Ahora que los ambientes andan tan encrespados en los diferentes partidos políticos donde todos se están moviendo aunque no tengan ninguna garantía de salir en la foto, convendría que los aspirantes, suspirantes o como quieran y mejor les acomode etiquetarse, opten por menos descaro y más limpieza a la hora de buscar las nominaciones de sus partidos políticos.

Y es que me refiero específicamente a quienes aún ostentan otros cargos de elección popular y están en una abierta y descarada campaña.

Lo anterior no es ninguna novedad, lo grave es que lo sigamos permitiendo, pues resulta una verdadera burla para los ciudadanos que de ninguna manera, se creen que de la noche a la mañana desaparezcan multas, parquímetros, se incrementen los padrones de beneficiarios de programas federales, etc.

Por ejemplo, con el argumento que los fines de semana están en tiempos “no laborables”, la legión de delegados federales en Puebla que más bien son como la caricatura de los caballeros del zodiaco, organizan actos disfrazados de “informes” donde se ve desfilar a toda la burocracia que entre semana poco hace por desquitar el sueldo que reciben en sus respectivas delegaciones.

Ahí en el presídium se montan los mismos de siempre; las caras, los gestos, la gente eufórica que acude no por los personajes, ni tampoco por el partido, sino para mantener su permanencia en los padrones palomeados por los líderes que los utilizan como carne de cañón.

Y qué decir de los delegados federales que montan este tipo de shows para fallidamente “mostrar el músculo” –dicen algunos-, cuando se sabe que en PRI lo que falta es fuerza y unidad.

Las burocracias involucradas aseguran que son jornadas de trabajo para fortalecer y difundir los beneficios que otorga el Gobierno de la República. Sin embargo, ahí vemos a los aspirantes a la candidatura tricolor, que aún con la titularidad de delegaciones, se promueven y utilizan los actos para manipular políticamente a la gente que recibe los beneficios de un programa federal.

Es la historia que hemos oído no sólo en el PRI sino también en el resto de los partidos. Es tiempo de ponerles un alto a estos señores que con recursos públicos, apuntalan campañas para posteriormente hacer su agosto en los tiempos electorales.

Muchos ciudadanos se preguntan cuándo se dará un reporte de la productividad de las delegaciones federales no sólo en Puebla, sino en el país.

Cuánta burocracia sobrante e inmóvil sin resultados se tiene que seguir financiando con un presupuesto federal.

La pregunta es para cuándo una depuración en estas delegaciones donde en muchas de ellas, el “titular” –dígase delegado- a duras penas llega tres horitas a su oficina porque anda en “recorridos con la militancia, recibiendo diplomas, premios patito, pactando convenios de publicidad o promoviendo a sus  gallos para asegurar el puesto”.

El actual gobierno de la República demuestra que poco sirve mantener estas pequeñas “paraestatales” donde las cruzadas, los televisores, los bonos y las bendiciones de uno que otro ungido, no sirven para “abatir los rezagos” –como se dice en el discurso-, sirven sí, pero como brazos electorales para la promoción temprana a los diferentes cargos de elección popular.

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