Los peligros de la “democracia participativa” en México

  • Héctor Hernández Álvarez
Vulneran la Constitución y es una forma de deslindarse de responsabilidad

La palabra “democracia” se refiere al gobierno del pueblo, es decir, las decisiones de la gente para si misma. Sin embargo, este concepto no es universal y existen diferentes variantes. El modelo que tradicionalmente se ha seguido en México es el de la democracia representativa, es decir, la elección libre de representantes para la toma de decisiones en beneficio de la población en general. No obstante, en la actualidad van un par de consultas ciudadanas para temas nacionales importantes; como fue la cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, y más recientemente, la aprobación para la construcción del tren maya y programas sociales.

Lo que estamos viviendo, es un supuesto intento por instaurar un modelo de democracia participativa. A decir verdad, desde mi punto de vista, esta no es la manera correcta para promoverla. Recordemos que la sociedad mexicana es tremendamente apática, no le gusta involucrarse en la vida pública de México. Las consultas ciudadanas que se han llevado a cabo han dado como resultado una apabullante respuesta a favor de las propuestas que MORENA ha impulsado desde el periodo de campañas electorales. Un peligro que claramente salta a la vista es el de la simulación. En el mejor de los casos, la mayoría de los votantes en estas consultas son afines a MORENA. En cambio, en el peor de los escenarios; las propias consultas son amañadas, sin fondo ni forma, con el único propósito de justificar la toma de decisiones y lavarse las manos en caso del fallo de alguna de estas.

En caso de que las consultas fueran atendidas por la mayoría de la población, ciertamente, el intento por fomentar la democracia participativa habría sido un éxito, pero no fue así. De acuerdo con Enrique Calderón Alzati, director de la Fundación Arturo Rosenbleuth. Dio a conocer que, para la segunda consulta, únicamente participaron 946 mil 81 personas; para un país con una población mayor a 120 millones de personas, la proporción de votantes que hubo fue francamente ridícula. Comparado con las elecciones presidenciales del pasado 1 de julio, donde, según el Instituto Nacional Electoral, votaron dos de cada tres electores; estas consultas ciudadanas sólo han tomado en cuenta a una cantidad muy reducida de la población para las decisiones de relevancia.

En cambio, si se decide optar por hacer consultas, estas deberían ser extensivas a todos los rincones del país. Deberían estar correctamente planeadas y diseñadas para evitar la corrupción y las posibles manipulaciones en los resultados. Como no han sido de esta manera, lamentablemente, considero que no llegarán a mejorar lo suficiente en el futuro. Creo que seguirán con la misma retórica para ser justificadas y que su realización estará condicionada por los intereses partidistas a nivel del ejecutivo federal.

Entonces, ¿cuál es la manera correcta de instaurar una democracia participativa? ¡Muy simple!, los modelos de democracia participativa no deberían ser fomentados principalmente por el gobierno, deberían surgir del propio tejido social. Mientras la sociedad mexicana no se interese verdaderamente en mejorar la situación actual, será sumamente complicado que un gobierno lo convenza de hacerlo. Nos hemos acostumbrado a ver a nuestros representantes como “seres superiores” y no nos damos cuenta de que, en realidad, dadas nuestras Leyes, son servidores públicos, empleados de la sociedad. Parece que los únicos grupos que se ha manifestado abiertamente a favor o en contra de la próxima administración, son el sector empresarial y algunos medios de comunicación.  Organizaciones como la COPARMEX, han estado muy activos en cuanto al debate público acerca de las propuestas y las decisiones ya ejercidas por el próximo presidente de México; ciertamente lo hacen porque sus intereses están en juego. Pero, si el sector empresarial y ciertos medios ya se han expresado en contra: ¿por qué no lo han hecho otros grupos de interés? Seguramente, muchos tienen miedo e incertidumbre por lo que depara en los próximos días. Está bien ser cautos, pero casi siempre es mejor ser decididos.

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Héctor Hernández Álvarez

Licenciado en Relaciones Internacionales UDLAP. Participa en investigación en ciencias sociales: Índice Global de Impunidad y el Índice de Impunidad México del Centro de Estudios Sobre Impunidad y Justicia (CESIJ)