Trabajo doméstico y promesas imposibles de López Obrador

  • Lucero Hernández
La promesa es que en nueve meses se generen 2 millones de empleos en México. Así lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador al presentar su plan de reactivación económica frente a la pandemia por el Covid-19. Eso significaría 7 mil 400 empleos por día, esto…, ¿es creíble?, ¿es posible?
 
La emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus nos ha puesto en reto, no solo al gobierno, también a los ciudadanos, empresas y trabajadores. Todos somos vulnerables ante la pandemia, pero la desigualdad social advierte de focos de atención prioritarios: el actuar inmediato debe centrarse en los grupos de población más vulnerables, y a la par las empresas y los empleos, el motor de la economía en cada país.
 
El reporte de mercado laboral de OCC Mundial advierte de este panorama crítico: durante el primer trimestre del año presentó una baja de 1.5 por ciento en el registro de ofertas de empleo en línea con respecto de las registradas en el mismo periodo del año anterior. En marzo la caída en nuevas vacantes fue de 20 por ciento respecto de febrero y de 28 por ciento respecto de enero.
 
Sobre el perfil de buscadores de empleo en la plataforma, éste se concentró en personas de 30 a 39 años, seguido de personas mayores de 40 años. En su mayoría con estudios universitarios (50 por ciento).
 
Esto se integra a las cifras reportadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)a marzo, donde se contabilizó la pérdida de 130 mil 593 empleos formales, la peor cifra que se haya registro para un mes de marzo, y las que recientemente informó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) con la pérdida de 346 mil 878 puestos de empleo formal entre el 13 de marzo y el 6 de abril, en medio de la contingencia.
 
El Covid-19 ha puesto en evidencia la vulnerabilidad del trabajo en México, con condiciones críticas, con alta informalidad, con nulos contratos laborales, sin seguridad social o prestaciones, ese empleo es el que se genera en México y del que poco se habla en la agenda de las autoridades responsables de la política laboral.
 
La deuda con las trabajadoras domésticas
 
Los cierres de empresas y despidos nos están avasallando. A esto le sumamos un panorama que era poco visible, no por la falta de discusión, sino por el afán de mantener ojos cerrados y oídos sordos, me refiero a las trabajadoras domésticas.
 
En el mercado laboral se encuentra inmerso el trabajo doméstico, en su mayoría mujeres obligadas en muchas ocasiones a vivir en su lugar de trabajo, alejadas de sus familias y con riesgo de contagio por interactuar con otros miembros del hogar al que prestan sus servicios.
 
Este panorama lo enfrentan quienes reciben remuneración por su trabajo, pero hay otra parte del trabajo doméstico que no se paga y que también corresponde a mujeres. Hablo de los hogares donde las mujeres no sólo tienen su propio trabajo, también deben atender a los hijos en su educación a distancia, cocinar, lavar ropa y atender la casa, todo sin pago, por considerarse parte de las labores de hogar que no realizan ni hombres ni hijos.
 
Son dos temas de urgente discusión, más si consideramos la alta informalidad que envuelve a las trabajadoras domésticas remuneradas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló que 8 de cada 10 trabajadoras son informales, por lo que no cuentan con las prestaciones de ley, si dejan de asistir a su trabajo, no reciben ingresos, viven al día.
 
Esto lleva a la urgente necesidad de revisar sus condiciones de empleo y legalizar su trabajo. Primero con la revalorización tanto del remunerado como del no remunerado, lo que permitirá primero su reconocimiento para propiciar mejoras en las condiciones laborales, con la legislación correspondiente para brindar seguridad social, prestaciones y salarios justos.
 
El panorama mundial plantea la desaparición de 6.7 por ciento de las horas de trabajo, es decir, 195 millones de trabajadores a tiempo completo, derivado del impacto por el nuevo coronavirus. Ante esto ¿qué nos espera en México con una promesa de generación de empleo nuevo en nueve meses?
 
Promesas y pendientes
 
En apoyo a empresas y empleo, el anuncio de Andrés Manuel López Obrador aborda préstamos a trabajadores del estado, ampliación de microcréditos para el bienestar, más créditos a empresas formales e informales que no hayan despedido a su personal, pensiones para adultos mayores y personas con discapacidad adelantadas y la ampliación del programa de seguro de desempleo sólo en la Ciudad de México.
 
En un mediano plazo serán visibles los resultados de estas acciones que no han sido bien recibidas por empresarios y con un amplio desconocimiento de los trabajadores. Lo que sí es necesario que nuestras autoridades recuerden es el Convenio 189 que equipara el trabajo doméstico con otros trabajos asalariados en ingreso, jornada, contrato y cobertura de seguridad social.
 
Sobre el tema se tienen avances importantes, pero fuera de México, como en Paraguay que igualó el salario mínimo de las trabajadoras domésticas con el salario mínimo nacional en 2019.
 
Uruguay es un caso destacado, pues con una nueva legislación las trabajadoras domésticas tienen la mayor cobertura de seguridad social de América Latina, alcanzando más de 65 por ciento.
 
En México las brechas laborales entre trabajadoras domésticas y otros empleos persisten, pues se carece de seguridad social y los salarios son precarios. ¿Qué pasa para aquellas que son despedidas o su trabajo se detiene a consecuencia de la pandemia y por consiguiente no perciben ingresos? No hay programas de atención para ellas. Los seguros de desempleo son una opción si su trabajo fuera reconocido, pero no es así.
 

* Periodista y especialista en medios digitales. Editora general de www.datamos.com.mx Contacto: @Luz_HernandezG y lc.lucero.hg@gmail.com

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