Dentro del paradigma de los partidos políticos poblanos, hay una serie de cuotas forzosas que desprenden posiciones y prerrogativa a quienes toman las decisiones, el ejemplo está en varias de sus carteras estatales que, aunque no generen actividades tienen que comprobar gastos o dar un porcentaje de candidaturas, tal es el caso de las carteras de mujeres y de indígenas por mencionar a las más importantes en el espectro estatal y nacional, pero que no se malentienda, no pretendo demeritar la importancia de tales carteras, todo lo contrario.

Sin embargo existe en la totalidad de los partidos un sector que nadie voltea a ver para temas que no sea de brigadeo en unos partidos, o para bailar en los semáforos y repartir propaganda en otros: la cartera de jóvenes. En la mayoría de los partidos hay un basto sector juvenil, que a palabras propias ha sido utilizado y relegado a tareas de fuerza física, con la única recompensa histórica de cargar un maletín o hacer fila detrás de los hijos de políticos prominentes o recomendados a los cargos de representación que se ganan con el sudor de su frente.

Como Secretario Estatal de Jóvenes, estoy muy consciente de que nuestra juventud es idónea para poder hacer llegar a todos los rincones del estado la ideología de los partidos que representamos, la interrogante que viene a mi mente es, ¿se recompensa de la misma manera?

Actualmente en el H. Congreso de la Unión sólo hay 28 diputados de todos los partidos, que son menores de 29 años de un total de 500, y si lo cerramos más, de estos 28 diputados solo 1 es de Puebla, esta cifra es escandalosa por que significa que 37 millones de jóvenes están representados por partidos que no dan apoyo a sus equipos de jóvenes, no están haciendo reformas constitucionales para dar garantía de representación y menos se está buscando cambiar esas viejas formas de hacer política.

Durante las dos últimas campañas a gobernador pudimos ver que el papel de los jóvenes siguió sólo como el de alguien que sabe ponerse una peluca color azul y bailar en un semáforo debajo de un puente, de cargadores de espectaculares móviles, y en algunos otros casos mas bochornosos hasta porristas particulares del candidato hasta ese momento presuntamente ganador.

Esta vieja política redujo a los jóvenes a tener que hacer este tipo de actos por el tener la mínima garantía de poder ser tomados en cuenta dentro de los proyectos de estos candidatos, y el resultado está a la vista, tenemos hijos de políticos que “representan” a jóvenes y que se volverán viejos saltando de un curul a otro, jóvenes que van lento buscando ser tomados en cuenta por propias aptitudes, y este último monstruo creado por este viejo sistema de porristas, carga maletines y aduladores que por la falta de apoyo van a seguir existiendo.

Ya existes pocos partidos creando reformas a sus estatutos para dar mas garantías, pero así como se usaron en algún momento las cuotas de mujeres para meter hombres suplentes, también hay que esperar a ver, si estas reformas van a ser suficientes para una juventud maltratada por un sistema político hecho para gente con barba.