Tres personajes con sus "a segunes"

  • Xavier Gutiérrez
“El que ha nacido para reptar no podrá volar”.-Máximo Gorki

Ahora resulta que… hay vida después de Morena.

La evolución de los acontecimientos empieza a apuntarlo en esa dirección. Es cuestión de ir moviendo las piezas del rompecabezas.

La primacía de Morena como partido es indiscutible. Pero ya aterrizando la contienda por la gubernatura a partir de solamente los nombres de los candidatos, la situación cambia.

Y es que cada uno de los tres aspirantes, Barbosa, Cárdenas y Jiménez, tiene una particularidad que lo rodea. O varias. Algunos cuentan con factores potenciales a favor, otros en contra. Ahora depende de cómo maneje su circunstancia cada quien.

Las encuestas partidistas arrojan el cuanto. Es decir, dónde está cada quien. Pero otros elementos muestran lo cualitativo. Esto es, retratan hasta dónde podría llegar cada uno en lo individual si realmente busca el poder y le pone inteligencia y audacia a su objetivo.

Empezando por el puntero, don Luis Miguel Barbosa. Él va en una pista bien pavimentada. Pese a todo, el presidente López Obrador dejó en Puebla una estela muy favorable. En los números y en el ánimo (ese intangible que se huele) el nombre de AMLO sigue siendo un árbol frondoso que da mucha sombra.

Pero esa misma figura tiene sus “a segunes”. López Obrador no hace campaña, ni va en la boleta y empieza a perder algunos puntos por el desgaste natural del poder.

 El presidente acumuló en Puebla un gran puntaje por tres factores: su enorme habilidad comunicativa con fuerte raigambre popular, recorrió en varios años todos los municipios del estado, y fue el contrapeso del morenovallismo, un poder caciquil con sueños de dinastía.

Estas tres características altamente ventajosas, no las tiene ahora Barbosa.

En sentido adverso tiene otros elementos más: como orador no es un encantador de serpientes, su salud lo limita para moverse en todo el estado, el enemigo natural que tuvo ya no está, y los seguidores de Armenta no se irán en automático con él.

Revisando la contienda anterior, en la que perdió, también hay que decirlo, su adversaria en realidad no tuvo todos los votos que dieron las cifras oficiales.

 Todos sabemos que esa elección tuvo el impulso, patrocinio y peso del poder de Moreno Valle. No sólo el cuantioso capital para “hacer” o anular votos, sino el control de los órganos electorales de una manera desvergonzada e inaudita.

Alberto Jiménez Merino en general tiene buena imagen, conoce el estado, lo conocen, su retórica ha mejorado notoriamente, pero tiene contrapesos difíciles de remontar. No imposibles.

Uno de ellos es el factor económico. Una campaña cuesta mucho y él no tiene fama de ser un hombre acaudalado. Y aceptar un patrocinio económico poderoso, como el que le dibujan con Mario Marín como mecenas, sería un yunque para hundirlo en la profundidad del mar. Don Mario es enormemente tóxico para él.

Esté o no atrás de él, la sola percepción mata. La presencia de los cercanos de Marín en la campaña de Alberto ofrece un flanco muy apetecible para todos sus adversarios.

Aquí, la exigencia lógica sería un deslinde público, frontal y creíble. De palabra y hechos.

Pero, de la misma importancia, una oferta sumamente  atractiva. Y la tiene a la mano: levantar las banderas de anticorrupción y contra la inseguridad, los dos problemas cancerígenos del estado que florecen en todo su esplendor. Es decir, comprometerse a la muerte de la nueva versión del morenovallismo que está ahí con otros rostros.

La materia prima ahí está. Tiene nombres, apellidos, datos, cifras, deudas, negocios, tiene todo. Para ser más claros: es exactamente lo que hizo AMLO a escala nacional. Exactamente esas banderas ser las arrebató al PRI. Meade no tuvo nada que ofrecer, porque era parte del problema, nunca la solución.

Y algo más que falta a Alberto: una saludable hambre de poder. Esto, en el sentido más legítimo. Porque la lucha política es pasión, es contagio, es modelo que arrastra no sólo verbo que conmueve. Esto es, romper las formas, salirse del molde, derrumbar paradigmas.

Jiménez Merino tiene perfil popular, pueblerino. El PRI ganó en la reciente elección la mayoría de las juntas auxiliares; hay en el estado alrededor de 7 mil comunidades y, un factor importantísimo: en Puebla capital el gobierno municipal de Morena está resultando pésimo.

El doctor Enrique Cárdenas es el hombre con el mejor perfil. Por ser un exitoso académico, es un candidato absolutamente natural de las clases medias de Puebla.

 Sin la mácula de los puestos públicos, una excelente preparación y conocimiento sobre los problemas, es un individuo que cae de pie en la capital del estado, donde está entre el 30 y 40 por ciento del padrón electoral.

Pero, hay que agregar que hoy en día alrededor del 70 o 75 por ciento de la población del estado vive en zonas urbanas. El predominio rural ha desaparecido. Una inteligente promoción de su imagen, a un ritmo intenso, y con un programa sustancioso, le puede abrir un horizonte muy importante. La oportunidad toca seriamente a su puerta.

Él tendría que trabajar muchísimo en su imagen personal, que hoy lo proyecta como un personaje distante de las clases populares. Dejar atrás, muy lejos, el traje y corbata, el molde urbano y la seriedad del cubículo o salón de clases.

Y a  él también, como a los otros candidatos, le sería fuertemente rentable prescindir de figuras gastadas, desprestigiadas, manoseadas, que han llegado a su entorno con paracaídas manchados y perforados. Esto no le suma nada y le puede hacer perder muchos votos y simpatías.

El doctor Cárdenas, por la limpieza de su trayectoria, posee la mayor autoridad para plantear los graves problemas del estado, apuntar soluciones y conquistar voluntades. Siempre y cuando utilice un lenguaje llano, una retórica sencilla y didáctica y le imprima la máxima audacia a su campaña.

A grandes rasgos, esa impresión deja un  somero acercamiento a estos tres personajes.

Mucho me temo que,  de no darse cuenta ellos el terreno que pisan,  la oportunidad que tienen, y la exigencia que el momento les impone, dejarán abierta la oportunidad para el abstencionismo.

¿No le parece a usted?

xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.