En un reciente artículo fascinante donde confluyen un dentista la Dra. Kahn y un biólogo especialista en evolución el Dr. Ehrlich se preguntaron: ¿Por qué se da una alta prevalencia de personas con dientes apiñados, un inadecuado cierre de la boca (maloclusión) y respiración por la boca y no por la nariz? La respuesta a esta cuestión, los llevo por un viaje a través de la evolución humana y por los cambios de la dieta que consumimos.

Primero quiero aclarar que estas las alteraciones dentarias son atendidas por los ortodoncistas, un especialista dentista que tiene como objetivo alinear nuestros dientes en los maxilares, los huesos de la boca. Para lograr esto emplean distintos dispositivos como los “brackets” para enderezarlos, usualmente el procedimiento requiere de la extracción de las muelas del juicio o de los premolares para brindar espacio a los dientes. Esto es importante no solo por estética, sino para que opere de manera adecuada la boca para comer y hablar, esto es sus funciones.

Un aspecto interesante del estudio es que al analizar a momias y cráneos provenientes del cementerio de Amarna en Egipto raramente se encontraba apiñamiento de los dientes y maloclusión; lo mismo sucedió al estudiar cráneos obtenidos de distintos lugares de Europa provenientes de etapas más recientes como lo es a edad media. Entonces genéticamente estamos preparados para albergar nuestros dientes en los maxilares, y el problema se debe a el cambio desde una dieta fibrosa y de carne cruda que requiere períodos prolongados de masticación, cuando éramos cazadores-recolectores, hacia una dieta blanda que prácticamente no requiere de masticar. De tal forma que si queremos disminuir las alteraciones en el cambio de la dentición de leche en los niños, por favor  ofrézcales en su dieta diaria vegetales fibrosos como las zanahorias.