Dos hechos importantes convergen este día, 26 de Febrero de 2014 en la mente del gobernador de Puebla.

La reunión de la Conago donde entregará la presidencia al gobernador de Aguascalientes, de extracción priísta, acto que encabezará Enrique Peña Nieto, quien está por demás decirlo será el único personaje donde confluirán aplausos, reflectores y reconocimientos después de la captura de Joaquín Guzmán, alias El Chapo, la cereza en el pastel del primer año de gestión de Peña, un político al que sus enemigos no le veían tamaños para grandes acciones políticas.

A partir de este fin de semana Rafael Moreno Valle será un gobernador más en el firmamento, no tendrá ya tantos pretextos para viajar y proyectar imagen a nivel nacional o internacional.

A partir de anoche los cinco sentidos de Moreno Valle están metidos en un solo proyecto, objeto de sus desvelos y motivo de sus negociaciones, acuerdos y rupturas: la sucesión de la presidencia del Partido Acción Nacional.

Anoche fue lanzada la convocatoria, los registros se harán en las próximas dos semanas, las campañas durarán 60 días, muchos de ellos enmarcados en la cuaresma.

El escenario muestra un grado de dificultad, reto para la inteligencia del gobernador, y una oportunidad para colarse a las grandes ligas como el único aspirante capaz de ganar la presidencia de la República en 2018.

Veamos:

Gustavo Madero es útil en estos momentos, lo ha sido desde el inicio del gobierno de Peña Nieto; lo mismo es útil para Moreno Valle, quien le vende el favor de la reelección en unión de otros gobernadores ansiosos de poder.

Peña Nieto ha iniciado, por lo menos eso se desprende de las coincidencias en las acciones de los últimos días, una especie de cacería contra los intereses del calderonismo. Los casos de Gastón Azcárraga, Consuelo Sáizar y hasta Joaquín Guzmán si se hace referencia al análisis de Álvaro Delgado en la revista Proceso, de por qué no fue detenido en los últimos dos sexenios, pudieran ser los primeros y más importantes síntomas.

¿Y dónde está parado Moreno valle? evidentemente del lado de Peña Nieto. No hay la menor duda. Rafael Micalco es una muestra de ello, primero con los espectaculares que puso contra Peña y desató el enojo del inquilinillo de Casa Puebla;  luego con el affaire desatado con Javier Lozano Alarcón, crítico de Gustavo Madero, y donde nuevamente Rafael Micalco desempeña el papel de empleado del gobernador, pues demandó a Lozano Alarcón por las faltas y críticas hechas a un dirigente del partido.

Sesenta días, Moreno Valle estará metido en el tema de la sucesión. El arranque no es fácil, Madero no tiene el mejor posicionamientos al interior de Acción Nacional, Cordero tampoco, Josefina está por irse o sumarse en el mejor de los casos a Juan Manuel Oliva a quien tampoco le alcanzan los números. El triunfo por tanto quedará en el terreno económico, aunque las reglas limitan a 12 millones de pesos los gastos de campaña por cada aspirante, hay muchos recovecos en cómo gastar sin rastro, y en eso el gobernador es una "chucha cuerera", todos los sabemos.

La única forma de impedir que Moreno Valle opere en favor de Madero sería, distraerlo con otros temas, como las observaciones de la Auditoria Superior de la Federación, como la elevación de los precios de los tractores, o la falsificación de firmas de los beneficiados, o algunos temas de reciente interés como el caso de El Chapo; por demás está decir, que será difícil que ésto suceda, pues si algo ha sabido hacer bien Moreno Valle es tejer la telaraña al margen de las ideologías, ajeno a los compromisos después de ganar, y no en balde tiene en la nómina muchos hilos de la confusa madeja del poder, tantos, que un primer damnificado de esta forma del quehacer político morenovallista es el ex gobernador de Nuevo León, Fernando Elizondo, que renunció por que se le acabó la fe en el partido, otro calderonista menos en el activo del PAN.

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