“La Catrina” de Diego Rivera, cuya versión original en realidad proviene del ilustrador y caricaturista oriundo de Aguascalientes, México, José Guadalupe Posada, fue utilizada como símbolo de protesta en particular por las condiciones sociales y desigualdad que se vivía en el país. ¡Déjà vu!

Retomada como “La Catrina” por Diego Rivera, la figura tomó tintes de celebración y conmemoración a las fechas celebradas en honor a nuestros difuntos. Sin embargo, su origen no fue ese. La Calavera Garbancera se denominaba de ese modo ya que representaba los personajes que renegaban de sus orígenes indígenas y vendían garbanzos tratando de parecer vendedores europeos proveedores de tal legumbre. Particularmente, hacía alusión a los “nuevos ricos y a la clase política”, resaltando las desigualdades sociales vividas desde la época del Porfiriato. Con vestidos elegantes, pero huecos por dentro, algo me recuerda… viajes, lujos, casas, escándalos en pleno 2022.

¡Voilà! Más de cien años después, la situación no ha cambiado mucho. El Índice de Gini, mismo que es utilizado para medir el grado de equidad en la distribución en el ingreso en los países, para el caso mexicano se ubica en un valor de 45.4 en 2020 (donde 0 sería equidad perfecta y 100 total inequidad), y a sentir del promedio de los mexicanos no se ve venir una mejoría en este sentido. Niveles similares a los de Bolivia, Camerún, Nicaragua, Uganda, entre otros, México, una de las economías consideradas entre las 15 más grandes del mundo y la segunda más grande de Latinoamérica, se encuentra lejos de presentar niveles aceptables de distribución de ingreso; más bien se ubica en lugares comparables con economías entre lugar 90 y 130 del mundo, como es el caso de Bolivia o Nicaragua, en este ejemplo.

Los pronósticos hacia delante no son muy alentadores. Recientemente, en el Índice Global de Estado de Derecho de World Justice Project (WJP), México ocupa el lugar 115 de 140 países evaluados, destacando las tendencias globales del deterioro del sistema de justicia civil y el debilitamiento de los contrapesos no gubernamentales, como la sociedad civil y la prensa.

No se ve lejos de la realidad. La reforma electoral bajo el argumento de una “democracia cara” que se discute en la Cámara de Diputados estos días, deja ver la desesperada intención del Ejecutivo Federal por contar con un árbitro electoral a modo dado que sus cálculos apuntan a que sus electores no han visto un solo de los resultados como consecuencia de las promesas planteadas en campaña y en campaña permanente hasta el día de hoy.

El deterioro en Estado de Derecho y el desbalance de poderes se ve claramente en las políticas propuestas que hoy están siendo discutidas. La alianza opositora “Va por México” tiene una responsabilidad histórica en el futuro de nuestro país. El Instituto Nacional Electoral se ve amenazado debilitando aún más el equilibrio de poderes.

¿Cuál Catrina? La “Calavera Garbancera” vuelve al escenario en estas Fiestas de Fieles Difuntos.