Supermercados del futuro

  • María Guadalupe López Molina
Promover la venta de abarrotes a granel: pasta, arroz, frijoles, lentejas, azúcar, sal, cereales, et

*Por: Dra. María Guadalupe López Molina

Hace unas semanas nos enteramos de que el Ayuntamiento de Puebla aprobó prohibir de manera progresiva, a partir de enero de 2020, el uso de bolsas de plástico, popotes y unicel en tiendas comerciales. Esta tendencia de no usar bolsas de plástico, ya aplica en otros estados como Veracruz, Querétaro, Baja California Sur, Michoacán, Sonora, Chihuahua, entre otros.

La reforma al artículo 1813 bis del Código Reglamentario Municipal, establece casos en los que estará permitido el uso de bolsas de plástico, como en el manejo de productos alimenticios como carne, embutidos o golosinas a granel. Así mismo establece excepciones para el uso de popotes y unicel, por ejemplo, en instituciones médicas.

Este es un excelente primer paso, sin embargo, hace falta dar rápidamente el segundo. Y este importante paso es tener uno o más supermercados que ofrezca una alternativa para que el cliente pueda llevar sus propios envases para las compras relacionadas con la alimentación. Esta es una idea que ha sido muy exitosa en ciudades europeas y, además, atrae a curiosos de todo el mundo que están interesados en atacar el problema mundial que implica el desecho de los embalajes. Las estadísticas dicen que el 40% de los residuos que generamos en el mundo proceden del embalaje de los alimentos. Latas, empaques de comida precocinada, cartones de huevo, cajas de leche, charolas para la carne y pescado, bolsas de verduras y muchísimas más cosas.

Vale la pena hacer el ejercicio de identificar la cantidad de empaques y embalajes que se tiran por semana en una casa. Esta problemática existe y es real.

Por eso vale la pena promover la venta de abarrotes a granel: pasta, arroz, frijoles, lentejas, azúcar, sal, cereales, etc. Y se puede ir más allá, pensando en formas de vender, por ejemplo, pasta de dientes sin caja y en un empaque más amigable con el ambiente.

Necesitamos pensar en embalar "como antes" con papel kraft o promover el uso de un recipiente hermético, que cada cliente traiga de su casa para que en el supermercado coloquen directamente las compras de carnes en general, quesos y jamón, si todavía consumimos estos alimentos. Urge eliminar las bolsas en la sección de frutas y verduras para disminuir la cantidad de plástico en el mundo y sobretodo plástico con un uso de 5 minutos.

Cada 5 minutos se generan en el mundo 2 millones de toneladas de basura. Realmente las cifras asustan por lo que, si todos los supermercados fueran ecológicos, este problema disminuirá notablemente. Necesitamos supermercado donde los productos se vendan a granel y las marcas importen menos. Y necesitamos que esto ocurra para todo tipo de productos, no solo con lo más básico para la alimentación de una casa.

¿Cómo podría funcionar para el consumidor? Todos los alimentos estarían en contenedores con dispensadores. De esta forma, el comprador podría decidir qué cantidad se lleva de cada producto y transportarlo a su casa sin envases desechables. Sólo necesitaría llevar su propio recipiente o bolsa y reutilizarlo. Una bolsita de tela para el pan, por ejemplo, un recipiente hermético para los productos frescos, botellas de cristal para las bebidas… Además, el consumidor podría elegir en todo momento la cantidad de alimentos que se llevan y pagar solo por eso. No podemos seguir comprando un paquete de carne del tamaño estándar y acabar tirando la mitad. Comprando en un supermercado sin envases, sabremos qué compramos y lo haremos con conciencia ecológica. Por desgracia, este tipo de supermercado no existe aún en Puebla, pero es necesario que haya varios.

Hay muchísimas cosas que podemos comprar en este tipo de supermercado: legumbres, frutos secos, dulces, fruta fresca, verduras, pan, especias, detergente… casi todo lo necesario para la vida diaria. ¡Y con cero envases!

También se podría contar con despachadores para líquidos bebidas para que los compradores puedan rellenar sus botellas reutilizables. Además, cada producto deberá tener una etiqueta donde explique muy bien el contenido de cada alimento y de dónde procede. Este supermercado podría promover los productos locales, lo que es más ecológico por evitar la contaminación que se produce durante el proceso de transporte.

Este supermercado del futuro, aunque moderno, debe recuperar la venta a granel de las tiendas antiguas. Basarse, no en el “después” (reciclaje de los envases de los productos que compramos), sino en el “antes” (es decir, comprar prescindiendo de envases y evitando general basura). Debería alentar a los consumidores a que acudan a comprar con sus propios envases, o permitirles usar las bolsas de papel reciclado que ofrece la tienda o “tomar prestados” los recipientes, dejando un “importe” como se hacía muchos años atrás. Es decir, una vez que el producto se haya consumido o cambiado de envase, el recipiente se devuelve al supermercado para poder ser usado por otros clientes y se recupera el “importe”. Es un proyecto ambicioso pero una buena idea que sirve no solo para ahorrar una cierta cantidad de basura al planeta, sino para fomentar que otros supermercados hagan lo mismo.

Un proyecto de este tipo requeriría de una amplia línea de productos para que se pueda comprar allí y encontrar todo lo que el consumidor pueda necesitar en una casa en el mismo lugar. Más económico, más justo, más flexible y, sobre todo, más sostenible.

¿Funcionaría esta iniciativa ecológica en Puebla? Esta es una de las preguntas que hay que hacerse para implantar este tipo de supermercados en nuestra ciudad, fomentando tanto la eliminación o reducción de envases, como el producto regional y nacional.

Las palabras consumo y sustentabilidad no tienen por qué estar peleadas.

Estimados empresarios, hay muchas medidas que se pueden tomar en supermercados, por ejemplo: permitir que los compradores lleven sus propios recipientes herméticos, frascos y bolsas de tela y facilitar la compra de alimentos que se empaquen con materiales reciclables que se podrían ubicar en un lugar específico de cada pasillo, como un "espacio verde" señalando que su envoltorio es reciclable.

 

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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María Guadalupe López Molina

Ingeniera en Sistemas Computacionales UDLAP, Maestra en Ciencias de la Computación UNAM.  Cuenta con Doctorado en Planeación Estratégica UPAEP. Participa en proyectos de investigación y desarrollo tecnológico