Inflamación crónica de estómago, dolor abdominal, diarrea, incluso afectaciones al hígado y pulmones, resultado de bacterias transmitidas por gatos y perros
La predisposición depende de la raza: en perros “chatos” o con nariz muy corta, como bulldog, pequinés o pug, las enfermedades de la córnea son más frecuentes
La tendencia es esterilizarlos entre los primeros tres y cuatro meses de vida, apuntó Jesús Marín Heredia, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia