Ahogan las medidas de Morena a los municipios y a los ciudadanos

  • Eleusis Córdova Morán

Aunque el Presidente de la República ha manifestado públicamente que gobernar no tiene ninguna ciencia, la realidad demuestra a cada hora y a cada momento, que gobernar es una ciencia tan complicada que exige a quien gobierne, tener las herramientas suficientes y los conocimientos necesarios para desarrollar todos los aspectos que conforman la vida material y social de los pueblos, so pena de llevar a un desbarrancadero al pueblo, ciudad o nación que en suerte le haya tocado gobernar. Precisamente la creencia de que cualquier ciudadano puede dirigir a un pueblo, municipio, estado o nación es lo que nos tiene en el atraso, con una educación de cuarto o quinto nivel, sin salud, sin trabajo, sin salario remunerador, mal alimentados, sin vivienda, sin luz, sin agua potable, sin vestido y sin esperanzas en un futuro mejor. No se ve ninguna luz al final del túnel. 

La toma de decisiones trascendentales para la vida del país, requiere la comprensión profunda de la medida a tomar y de sus consecuencias, positivas o negativas, así como tener la humildad necesaria para recurrir al consejo o la sugerencia de los asesores o especialistas, en caso de no ser un perito en la materia. Nadie está obligado a saber todo de todo. Si creyendo que todo lo sabe y todo lo puede, el gobernante ignora a todo mundo, ningunea a sus funcionarios y asesores, toma medidas unipersonales y actúa a la manera de un dictador, el fracaso está asegurado. Ésta es la explicación del porqué el actual gobierno está naufragando escandalosamente con su manera de conducir al país. 

Haber clausurado la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, eliminar Procampo, Seguro Popular, Prospera y las Guarderías; haber suprimido la reforma educativa anterior para poner la educación en manos de la CNTE, en lugar de mejorar la propuesta; construir la refinaría, crear cien universidades patito; enfrentar la pandemia con estampas milagrosas, sin hospitales, médicos y enfermeras, perfectamente equipados para atender el mal y a los enfermos, suspender las pruebas para detectar a portadores del Covid-19, a pesar de todas las sugerencias, de opiniones y de experiencias mundiales. Todo ello es lo que hoy nos tiene en una crisis económica sin precedentes, con una reforma educativa para la CNTE y no para el mejoramiento del estudiantado, con niños muriéndose de cáncer, con diabéticos con problemas renales imposibilitados de recibir el beneficio de la diálisis, con más de 16 millones de mexicanos que engrosarán las filas de la pobreza, con mas 500 mil medianas y pequeñas empresas clausuradas, y con más de 324 mil enfermos de Coronavirus y más de 37 mil defunciones. 

Este panorama nacional ha permitido asegurar a muchos que estamos ante un Estado fallido. Sí, porque la situación que padecemos hubiera podido atenuarse considerablemente, o evitarse en su caso, si se hubiera tenido la humildad de escuchar las opiniones de profesionales reconocidos en las diferentes materias, si se hubiera puesto en primer y único lugar el mejoramiento material, económico y social del país. Pero se ha usado el poder como arma para cobrar agravios, denigrar honras, pagar favores políticos, liquidar organizaciones y dejar al pueblo indefenso ante los abusos del poder. Porque eso representa el impedir la organización del pueblo: convertirlo en polvo humano quitándole la fuerza que le da su número, al prohibir su organización para  hacerlo fácil presa de la manipulación, el abuso  y el engaño  del poderoso en turno. 

Pero si los ejemplos arriba citados no fueran suficientes para demostrar la soberbia y prepotencia del gobierno y para demostrar  el estado fallido que muchos pregonan, permítaseme citar un ejemplo más. Para resolver el problema de la economía en nuestro país, es imprescindible la inversión nacional y extranjera. Pero el gobierno se encuentra muy acotado para poder invertir, al evitar la aplicación de un impuesto progresivo, (que pague más el que más tiene), al usar el endeudamiento para concluir sus obras (refinería, aeropuerto, Tren Maya) y jugar lastimosamente los recursos en programas electoreros, con miras a la reelección. Los inversionistas  extranjeros se niegan a invertir por considerar al gobierno poco confiable para respetar las garantías estipuladas para las  inversiones. 

Se completa el cuadro, con el arribo de la pandemia y con las medidas que a troche moche instrumentó el gobierno: enclaustramiento general sin tomar en cuenta que se debe apoyar a la población, fundamentalmente humilde, que se queda muriéndose de hambre, sin trabajo, sin salud y víctima segura del covid-19. Según estudios del UNAM 16 millones de mexicanos engrosarán las filas de los que viven en pobreza y en pobreza extrema. Para aliviar tan grave situación, el gobierno ha tomado medidas como la siguiente: Ha recortado a los ayuntamientos entre el 45% y el 75% de sus participaciones municipales. Esto recorte presupuestal representa despedir en igual proporción el número empleados (más desocupación); reducir a la mitad de sueldo a los empleados que son necesarios para el funcionamiento del cabildo (más hambre y pobreza); la cancelación de la obra pública municipal que, aunada a la supresión del Ramo 23, obliga a los pueblos a vivir en atraso y marginación, en el lodo o en el polvo, en obscuridad, sin policía, y nos hace víctimas de la inseguridad. Así, pues, no se busca acabar con la enfermedad sino con el enfermo. 

Ya se ve que fue no correcto poner a gobernar a improvisados ni a demagogos. Por eso, la ciudadanía, en particular la más fácilmente manipulable, pero también la que no se cree manipulada, debe aceptar y proponerse  luchar, por la fuerza de la realidad que vivimos, en la importancia y la necesidad de usar el voto no para cambiarlo por migajas sino como instrumento de lucha para colocar al frente de nuestro país a una nueva clase política humanista, culta, noble, leal, desinteresada, que haga del gobierno un instrumento para llevar al pueblo a estadios superiores, que nos saquen de una vez y para siempre de esta vida infamante que nos han labrado los malos gobiernos y nuestra indiferencia. El 2021 es la cita. Dignificar tu voto es dignificarte a ti, a tus hijos, a tus familiares y al ciudadano en general.

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Eleusis Córdova Morán

Es un estudioso de la realidad nacional y es líder de Antorcha en la región de Izúcar de Matamoros.