EE.UU. en crisis y la oportunidad para México

  • Jonathan R. Maza
México tiene vocación diplomática y una posición geopolítica envidiable

Las tensiones entre EE. UU. y China continuarán durante la administración del Presidente Joe Biden. Es un hecho que la nueva administración no tiene incentivos para cambiar drásticamente su postura y estrategia frente al gigante asiático, que representa un desafío como potencia regional con aspiraciones a ser una potencia mundial. Lo anterior, es consecuencia de un reacomodo político al interior de los Estados Unidos de América y por la polarización política-electoral de su población, atribuible a las recientes elecciones presidenciales y al auge del nacionalpopulismo que representó eficazmente la era Trump.

También, existen otras causas que agudizan las presiones internas con consecuencias en la política exterior estadounidense, como el fin de un prolongado paradigma político que dominó la vida pública, al menos desde mediados del siglo XX hasta ahora, y que actualmente, por primera vez en su historia, coinciden el fin de dos grandes ciclos, por un lado el paradigma o ciclo político y por el otro el ciclo económico, tal y como lo ha explicado en numerosas publicaciones el analista geopolítico George Friedman.

Lo anterior, significa que la política interior de la hasta ahora única potencia mundial, ha obligado a la clase política y tomadores de decisiones a mover sus posiciones y propuestas electorales hacia posturas más duras, más claras y, sobre todo, en un contexto de competencia y tensiones geopolíticas, a posiciones menos cooperativas en política exterior, especialmente con China, Rusia, Irán y otros países. Lo anterior, dificultará el arranque de la administración de Biden, a menos de que reconstruya lazos de cooperación con sus aliados tradicionales, deteriorados durante la administración de Trump, y que además mejore las relaciones con países clave como México, su socio estratégico regional, que ahora tendrá una activa participación en el multilateralismo internacional.

México es una potencia media, con una vocación diplomática extraordinaria, orientada a la mediación y la cooperación, con una posición geopolítica envidiable, y que en este 2021, cuenta con más herramientas en sus campos diplomático y político para desplegar acciones que tiendan a posicionar sus intereses y objetivos nacionales en los organismos internacionales en los que forma parte y que son pertinentes a las grandes preocupaciones del bloque regional de Norteamérica, por su integración comercial y de cadenas de valor regional de sectores productivos industriales y tecnológicos, además del natural liderazgo regional que ejerce en América Latina y el Caribe, especialmente en Centroamérica, en donde comparte preocupaciones y temas de seguridad, migración y prosperidad regional en su frontera sur.

Desde finales del año 2020, México ocupa un lugar en organismos multilaterales de carácter estratégico para la paz, seguridad y justicia internacional, por ejemplo, fungirá como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU durante el periodo 2021-2022 y podrá servir como enlace con la Corte Penal Internacional, donde acaba de ser nombrada jueza la mexicana Socorro Flores. Con estas posiciones, podrá desempeñar un rol mediador e influyente en las instituciones del orden internacional.

Esta posición en el ámbito exterior pone al país ante grandes oportunidades y frente a retos de los cuales puede obtener beneficios, mientras que los riesgos y amenazas se originan más en el ámbito interno, tales como el crimen organizado que continua imponiendo riesgos a la gobernabilidad y la seguridad interior, así como riesgos económicos y sociales derivados de la precaria situación económica de la población, que con la pandemia por Covid-19 incrementó y aceleró la debacle de la economía con pérdidas masivas de empleos y fuentes de trabajo para millones de mexicanos.

Por ello, México debe poner especial atención en articular efectiva y estratégicamente sus capacidades de política exterior con los objetivos de seguridad interior, para que su presencia y participación en organismos como el Consejo de Seguridad de la ONU logren influir determinadamente en frenar el tráfico de armas pequeñas y ligeras, mediante controles más estrictos. Estas acciones pondrían un acento en la agenda bilateral México-EE. UU. en materia de seguridad con la nueva administración de Biden, para facilitar el logro de un objetivo muy importante, el de detener el flujo de armas a grupos del crimen organizado presentes en territorio mexicano.

Por estas razones, es relevante hacer notar la estrecha coordinación existente entre la Misión Permanente de México en Nueva York y las Secretarías de Estado de Marina y Defensa Nacional, ya que esta quinta ocasión en la que México ocupa un asiento en el Consejo de Seguridad, coincide ahora con la participación de elementos militares de México en Operaciones para el Mantenimiento de la Paz (OMP) de las Naciones Unidas, un indicio de la cada vez más relevante coordinación de las Fuerzas Armadas con asuntos de política exterior y su profesionalización en asuntos internacionales, exigencias naturales para un país que, a pesar de las dificultades coyunturales internas, está desarrollándose naturalmente para consolidar su posición como potencia media, lo que podrá abrir escenarios de diversificación de relaciones internacionales, comerciales estratégicas y de seguridad con otros países y regiones en el mundo, especialmente con Asia, que es clave en la construcción del nuevo orden internacional necesario ahora.

 

Análisis retrospectivo

En un artículo que publiqué exactamente hace 4 años, que se titulaba “Trump: La oportunidad para México“ (https://www.e-consulta.com/opinion/2017-01-19/trump-la-oportunidad-para-mexico) explicaba cuáles eran las razones por las que Donald Trump representaba uno de nuestros mayores desafíos como país, aunque también una portunidad: “Los Estados Unidos de América permanecerán al norte de nuestra frontera, Trump se tendrá que ir como su presidente en algún momento, definamos cómo queremos ser y que rol queremos tener con nuestra vecina nación cuando su nuevo presidente se haya marchado.“, y finalmente se fue.

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Jonathan R. Maza

Internacionalista con especialidad en Política Internacional y Diplomacia UPAEP. Maestro en Seguridad Nacional. Estudios en Seguridad Nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales de la Secretaría de Marina Armada México