La luz oscura al final del túnel

  • Octavio Corvera
El PIB es el principal indicador de cómo va el desempeño económico del país. Y no vamos bien

El indicador principal para saber cómo va el desarrollo económico de México es el Producto Interno Bruto. Este es la suma del consumo, la inversión, el gasto del gobierno y la balanza comercial. El indicador del PIB casi siempre mostraba incrementos moderados, pero incrementos a fin de cuentas.

Hoy, casi saliendo de la pandemia, pensaríamos que podríamos empezar a recuperarnos, pero no es así. La razón principal es que nuestro país dejó de crecer antes de la crisis sanitaria, en 2019, cuando sin existir pandemia, decrecimos 0.1%. Así que la frase “…íbamos re bien, pero nos cayó la pandemia”, es totalmente falsa.

Ahora, por qué empezamos a decrecer.

Las razones principales fueron la falta de inversión pública, la desconfianza en el gobierno para invertir y el clima político de polarización que se empezaba a percibir.

Explico:

México venía a un ritmo en la inversión pública; el nuevo aeropuerto y la infraestructura carretera es ejemplo de ello. Al cancelar estas obras millonarias y gastar en otras, toda esa derrama económica se paralizó casi de golpe, así que se frenaron las contrataciones, los empleos y empezó la desconfianza. Los inversionistas privados, mexicanos y extranjeros, empezaron a mostrarse cautos para hacer negocios en el país, esto agravó aún más la situación económica que nos remató con la pandemia.

Ahora, en materia de empleo, el Gobierno Federal presume la creación de 1 millón de empleos en estos cuatro años de gestión, pero resulta que cada año se suman 1.2 millones de personas al mercado laboral, entonces salimos con una deuda de 3.2 millones de empleos. Otra vez, el ritmo que demanda el país es demasiado rápido para la capacidad de reacción del gobierno que, dicho sea de paso, si es un gobierno que su base de gestión y operación es la desconfianza porque todos somos corruptos y mejor no invierto o lo hago de manera mínima, el déficit seguirá creciendo y como consecuencia un mayor crecimiento en el mercado informal que lejos de ayudar a la economía del país, le hace un gran hueco en materia de recaudación fiscal y competencia económica a las MIPYMES que simplemente acaban por extinguirse.

El final de este sexenio nos muestra que las decisiones gubernamentales poco cambiarán, las obras serán no magno proyectos sino construcciones que tengan lo mínimo necesario para cubrir las necesidades requeridas y con este tipo de inversiones no se puede generar economía atractiva. Por si fuera poco, el gasto social seguirá siendo opaco y clientelar y no hay forma de revertirlo ni de cambiarlo en el corto ni mediano plazo, así que las necesidades primarias seguirán sin cubrirse porque ahora, el Gobierno Federal se ha dado cuenta que conciertos y discursos le es suficiente para tener al electorado de su lado.

Lo peor, es que no hay oposición fuerte que compita para las próximas elecciones. La torpe ingenuidad con la que actúa el PAN y las negociaciones que realiza el PRI solo debilitan cualquier figura que desee competir contra la 4T.

Así que de todo esto que se vislumbra, solo nos queda esperar que el siguiente Presidente del país, sea un poco más estadista y opte por invertir de verdad, generar la confianza perdida en el país y tenga una visión económica más actualizada.

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Octavio Corvera

Licenciado en Derecho con estudios en Ciencia Política. Profesor universitario, abogado y militante del PAN desde el año 2000. Miembro de la Asociación Nacional de Facultades, Escuelas de Derecho e Institutos de Investigación Jurídica, A.C.