Violencia en Puebla

  • Miguel Barbosa Huerta
Los datos hablan solos: 2011, 2012 y 2017, los más violentos. A junio de 2017 más de 400 crímenes.

Puebla se acerca a una crisis de seguridad sin precedentes. La falta de una estrategia de seguridad integral ha llevado a nuestro estado a su peor año en niveles de homicidios dolosos y otros delitos en veinte años. Mientras el ex gobernador, ahora convertido en aspirante a candidato presidencial, argumenta que a nivel nacional la estrategia de seguridad ha fracasado, él poco hizo por cambiar la política de seguridad durante su gubernatura. El fracaso de la estrategia estatal se expresa en diversas cifras de delitos que han alcanzado niveles propios de 2011 y 2012, que son los años más violentos hasta ahora registrados.

 

Al igual que a nivel nacional, en Puebla, la pasada administración tuvo tres años, entre 2012 y 2014, en los que los niveles de homicidios dolosos disminuyeron. Esos fueron los años en los que se fragmentaron los grandes cárteles. Durante esta tregua, lo adecuado hubiera sido instrumentar una renovación amplia de los cuerpos policiacos, combatir frontalmente la corrupción, fortalecer a los municipios, y promover políticas sociales efectivas que aliviaran la pobreza y promovieran más oportunidades para los poblanos. Ante la ausencia de estas políticas, cuando vino el rebote en 2014, el aumento en homicidios fue brutal. Según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre 2014 y 2015 se presentó un aumento neto de más de 150 homicidios dolosos en la entidad. Ajustados a población, esto significa un aumento en casi 50% en homicidios respecto al año anterior. No obstante, este incremento de la violencia parece lejos de acabar. De continuar la tendencia actual, 2017 podría ser el año más violento en décadas. Para finales de junio de este año, se presentaron 409 homicidios dolosos. Esta cifra ya alcanzó y sobrepasó los números de asesinatos de 2013 y 2014. Esta tendencia al final de año podría acercar a Puebla a los mil asesinatos, la peor cifra en veinte años en el estado.

 

Los homicidios no son los únicos delitos que han aumentado. Los primeros cinco meses de este año también presentaron un pico histórico en el número de robos a comercios. Para mayo de 2017, el número de robos ya había superado a los primeros cinco meses de 2012, que fue el año con mayor registro de delitos. Lo mismo ha sucedido con otros crímenes como extorsión, fraude y robos a vehículos y a camiones de carga.

 

El aumento generalizado de delitos en Puebla está relacionado con la fragmentación y multiplicación de organizaciones criminales. Diversos medios locales han reportado la presencia de líderes de cárteles en Puebla, como los Beltrán Leyva, Jalisco Nueva Generación y los Zetas. Sí, la fragmentación de los grandes cárteles ha fomentado el incremento de crímenes no relacionados con el narcotráfico. No obstante, no debemos engañarnos: el aumento de la inseguridad no es natural, sino el resultado de instituciones locales débiles y de la incapacidad del gobierno del estado para dar una respuesta efectiva al crimen. Esta incapacidad ya la vivimos en mayo durante la crisis de los huachicoleros. Mientras no exista una estrategia de seguridad verdaderamente integral que se base en el fortalecimiento de las instituciones y de los cuerpos de seguridad, que luche contra la corrupción y que fortalezca a los municipios, la crisis de seguridad se hará cada vez más profunda. Nuestro estado requiere que el gobierno local despierte, requiere de una nueva estrategia que detenga la crisis que viene. XXX TWITTER: @MBarbosaMX

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Miguel Barbosa Huerta

Ex dirigente del PRD. Senador de la República, vice coordinador del grupo parlamentario PT-Morena. Gobernador del estado de Puebla 2019-2024.