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Puebla, de las principales rutas de niños migrantes : UNICEF

  • Patricia Méndez
En caso de ser deportados, los afectados se enfrentan a situaciones de violencia, inseguridad y exclusión social
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Puebla forma parte de las tres principales rutas que los niños centroamericanos siguen para llegar a Estados Unidos, según reveló el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), que alertó de los enfrentamientos que ocurren en el trayecto con traficantes y otro tipo de bandas delictivas.

De acuerdo con el informe “Desarraigados en Centroamérica y México”, la carencia de recursos para viajar por rutas migratorias seguras y legales obliga a muchas de las familias más pobres y desfavorecidas, a elegir caminos irregulares y peligrosos.

Mediante una revisión de casos, la Unicef indicó que el endurecimiento de la aplicación de las leyes provocó que el paso por el sur de México se convirtiera en un riesgo para los inmigrantes, pues para evitar ser detenidos, muchos de ellos recurren a los llamados coyotes (traficantes humanos) o escogen rutas informales (bosques o pasos de montaña), con lo que se exponen a un peligro mayor que el de ser víctimas de explotación, abusos, ataques y extorsión.

Según un mapa presentado por la organización, la mayoría de los centroamericanos que buscan llegar a la Unión Americana, llegan primero a la localidad de Tegucigalpa, en Honduras, para seguir por El Cebo, en Guatemala, después a Tenosique en Tabasco y así hacer una nueva escala en Puebla.

Una vez que se encuentra en la entidad poblana, siguen por la Ciudad de México a San Luis Potosí, y finalmente a Zacatecas. En esta entidad, surgen dos nuevas rutas: la primera llega hasta Piedras Negras en Coahuila, mientras que la segunda pasa por Monclova, en esa misma entidad, en donde inician por lo menos tres nuevos trayectos.

Recurrir a los servicios de un “coyote” puede costar hasta 3 mil 500 dólares por persona, y la cantidad se puede elevar hasta los 15 mil dólares si el inmigrante es acompañado por un niño. “Las familias migrantes pobres suelen verse obligadas a financiar su viaje vendiendo las pocas pertenencias o propiedades que tienen o pidiendo prestamos sustanciales”, dice la Unicef en el documento.

Por otra parte, si las personas son deportadas, suelen encontrarse con grandes deudas a su regreso, las cuales son incapaces pagar, ya que para obtener los préstamos, pierden todos sus bienes

“Esta presión económica puede dejar a los niños y a las familias sin hogar o sin los recursos necesarios para pagar elementos básicos como alimentos, atención médica o una matrícula escolar”, se indica en el informe.

Para la organización internacional, el regreso de los migrantes también es un problema no solo por la situación financiera que enfrentan a su regreso, sino porque también se enfrentarán a situaciones de violencia, pobreza, falta de oportunidades, estigmatización, exclusión social y desplazamientos internos.

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