Disenso federalista

  • Víctor Reynoso
Las consecuencias económicas y sociales de la pandemia provocada por el COVID 19

El gobierno del estado de Puebla presentó un Plan de Reactivación Económica para hacer frente a las consecuencias de la pandemia actual. Llama la atención que, siendo del mismo partido que el gobierno federal, haga lo que éste se ha negado a hacer: utilizar sus recursos fiscales para apoyar a la población. Llama la atención, aunque ya se sabía, lo limitado de los recursos fiscales de los estados en México.

Las consecuencias económicas y sociales de la pandemia provocada por el COVID 19 se prevén mayores a las sanitarias. En México no se había llegado a los 400 fallecidos cuando ya se tenían unos 400 mil empleos formales perdidos. No son datos comparables, se dirá con razón, pero sí sirven para dar una idea de los efectos del problema.

Llama la atención la claridad con que el gobierno estatal ha comunicado este Plan, al menos en su parte más básica. Si se “guglea” su nombre, aparece de inmediato una página con cuatro recuadros. Los cuatro últimos se refieren a los cuatro impuestos que cobra el gobierno estatal y a la forma como serán aplazados para mitigar las consecuencias económicas de la crisis.

Son el control vehicular, el llamado impuesto a la nómina, al hospedaje, y a juegos, apuestas y sorteos. Entiendo que son todos los ingresos fiscales que el gobierno estatal cobra. El resto los recibe de la federación.

Muy pocos. Esta pobreza plantea la necesidad de una reforma a nuestro federalismo fiscal. Si los estados y municipios cobraran más impuestos, probablemente serían más responsables en el uso de los mismos. La mayor parte de sus ingresos son aportaciones federales. Lo que genera l situación conocida como “pereza fiscal”.

Pero la diferencia entre el gobierno del estado y el federal en este aspecto lleva a otros temas. Tiene que ver con la definición de democracia de Karl Popper: “un sistema para evitar que los malos gobernantes hagan demasiado daño, y para deshacernos de ellos sin derramamiento de sangre”.

Ya hay varios libros relevantes que analizan una situación de la segunda década de nuestro siglo: han llegado al poder, mediante vías democráticas, políticos que tienen actitudes no democráticas. Recuerda lo siempre dicho: la democracia es más que elecciones. Es un entramado de instituciones “para evitar que los malos gobernantes hagan demasiado daño”. O se puede plantear en positivo: para lograr que los buenos gobernantes generen más bienes públicos.

El federalismo puede verse como parte de ese entramado institucional. Divide al poder, y al dividirlo le puede quitar fuerza y eficacia. Pero puede ser también un mecanismo de balances y contrapesos. Una forma de evidenciar los errores de un poder, y así de minimizar sus efectos o evitarlos. Un mecanismo para evitar el poder absoluto, ese que corrompe absolutamente.

Es el caso de gobiernos como el de Puebla (y de otros estados, incluso municipios) que se han propuesto utilizar sus recursos fiscales (y de otro tipo) para enfrentar los efectos de la pandémica actual.

Además de algunos gobiernos estatales, el propio partido y los coordinadores en el Senado y en la Cámara de Diputados federal han mostrado que no van a seguir al presidente en este aspecto. Puede ser algo que no trascienda; puede ser el inicio de las fisuras dentro del bloque morenista.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.