El golpe de un sismo es fuerte porque se presenta en un sólo momento, el impacto de la delincuencia es largamente silencioso.

Los noticiarios se llenaron de información de los sismos por lo que otras notas pasaron desapercibidas en la opinión publicada, como es el caso de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública 2017, ENVIPE, que realizó el INEGI.

La ENVIPE estimó que 24.2 millones de víctimas de 18 años y más representa una tasa de prevalencia de 28 mil 788 víctimas por cada 100 mil habitantes en 2016, cifra equivalente a las estimadas de 2013 a 2015.

Asimismo, registró que en 2016 el costo a consecuencia de la inseguridad y el delito en los hogares mexicanos representó un monto estimado total de 229 mil millones de pesos, 1.1% del PIB.

Esto quiere decir que cada persona tuvo pérdidas por 5 mil 647 pesos en promedio al ser víctimas de delitos o en compras de cámaras de seguridad, alarmas o accesorios que inhiban a la delincuencia en México.

Por otra parte, el gobierno federal dio a conocer que el costo de los sismos se estima en 38 mil millones de pesos preliminarmente, cantidad necesaria para reconstruir las localidades afectadas el 7 y 19 de septiembre pasado en seis entidades federativas del país.

Si por cantidad de recursos comparamos los costos de ambos fenómenos, la inseguridad en México durante un año sangra mucho más a las víctimas del delito que los sismos a los damnificados.

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche expresó: “Aquel que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”.

@EGAnguiano

5 de octubre de 2017