Grecia, Tsipras y la posibilidad de resistir

  • Oscar Barrera Sánchez
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La posible negativa de pago de deuda al Fondo Monetario Internacional, por parte del gobierno griego de Alexis Tsipra, y con el respaldo de su pueblo, se convierte en verdadero parteaguas no sólo para las formas de gobierno europeas sino para la democracia internacional en su conjunto. La resistencia a una serie de deudas contraídas por gobiernos griegos, rastreros de la política económica capitalista neoliberal puede ser la punta de lanza de nuevas sendas en la organización política y social transnacional frente a esta forma de capitalismo salvaje.

Desde el surgimiento en 1952 de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), la unidad europea tenía sus distingos, sus prietitos en el arroz. Las naciones que buscaban crear y consolidar un bloque geoeconómico que permitiera el desarrollo económico de las burguesías continentales europeas, que dejara atrás los bloques geopolíticos que representaban los bloques capitalista y socialista producidos por la Segunda Guerra Mundial y extendidos durante la Guerra Fría, se iba fortaleciendo. De las seis naciones originarias del CECA, cinco años después de la fundación de esta sociedad, surge la Comunidad Económica Europea (CEE) quien en sus listas logró tener nueve miembros en 1972 con las incorporaciones de Dinamarca, Irlanda y Gran Bretaña; diez en 1979 con el ingreso de Grecia y; doce en 1985 con las adhesiones de Portugal y España.

Fue hasta 1993 que, con los cambios en los regímenes de las naciones europeas, se establece la Unión Europea, cuyo objetivo era crear una zona de libre comercio competitiva contra los mercados norteamericanos y asiáticos. Además de favorecer el libre mercado, una moneda única y la libertad de tránsito entre las personas de los países miembros, se promovía un modelo de gobernanza que favoreciera la vida de dicha comunidad de países europeos. No obstante, en la constitución de los miembros adherentes se contaba con cierto recelo respecto a dos naciones, cuyas economías no eran crecientes como en el caso de los otros miembros: España y Grecia.

Curiosamente, 22 años después de la conformación formal de la Unión Europea estas dos naciones cuentan con niveles de desarrollo ínfimos, esto debido a la creciente deuda adquirida por gobiernos que lejos de favorecer las necesidades de sus pueblos se condujeron con medidas de corte neoliberal que beneficiaron a unos cuantos en detrimento de sus pueblos. Crecientes deudas contraídas con organismos económicos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), han propiciado nuevos retos para esas naciones y la neoemergencia de ideologías acordes con las problemáticas vividas por el capitalismo en su fase neoliberal.

La llegada al gobierno griego de Alexis Tsipra, apoyado por la Coalición de la Izquierda Radical, mejor conocida como SYRIZA y la agrupación partidista española Podemos, producto de algunos grupos de resistencia del movimiento 15-M, denominado Los indignados, que buscaban mayor participación política fuera del bipartidismo español Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), son los mayores aportes en las democracias institucionalizadas europeas y, ambas surgidas como respuesta al modelo económico que más ha dejado pobreza y necesidad a través del mundo. 

Independientemente del resultado del referéndum del 5 de julio, el gobierno griego ha dado visos de resistencia ante una despiadada Troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) y sus organismos agiotistas e intervencionistas, lo cual puede poner en descubierto la fragilidad de los bloques geoeconómicos, la cada vez más rebasada política económica capitalista neoliberal y la flaqueza de las economías mundiales.

Asimismo, la posible negativa de pago de deuda abre las posibilidades de la constitución de un verdadero gobierno popular y la necesidad de pensar la constitución de bloques geopolíticos transcontinentales que favorezcan una visión ideológica que haga frente a la hegemonía capitalista. El gobierno griego, el avance de Podemos en España, así como el avance del denominado “nuevo socialismo” en Latinoamérica, no sólo abren un sendero de luz ante el capitalismo salvaje, sino la posibilidad de una vida más digna en el mundo. Esperemos que Grecia diga “No”.

Picaporte

Esperemos que la economía mexicana sea tan sólida como asegura el gobierno federal, no vaya a ser que un referéndum heleno se convierta en una tormenta titánica que con solo anunciarse mande el precio del dólar por las nubes.  

oscarbs78@yahoo.com.mx

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Oscar Barrera Sánchez

Doctor en Ciencias Sociales y Políticas por la UIA. Comunicador y filósofo por la UNAM y teólogo por la UCLG.