridad alimentaria, salud, cooperación internacional, terrorismo, y finalmente sobre la relevancia de la innovación, la economía digital y la Cuarta Revolución Industrial.

Más allá de la agenda global a discutir en las mesas de negociación, lo que los líderes mundiales se juegan es la viabilidad de sus países y sus proyectos, tal es el caso de Obama en Estados Unidos de América frente al riesgo que representa Trump, Vladimir Putin en Rusia y Eurasia intenta consolidar un proyecto geopolítico y cultural alternativo frente al establishment de la alianza del Atlántico Norte, para muestra está su actuación en Medio Oriente, la promoción de leyes anti aborto, la prohibición del matrimonio igualitario y la adopción por parejas del mismo sexo, todo lo contrario a lo que promueven sus contrapartes europeos y americanos. Por otro lado, China que avanza cada vez más con pasos de gigante con la fuerza del comercio internacional, pero con la debilidad de un mercado interno anémico.

Como ya lo hemos comentado en anteriores colaboraciones, el motor fundamental del siglo XXI será el talento humano, es decir, las personas y no los flujos de capital. Por esta razón la mayor crisis que enfrentará Europa es la falta de población identificada con occidente (culturalmente hablando), frente a las olas de migración masiva de poblaciones de orígenes y claves culturales completamente distintos, que no pretenden adaptarse ni a las instituciones democráticas ni a los valores occidentales sobre las cuales se sostienen. El problema de Europa es demográfico, después será político y finalmente cultural. Por ello surgen las reacciones políticas nacionalistas como el Brexit en Reino Unido o los partidos identitarios como Alternativa para Alemania (AfD) que ha desplazado al partido gobernante de la canciller alemana Angela Merkel, o Le Manif pour Tours y el Front National en Francia.

Estamos siendo testigos del cambio de época que suscita acciones y reacciones alrededor del mundo. La ciencia, la tecnología, la innovación, la economía, la política y la cultura están siendo tan relevantes, todas al mismo tiempo, que es necesario comprender su interconexión y habituarnos a dar respuestas en todos esos ámbitos de la vida humana, para proponer soluciones holísticas e integrales.

Hasta la próxima colaboración…

Twitter: @jonathanmaza

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Jonathan R. Maza

Internacionalista con especialidad en Política Internacional y Diplomacia UPAEP. Maestro en Seguridad Nacional. Estudios en Seguridad Nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales de la Secretaría de Marina Armada México