El español Rafael Nadal hizo más grande su leyenda al añadir otro título de Roland Garros a su colección, el número 14 para ser exactos. No conforme con ello, llegó a 22 títulos del Grand Slam para así despegarse a dos de Novak Djokovic y Roger Federer y consolidarse como el tenista con más ‘grandes’ de la historia.

Nadal volvió a dar cátedra en su pista favorita solo dos días después de haber festejado su cumpleaños número 36. Se impuso con una superioridad plena ante el noruego Casper Ruud por parciales de 6-3, 6-3 y 6-0 en apenas 2 horas y 18 minutos.

La final quizás no estuvo a la altura del torneo que se disputó, pero quizás es la más simbólica de las 14 que ha disputado Nadal sobre la arcilla de París. El de Manacor llegaba apenas justo a la capital francesa, con un pie izquierdo más que tullido del que advirtió que le provoca grandes dolores.

Pero fueron más grandes sus ganas de volver a brillar en la Philippe Chatrier para reclamar el cetro que el año pasado le arrebató Djokovic, episodio que le hizo sobreponerse para buscar añadir un peldaño más al pergamino que seguro ya se escribe sobre él.

Solo unos meses después de ser campeón en el Abierto de Australia, volvió para encadenar los dos primeros torneos grandes del año por vez primera en su vida, con todo y que el punto final en su carrera ya suene más pronto cada vez.

Nada era más grande que él, el público le aplaudió todo, rendidos ante el rey que tuvo primero que librar titubeos iniciales y que ahora posee una adoración que parece no tener final.

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Hizo acto de presencia para afrontar la que quizás sea una de las finales más desiguales. De frente tenía al joven Ruud, otro alumno de su academia y el más joven rival que ha afrontado para levantar el título. Esto ya merece aplausos para un tenista que a sus 23 años ya se acerca al top 5 mundial.

Pero el noruego apenas y tuvo armas para defenderse del tenis de Nadal y el español ni siquiera tuvo que exigirse demasiado para finalizar el duelo en solo tres mangas.

El semblante le volvió a Ruud en el segundo, cuando se puso 3-1, aunque ese fue todo el destello de rebelión que pudimos verle. Nadal puso el quinto punto e hiló once juegos consecutivos que sentenciaron por completo la final con el 6-0 en el tercer parcial, marcador aplastante y apenas el segundo que logra en una final luego del conseguido en 2008 ante Roger Federer.

Tras ir de menos a más, Rafa llegó convencido al torneo y pudo derrotar en cinco sets al canadiense Felix Auger-Aliassime en octavos, luego se reanimó para echar en cuatro a Djokovic en cuartos y se le vio tranquilo tras la retirada por lesión del alemán Alexander Zverev en semifinales; quizás este último era el verdadero partido de final con apenas dos sets en tres horas.

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Toca ver qué le depara a Rafa ya sin el short ni la raqueta. El español prometió seguirlo intentando, aunque ni si quiera él sabe qué pasará más adelante. Previamente se dijo cansado de vivir con dolor, algo que no es para nada humano. Ya condicionado por su físico solo algo es seguro en este momento: esta pudo haber sido su última participación en Roland Garros.