El perfil ético-político y el PRD

  • Víctor Reynoso

El tercero de los principales partidos políticos mexicanos cambió, como los otros dos, a su dirección nacional este año. El PRD designó presidente nacional casi por unanimidad a un militante muy reciente: Agustín Basave. Hubo que cambiar el reglamento, pues el nuevo presidente no cumplía con la antigüedad requerida en la normatividad anterior. El presidente previo, Carlos Navarrete, no terminó su periodo, renunció antes de concluirlo en lo que él calificó como un periodo “intenso y turbulento”.

A diferencia del PRI, donde en la reciente sucesión todo parecía festejo y buenas nuevas para el partido, y de manera similar al PAN el PRD hizo este cambio en medio de fuertes autocríticas. Más que algo coyuntural pudiera tratarse de características permanentes de nuestros partidos: el PRI suele centrarse en la parte positiva de sí mismo y de sus políticos mientras que PAN y PRD se centran en sus deficiencias. Ambas actitudes tienen pros y contras. La priista corre el riesgo de dejar de lado la autocrítica. La panista y perredista de estancarse en la lamentación de las propias fallas.

Varias cuestiones dieron lugar a la renuncia de Navarrete. La más visible, el caso de Ayotzinapa, donde la policía de un gobierno municipal perredista se vio directamente involucrada en la desaparición de 43 estudiantes. Un caso similar fue el del alcalde Cocula, también en el estado de Guerrero. Aunque no ha sido acusado directamente, el exgobernador de este estado, Ángel Aguirre también perredista, tiene también responsabilidades, al menos por omisión, en los casos señalados.

Parte de la “crisis” perredista (la palabra está tan desgastada que ya se usa poco) tiene que ver también con la salida de dos dirigentes históricos. Primero del principal fundador, Cuauhtémoc Cárdenas, que dejó al partido en estos meses. Se trata de una renuncia de fuerte impacto moral. Cárdenas llevaba ya tiempo fuera de la política activa, pero mantenía su autoridad moral dentro de este partido y fuera del mismo.

Caso muy distinto es el de López Obrador, que dejó al PRD antes que Cuauhtémoc. Ahí el peso moral del renunciante, y los efectos para el perredismo en ese ámbito, son menos claros. El tabasqueño ciertamente es el precandidato a la presidencia más conocido el día de hoy, pero también el que más “negativos” tiene. Pero el impacto político y electoral es mucho más fuerte que el de Cárdenas. López Obrador se llevó consigo una buena parte del PRD, en dirigentes, militantes y sobre todo en votos.

Finalmente como tercer gran factor en el declive perredista están los resultados electorales del 2015. En las elecciones federales el PRD parece haber dejado de ser una de las tres grandes fuerzas políticas y haber pasado a las fuerzas intermedias. Dejó de ser uno de los “tres grandes” para ser uno de los “tres medianos”, con un número de legisladores más cercano al Partido Verde y a MORENA.

Ante este escenario se buscó la solución Basave. Diputado perredista sin afiliarse al partido, lo hizo cuando vio la posibilidad de ser su presidente. Tiene un buen perfil intelectual y moral. Más intelectual y moral que político. Nuevamente pros y contras. Ser externo y contar con autoridad moral le da posibilidades de resolver el entuerto perredista. Era difícil encontrar alguien dentro del partido con esas posibilidades. La duda es si tendrá las habilidades políticas, el arte y la artesanía para poner orden en ese turbulento mar de pasiones e intereses dentro del PRD.

Y en un coyuntura donde este partido enfrenta la posibilidad de seguir siendo el principal partido de lo que se conoce como la izquierda mexicana o bien de mermar hasta ser uno más de los partidos medianos o pequeños, o bien de desaparecer. La artesanía política, entendida como la adecuada conciliación de intereses internos será un factor decisivo. Pero también la nueva narrativa requerida. Alguien recordará a un ideólogo de otro partido, que vaticinó que en el futuro partidario pesarían poco las ideologías y más el “perfil ético y político” de la organización, sus militantes y sus gobiernos. La tragedia de Ayotzinapa, brutalidad en la que poco intervienen las ideologías y mucho eso del perfil ético-político parece darle la razón. Para el PRD y para todos los demás.

 

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.