• Sociedad

Le cantan las golondrinas al hospital de San Alejandro

  • Laura Ruiz
El Hospital, conocido por el elevado número de partos que ahí se realizaban, vivió la primera de sus despedidascon todo y flores, llanto y mariachis
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¿Cuántos poblanos habrán nacido en San Alejandro, ese hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a demolerse y reconstruirse tras el sismo del martes pasado y con fallas estructurales arrastradas por años, que hoy vivió la primera de sus despedidas con todo y flores, llanto y mariachis?

Al menos en la familia R. M., que este lunes fue a dar las gracias con una cartulina pegada en la reja del Hospital General de Zona 36, los que vieron la luz por primera vez ahí fueron siete, hoy adultos, nacidos en 1980, 1981, 1983, 1984, 1985, 1987 y 1989.

Ahí han hecho fama también, los primeros niños nacidos cada Año Nuevo de los que se cuentan historias en medios de comunicación; las madres cuyos partos complejos ha difundido el IMSS; y las que han participado en programas innovadores de lactancia.

El estimado real, aclara un grupo de enfermeras jubiladas que fueron a decir adiós antes de la entrada de maquinaria, llegó a rondar los 70 recién nacidos al día. Entre ellos, sus propios hijos y demás familiares.

Con el uniforme verde IMSS bien puesto aunque lleva 15 años disfrutando su retiro por ley, cuenta una de ellas, Martha Cruz, San Alejandro fue también un hogar y un lugar de pérdidas.

"Ingresé a San Alejandro en 1980. Aquí vi nacer a mis sobrinos, a mis hijos, a mi padre morir. Fue nuestra segunda casa, para todas las que estamos aquí, fue nuestra segunda casa.

"Lágrimas, risas, buenos y malos recuerdos, pero es un hospital que nos dio y nos sigue dando, porque yo tengo 15 años de jubilada y nos sigue dando mucho", recordó.

Atender las muertes, enfermedades y en especial los nacimientos, concluyen las enfermeras, ha implicado del trabajo organizado en equipo del personal de enfermería.

Decir adiós a San Alejandro, cuenta por otro lado el cirujano Leopoldo Gil, a quien buscan para varias fotos del recuerdo sus compañeros de trabajo, le trae una mezcla de emociones.

Junto con el edificio, explica, se irán las historias de quienes llegaron ahí preocupados por recuperar su salud, pero por otra parte se abre la posibilidad de contar con un mejor lugar para atender a los derechohabientes.

"Es todo. Aquí se quedan muchos recuerdos, se quedan muchas vibras muy buenas por atender a tantos pacientes y el sólo hecho de decir gracias, es muy satisfactorio y además el ver sufrir a mucha gente, pero que pudimos atenuar su dolor, también es muy satisfactorio.

"Es muy triste porque es un hospital que era la esperanza de vida para los poblanos de esta región y es un sentimiento encontrado. Que se mejore la instalación, que se quite lo que ya no sirve para estar seguros", comenta.

Tener un mejor nosocomio es necesario. El sismo de 7.1 grados Richter que acabó con la historia del inmueble, dejó daños en muros, escaleras y elevadores. Desde que se construyó hace 41 años la obra tuvo fallas. Pese a reparaciones y remodelaciones, era uno de los puntos que autoridades volteaban a ver cada que temblaba, para saber si seguía de pie.

Si bien casi todos los de la despedida son ciudadanos y personal de edad adulta, con batas blancas y menos años destacan aquellos para los cuales San Alejandro también es una escuela a la que le dicen adiós.

Y es que por ahí pasaban hasta el 19 de septiembre del sismo, estudiantes de medicina que hacen su internado o servicio social, así como médicos ya graduados que cursan su especialidad tras un proceso de selección nacional de limitadas oportunidades.

Egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), Abraham Quirarte es uno de esos ejemplos. Apenas lleva unos 7 meses preparándose como cirujano general, pero le bastan para sentirse agradecido.

"Fue un hospital que nos abrió las puertas, realmente, pues sin pedirlo. Muchos venimos de otras ciudades, de otros estados y realmente sentimos en San Alejandro la hospitalidad y el cariño de la gente de Puebla", cuenta el joven médico, quien ahora está a la espera de que lo reubiquen.

Aunque, tras el anuncio de la demolición y reconstrucción hecho por el Presidente Enrique Peña Nieto, no hay fecha para acciones a seguir, el personal médico decidió decir hoy adiós. Pidieron que se continúe con los mensajes de apoyo pegados en las rejas los siguientes días. Hubo también quien le mandó a hacer una misa al inmueble.

Los 392 pacientes que estaban ahí internados, fueron a dar a otros nosocomios del IMSS en la ciudad tras el sismo. Mientras a San Alejandro le cantaban Las Golondrinas, parte del personal se encargó de explicar a decenas de dudosos a dónde redireccionarán sus citas.

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