Internet: matices de su evolución

  • Carlos Germán Loeschmann
Las características iniciales de la citada plaza pública, hoy en día tiene nuevos controles

En épocas anteriores, las personas teníamos acceso a medios tales como la radio, la televisión y el teléfono, con información centralizada principalmente en los lugares a donde vivíamos, pero limitada en cuanto a lo acontecido en otras latitudes.

Esos medios hicieron posible que la información llegara a las personas de manera directa, con un tipo de relación vertical, puesto que la comunicación se efectuaba de uno para muchos. En cambio, el surgimiento del internet ha permitido la transmisión de información de manera casi instantánea, en un entorno de relaciones de tipo horizontal, que permite una comunicación de todos a todos. Debido a ello, inicialmente se concibió al internet como una plaza pública que daba cabida a una mayor libertad de expresión, puesto que las personas ya no son meros consumidores de información, sino también sus creadores y difusores.

El gran cúmulo de información disponible en las redes sociales y la facilidad para participar en ella, han generado un escenario que tiene, entre otras características, la exposición. Para corroborar lo dicho, basta con recurrir a medios como Facebook, Twitter o Instagram, para constatar que las personas exhiben o exponen datos para que otros conozcan quiénes son, cuáles son sus gustos, aficiones, creencias, ideología, o simplemente lo que están haciendo, volviendo de esto su cotidianidad.

En este tenor, el internet, a través de las redes sociales conecta a las personas, eliminando limitantes tanto de carácter espacial como temporal, por lo que su desarrollo conlleva un cambio en la forma en que nos expresamos o interactuamos en lo general y en el acceso a la información en lo particular.

No obstante, las características iniciales de la citada plaza pública, hoy en día la misma tiene nuevos controles: lo que se dice, se comparte y se publica, quedando superada aquella etapa en la que se le concebía como un espacio en el que las personas podían generar sus propios contenidos y compartirlos sin limitación alguna.

Un caso concreto: Facebook cuenta con una Junta de Supervisión de Contenido; es decir, un sistema de gobernanza de aquello que circula por dicha red social. Es decir, se trata de un sistema de revisión de aquello que los usuarios pretenden publicar, haciendo posible que sea la propia empresa, la que determine por medio de personas y de inteligencia artificial, de manera reactiva y proactiva, qué permanece y qué se suprime de su plataforma digital. Su fin es defender el derecho a la libertad de expresión de las personas y garantizar que dicha prerrogativa se respete de forma adecuada. Este tipo de acciones se ha hecho extensiva a las distintas empresas de redes sociales, las que también adoptan medidas tendientes a normar aquello que se publica y comparte. En suma, prácticas de moderación de contenido utilizadas por las plataformas de internet.

Sin duda, se trata de avances para detectar contenidos de odio o de violencia explícita, incluso antes de que los usuarios las vean y reporten, pero al tratarse de un fenómeno nuevo y de enorme complejidad, los propios avances están en vías de construcción, así como de perfeccionamiento, en virtud de los grandes retos que se presentan, toda vez que así como hay quienes usan las redes para promover causas apegadas a derecho, también hay quienes las usan para fines contrarios a ello. De ahí la necesidad de fomentar una verdadera cultura digital.

 

 

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Carlos Germán Loeschmann

Es licenciado en Derecho por la Escuela Libre de Derecho de Puebla, A.C., con maestría en Derecho por la Universidad Iberoamericana Puebla.  Catedrático en la Escuela Libre de Derecho de Puebla y en el Tecnológico de Monterrey, campus Puebla. Su vida profesional se ha centrado en el área de Derechos Humanos.