El rostro siniestro de la pobreza en Puebla

  • Ociel Mora
Puebla incrementó la pobreza en 4.6 por ciento, una cifra muy por encima de la media nacional

Puebla ya fue rebasada por Chiapas y Oaxaca en materia de bienestar y combate a la pobreza. Quién lo dijera de una ciudad que durante tres siglos compitió codo a codo contra la capital del reino por la primacía, y en un par de veces la superó. Pero llegó la independencia y los gobiernos nacionales y los nacionalismos y las ideologías y los partidos y he aquí los resultados de gobiernos que camina a bordonazos, a tientas.

Modestia aparte, pero desde el año 2000 he insistiendo en el riesgo de lo que entonces llamé la chiapanización de Puebla (y no por Javier López Zavala, ni por quienes vinieron de aquella entidad a organizar el gobierno). Nunca supuse que llegaría a materializarse mi hipótesis, y en el caso de que fuera, lo suponía en una fecha etérea. Pero he aquí que ya llegó. Y llegó de la mano de los gobiernos de izquierda. Ninguna novedad. Era y es cosa de ver las tendencias y las acciones.

Como en general ocurre en la administración pública: hay programas que marchan bien y otros que marchan mal. Generalmente privan los segundos. Pero en el caso de Puebla nunca supusimos que la política social estuviera en los niveles de incompetencia revelados el jueves de la semana pasada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), cuando dio a conocer las cifras de pobreza a nivel nacional y por entidades federativas.

Digo incompetencia con la suficiente responsabilidad, pues dos de las entidades que históricamente concentran la mayor pobreza per cápita del país, Chiapas y Oaxaca, entre el 2018 y 2020 -periodo de medición del órgano federal-, redujeron el número de pobres en 2.5 por ciento, respectivamente; lo cual es digno de reconocimiento. Al revés, y a contrapelo de la tendencia nacional, Puebla incrementó la pobreza en 4.6 por ciento, una cifra muy por encima de la media nacional.

En ese breve periodo, la entidad poblana pasó de tener al 58.0 por ciento de su población en pobreza a 62.4 por ciento; un peligroso incremento de 4.4 puntos porcentuales. En número de personas se pasó de 3 millones 756 mil 300 a 4 millones 136 mil 600. Un incremento de cerca de medio millón de nuevos pobres (480 mil 300). Datos duros que contradicen la narrativa victoriosa de la preferencia por los pobres. El crecimiento nacional fue de dos puntos.

Sin embargo, hay algo todavía mucho más doloroso: la llamada pobreza extrema. Familias y personas que se mueven peligrosamente en el filo de la indigencia. Viejos y chicos que se meten a la cama con una bola en el estómago por hambre, que no tienen para llenar la barriga. En Puebla la pobreza extrema fue mayor a la pobreza general, y muy superior a la nacional.

En 2018 había 524 mil 900 personas en esa categoría infame; en el 2020, la cifra alcanzó los 844 mil 300 personas. Un incremento de 319 mil 400 que empeoraron al pasar de pobres a pobres extremos. Es importante hacer notar en este punto que el incremento nacional de la pobreza extrema fue 1.5 por ciento. En Puebla se pasó del 8.1 al 12.7 por ciento. Un incremento de 4.6 puntos porcentuales.

No faltará quien diga que la pobreza es un fenómeno que se sale de la buena voluntad de los gobernantes, y que en el peor de los casos es culpa a la mala suerte de quienes la padecen, o del mal agüero, o la fatalidad, el destino, castigo divino por malas tentaciones y malos comportamientos en vidas pasadas, o porque los pobres son personas que no le echan ganas; carajo, y se niegan a los programas de desarrollo y bienestar que, siempre dadivoso el gobierno pone al alcance de la mano de quien tiene una pizca de iniciativa, y,  y, y …

Es posible que se diga que aún con esas cifras la pobreza sigue siendo menor con respecto al tamaño del impacto de la pandemia, fenómeno imprevisto, y su traducción en la caída de la economía. Podemos consentir en ello. Sin embargo, hay una variable muy importante que para mi gusto amortiguó la caída de la pobreza y pobreza extrema en por los menos la mitad. Me refiero al envío de remesas de las personas que salen huyendo de la miseria de sus pueblos y se van de mojados a los Estados Unidos. Son las remesas las que hacen las economías en los pueblos más apartados de la Mixteca y la Sierra Norte. Sin ellas, las sierras ya estarían sumidas en una crisis humanitaria y con riesgo latente de inestabilidad política.

Por insistencia de quien por entonces era presidente de la Comisión de Desarrollo Social en el Congreso (2005) y por un servidor, se logró que en la Ley de Desarrollo Social se incluyera la creación de un órgano que a nivel estatal hiciera las veces del Coneval. Se incluyó con la oposición declarada de Mario Marín. Se creó el organismo a regañadientes, no como estipulaba la ley. Pero nació. Fue lo primero que destruyó Moreno Valle, en cuya administración hubo 19 secretarios de Desarrollo Social. El mejor indicador del desorden en el sector y consecuencia, en parte, de lo que ahora se padece incluyendo muertes. Porque la pobreza es causa de muerte aunque no se le reconozca (por argucia política).

¿Qué hacer? Cuatro acciones inmediatas, en dos niveles: A y B.

A

1. Profesionalizar la Secretaría de Bienestar. Romper el círculo desigualdad-pobreza-oportunidades no es enchílame una. No hay otra manera de tomarse en serio el asunto más doloroso de la organización política.

2. Focalizar las acciones en grupos y personas debidamente identificadas (en el entendido de que los recursos siempre serán escasos), para eso hay que integrar padrones, no en función del partido, sino de indicadores.

B

1. Incrementar la clase media. Clases medias son personas bien comidas; y quienes están bien comidos generalmente votan libremente. En despecho de San Marx podemos decir que son  las clases medias, no los trabajadores, las que están empujando los cambios.

Pero hay cosas más modestas que se pueden hacer inmediatamente, y de paso se le da cumplimiento a la Ley General de Desarrollo Social (LDS), que incentiva la participación de los especialistas y no requiere de los millones. Me refiero a recuperar la iniciativa del órgano local que de manera independiente evalúe las políticas y los resultados. De no hacerlo, y de seguir la tendencia, Puebla acabará debajo de Chiapas y Oaxaca.

@ocielmora

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Ociel Mora

Es vicepresidente de Perspectivas Interdisciplinarias, A. C. (www.pired.org), organización civil con trabajo académico y de desarrollo económico de grupos vulnerables; y promotora de acciones vinculadas con la cultura comunitaria indígena y popular. Su línea de interés es la Huasteca y la Sierra Norte de Puebla.