Haciendo caso a mis contadas lectoras y lectores, el día de hoy no platicaremos de temas jurídicos o jurisprudenciales; lo reconozco, me entusiasme con las síntesis legal de las últimas columnas y dejé de advertir que este amable foro, no pretende ser tan técnico. Una disculpa. Por ende, quiero compartir con ustedes, algunas reflexiones en relación a este año que ya comenzó. Así ¡vamos peinando el agravio correspondiente!

Ya acabaron las fiestas. Nos guste o no, los pendientes empiezan a ahogarnos y, no queda más remedio que empezarlos a atacar. Para algunos de nosotros, el año empezó con mucho entusiasmo; entusiasmo que, lo sabemos, al paso de las semanas va desgastándose. Prueba de ello es la duración de los famosos “propósitos de año nuevo”. En relación a ello, leí un estudio que, en la mayoría de las ocasiones, esos propósitos fenecen ¡a finales de febrero! ¿Por qué?

La respuesta en concreto la desconozco, pero intuyo algunos factores que contribuyen a ese resultado:

1. Orden: aceptémoslo, es un tema que nos cuesta. Pero es un tema importante. Comparto con ustedes una solución que hace muchos años, un querido cliente y amigo me regalo: dedica los primeros treinta minutos de tu día, solamente a escribir lo que vas a hacer durante el día. Les anticipo que, al principio les parecerá tedioso e incluso inútil (¿para qué escribir los pendientes? mejor empiezo a hacerlos) No. En verdad, es una fórmula que funciona, y el placer de ir tachando los pendientes durante el día, es celestial.

2. Congruencia a ese orden: no permitamos que temas ajenos a esa lista diaria nos distraigan; reconozco que a veces surgen emergencias, imponderables que no podemos posponer; se vale, siempre y cuando regresemos a nuestra lista a la mayor brevedad posible. Es un gran momento, también, para disciplinar nuestro horario; es decir, que la emergencia y el imponderable, verdaderamente sea tal, lo que me lleva al siguiente punto.

3. Prioricemos: ¿Cuántos minutos de nuestro día, los perdemos en verdaderas nimiedades? Muchos. Reconozcámoslo, somos compadres de la dispersión. Pero entendamos algo: si acabamos la lista lo más pronto posible, tendremos más tiempo libre, pero del verdaderamente valioso, no del “pirata” que nos comemos entre un tema importante y otro; tiempo pirata que, al final, nos costará el doble.

4. Gocemos nuestra actividad: este puede ser, dependiendo al caso, el problema más delicado. Me explico. Partiendo del supuesto que nuestra actividad diaria, primero, fue elegida por nosotros; y, segundo, nos gusta, reencontrémonos con aquello que más disfrutábamos de nuestro trabajo. Démosle una segunda oportunidad. Por algo nos gustó y por algo lo escogimos. Seamos conscientes que siempre habrá obstáculos, sin sabores, problemas; pero también admitamos, si no fuese así, sería aún más tedioso de los que a veces percibimos que es.

5. Cuidemos el dinero: el dinero siempre es un tema de ocupación, y muchas veces de preocupación. Entiendo que en relación al dinero hay factores que no podemos controlar (que ganemos más, que vendamos más, que nos paguen lo que nos deben, etc…); empero, asimismo, sí hay factores que siempre pueden resolverse o mejorarse: gastemos menos, más inteligentemente, con criterio de consumidor astuto. Es importante este tópico, porque la llamada “cuesta de enero” existe, y por lo mismo, enero y febrero se nos hacen muy pesados.

6. Actitud: dicen que lo es todo; pero si no lo es, casi lo es. Razones para quejarnos y ver lo malo del entorno, siempre existirán. Pero, aunque suene muy trillado, donde hay un problema, hay una oportunidad; es cierto. Así, mejor tengamos una actitud positiva, no dejemos que el alud de los temas negativos nos inunde; al contrario, veamos el avance diario, aunque sea poco, es un avance.

En este orden de ideas, creo que si aplicamos algunas de estas opiniones, podremos decir este año que, por lo menos, los “buenos propósitos” sobrevivieron hasta julio. ¿No lo cree, querida lectora, querido lector?

* Maestro en Derecho. Abogado postulante y asesor jurídico.

Correo electrónico: elbuho1973@gmail.com