Atención y desarrollo de los pueblos indígenas

  • Alberto Jiménez Merino
Las comunidades originarias continúan siendo las más vulnerables ante la situación de desigualdad

El 9 de agosto ha sido designado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el cual este año se ha enfocado a resaltar la protección de los derechos de estos núcleos poblacionales en aislamiento voluntario.

Según la ONU 2024, una marginación centenaria y un conjunto de distintas vulnerabilidades hacen que los pueblos indígenas no dispongan de las mismas posibilidades de acceso a la educación, al sistema sanitario o a las comunicaciones digitales.

La misma fuente señala que los pueblos indígenas constituyen cerca del 6 por ciento de la población mundial, 476 millones de personas en 90 países, pero representan al menos el 15 por ciento de los extremadamente pobres. Los territorios de los pueblos indígenas abarcan el 28 por ciento de la superficie del planeta y contienen el 11 por ciento de los bosques del mundo, por eso actúan como guardianes de la mayor parte de la biodiversidad.

Los sistemas alimentarios de los pueblos indígenas tienen altos niveles de autosuficiencia ya que son capaces de generar entre el 50 y 80 por ciento de sus alimentos y recursos.

En México, habitan 68 pueblos indígenas, cada uno hablante de una lengua originaria propia que se organizan en 11 familias lingüísticas y 364 variantes dialectales, de acuerdo con iwgia.org 2020. Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), existen 25.7 millones de personas, 21.5 por ciento de la población, que se describen como indígenas; 12 millones de habitantes señalaron vivir en hogares indígenas.

En su estudio iwgia.org, El Mundo Indígena 2020, destaca que las comunidades originarias continúan siendo las más vulnerables ante la situación de desigualdad. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el 69.5 por ciento de la población indígena, cerca de 8.4 millones de personas, experimenta una situación de pobreza y el 27.9 por ciento de pobreza extrema. Asimismo, el 43 por ciento de los hablantes de alguna lengua indígena, no concluyeron estudios de primaria, mientras que el 55.2 por ciento se desempeña en trabajos manuales de baja calificación.

Las principales necesidades de los pueblos en general, a las que no escapan los indígenas, son el abasto de agua potable y vivienda apropiada, de educación con escuelas dignas y maestros suficientes, atención a la salud con las características propias a sus costumbres y creencias; vías de comunicación, caminos, electricidad, apoyos productivos y financiamiento para el desarrollo sustentable y sostenible.

Lo anterior solo es posible cuando se tiene el conocimiento directo de las necesidades de las comunidades. Conocer quiénes, cuántos son y dónde viven, es el punto de partida.

En un ejercicio de planeación básica comunitaria para el desarrollo, es fundamental saber cómo se les puede ayudar.

Las preguntas iniciales de un proceso de desarrollo serían: a qué se dedica la gente; qué problemas y necesidades tienen; cuáles son los problemas ambientales, sociales, económicos y productivos; qué se debe mejorar; qué quieren y pueden hacer; qué apoyos necesitan de los diferentes niveles de gobierno.

Los graves niveles de pobreza han provocado que lo inmediato sea la obtención de apoyos materiales por parte de la población y su dotación por parte de los gobiernos, lo cual es, además, políticamente lo más rentable. Y no es que no sirva, lo que creo es que no es suficiente. A los apoyos inmediatos para la contención de los problemas deben seguir acciones que transformen la realidad actual.

La pregunta, ¿cómo te ayudo?, según Paul Pollack, en su libro Cómo eliminar la pobreza, es indispensable para no pretender adivinar. Lo que la gente adopta es aquello que se determinó conjuntamente con ellos y no algo que se impone porque uno crea que eso los va ayudar. Es la base de una política pública.

En el ámbito productivo, por ejemplo, es el desarrollo de capacidades lo único que transforma los entornos. Pero de inicio es probable que la gente no valore la capacitación por la gran necesidad existente y por ello no lo piden. Sin embargo, todos los apoyos materiales sin capacitación, asesoría y acompañamiento técnico, se pierden lamentablemente.

Para la reconstrucción del tejido social, actualmente debilitado, y para impulsar el desarrollo de las comunidades, la prestación de servicios técnicos comunitarios puede tener un mayor impacto que los apoyos individuales tradicionales, con sus variantes, pero es algo necesario para comunidades indígenas, comunidades de migrantes y comunidades de regiones productivas.

Por supuesto que al mismo tiempo se debe apoyar el abasto de agua y saneamiento, la salud, la educación, la vivienda, las vías de comunicación, la comunicación digital, las actividades económicas, sistemas de financiamiento, el medio ambiente y todo aquello que la planeación básica comunitaria demanda, en forma gradual, pero con voluntad y decisión por parte de los gobernantes.

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Alberto Jiménez Merino

Ingeniero Agrónomo. Exrector de la Universidad Chapingo. Trabajó como secretario en 3 administraciones estatales. Consultor FAO. Tiene 3 Doctorados Honoris Causa y 15 libros escritos. Candidato del PRI a la gubernatura 2019.