• Sociedad

Persigue odio y ataques a activista gay asesinado en Tehuacán

  • Laura Ruiz
Desde 2010 colectivos del segundo municipio más grande del estado han contabilizado más de 15 casos similares
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Hace más de 20 días unos murales que José Carlos Carrera había pintado en su casa y estética fueron baleadosCinco días después rompieron los vidrios del inmueble. Entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves de la semana pasada lo asesinaron en el mismo lugar con al menos 18 lesiones de arma blanca.

Por las balas el activista político de la comunidad gay que habitaba en la junta auxiliar de San Nicolás Atzitzintla, municipio de Tehuacán, levantó una denuncia en la Fiscalía General del Estado (FGE).

Eso fue lo que el joven que rondaba los 30 años y era conocido como Charly, advirtió a integrantes del Club G Tehuacán, organización que desde finales de los ochentas trabaja por los derechos de la diversidad sexual.

"Se veía que estaba tronando y lamentablemente pues ya llovió y esto arrastró a uno de nuestros compañeros de ruta", explicó Kevin Williams, quien actualmente encabeza el club y representa otros movimientos locales e internacionales.

El hecho consternó a los activistas de Tehuacán y será este sábado por la noche en que diferentes grupos exijan públicamente a la FGE y al gobernador Antonio Gali que se cumpla con justicia.

Este caso, dijo, es visto desde su perspectiva como de odio por el tipo de lesiones y por los antecedentes que el joven denunció en días previos.

      

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Dado lo que han vivido en otra quincena de casos registrados desde 2010, esperan que no haya prejuicios y revictimización, pues lo más común ha sido que se justifique sin investigar, crímenes pasionales.

"Es absurdo porque entre los colectivos, entre parejas, no nos andamos matando, de entrada y lo segundo, es una victimización, ¿por qué?, porque tienes a un homosexual, a un travesti, a un trans asesinado  y luego dicen que su pareja fue, para que el chico o chica se dé a la fuga y digan, 'ya ven, sí fue'", detalló.
En el caso de las familias afectadas, agregó, la exigencia de justicia también es complicada pues primero se topan con prejuicios y además se convierte en un tema de recursos económicos.

"Aquí tenemos el primer problema al que se enfrentan todas las familias de una persona asesinada. El primer problema es el estigma social, 'a su hijo lo mataron por Puto', y así les dicen y es triste que se utilicen ese tipo de peyorativos. Lo segundo es, '¿Quieren que investiguemos?, va a ser de a tanto'", dijo Williams.

En el caso de Charly se trataba de una persona que si bien había participado en el pasado de las actividades de un partido político en Tehuacán, tenía su estética y era coreógrafo, no contaba con recursos económicos.

La misma comunidad gay de Tehuacán se hizo cargo de recaudar apoyos para los gastos funerarios y su entierro.

El mismo ocurrió el viernes en San Nicolás y se caracterizó por la participación de pobladores y autoridades locales quiénes le reconocían porque cada año se encargaba de organizar el carnaval.

En Tehuacán, señala Williams, es contrastante el reconocimiento y el acceso a la justicia que se da a la comunidad gay.

Por un lado fueron el primer municipio del país en contar con una regiduría de grupos vulnerables actualmente esta está representada por un funcionario público abiertamente homosexual.

Llevan ya cuarto matrimonios entre personas del mismo sexo y concretar el trámite no es complicado. De acuerdo con Williams en la convivencia diaria tampoco resalta la discriminación.

Sin embargo, en los más de 15 homicidios con características de odio hacia la comunidad gay registrados desde 2010 no han visto acceso a la justicia y sí el uso de chivos expiatorios.

Uno de los más sonados, recordó, fue el de la activista Agnes Torres en el que resaltó el vínculo entre la pronta respuesta y el hecho de ser hija de un magistrado. Con todo y vínculo, dos de cuatro señalados como responsables ya están libres.

Tras el homicidio de Hugo Toscano en 2012 también se detuvo y acusó a un responsable de quién se tuvieron dudas y que finalmente salió libre hace casi dos semanas.

De cerca, agregó, él vivió el homicidio de su amiga Bárbara Lezama. Ahí las autoridades perdieron partes del expediente y plantearon al menos dos chivos expiatorios. En este caso, lamentó, las creencias religiosas de su familia les llevó a dar por cerrada la investigación.

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