Incesantes los despidos en la BUAP

Los tiempos de bonanza y holganza que durante el rectorado de Enrique Aguera Ibáñez, vivieron los trabajadores sindicalizados y de confianza de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, quedaron atrás. Ahora los trabajadores, administrativos y de intendencia principalmente, desempeñan sus labores bajo presión, no saben cuando llegará el temido citatorio por parte del Departamento Jurídico para anunciar su liquidación.

Efectivamente la plantilla laboral estaba más que obesa. Era necesario adelgazarla y ya se está haciendo. El número de personas que han sido lanzadas al desempleo a partir de la entronización de Alfonso Esparza Ortiz como rector de la BUAP, se estima en más de 400 personas y los que le siguen. Se dice que dentro del programa de reestructuración de la plantilla del personal de las diferentes escuelas y facultades de la Benemérita, se tiene contemplado a otros 500 trabajadores.

 Esta situación tiene más que preocupados y nerviosos al personal. Muchos de ellos disfrutaron de los beneficios y canonjías que les dispensaba el dispendio de recursos económicos durante el rectorado agüerista. Habría, -era necesario-, poner orden al desorden.

Las medidas disciplinarias, -dicen que ordenadas desde Casa Puebla-, tiene más que molestos a los trabajadores que se fueron y los que aún permanecen. A quienes se liquidaron el fin del año pasado no protestaron porque se vieron con dinero, producto de su bono, aguinaldo y salario, pero los que están en el umbral del despido viven con miedo e incertidumbre. Exigen respeto a sus derechos laborales, pero si se les liquida conforme a la Ley, no hay nada que hacer, es parte de un esquema de austeridad.

Por ello, desde antes de asumir el rectorado Alfonso Esparza, algunos trabajadores que cumplían con todos los requisitos para su jubilación, empezaron a tramitar su retiro y hoy viven tranquilos, disfrutaron de  sus jugosas pensiones.

En los sótanos de la Vice rectoría de Extensión y Difusión de la Cultura, por ejemplo, el personal se queja del terrorismo laboral que se vive en el área académica donde el titular Jorge David Cortés Moreno, -con todos los títulos académicos que se pueda imaginar, algunos reales otros hechizos-, durante el pasado brindis de fin de año marcó su política de trabajo a seguir: Prohibido ausentarse de su lugar de trabajo sin causa justificada, cero tolerancia a retardos, severas sanciones por ausentismo laboral y trabajo por resultados, bajo la advertencia de perder su trabajo.

Todo está bien, si se quiere tener a un área académica que entregue resultados, pero lo raro de todo esto es que hasta el momento Jorge David Cortés no ha entregado buenas cuentas como para que el Esparza Ortiz presuma a la opinión pública el trabajo realizado en términos de difusión de la cultura.

SALUCITA DE LA BUENA

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